“Argentina debe comenzar a funcionar como un país federal y descentralizarse para que el poder esté también en el interior”, sostuvo el mandatario, quien en septiembre de 2019 en Mendoza y en el marco de la campaña electoral, les propuso a los gobernadores la idea de establecer capitales móviles y rotativas para fortalecer el federalismo.
“Crear en cada provincia una capital alterna de la Argentina y obligar al Gobierno nacional a trasladarse una vez por mes ahí, y escuchar ‘in situ’ los problemas. Porque una cosa es ver estadísticas y otra es ver y escuchar a la gente, porque uno puede entender verdaderamente la dimensión del conflicto», sostuvo en su momento el mandatario.
Y agregó, entonces: “Soy el más federal de los porteños”, y propuso “gobernar de otro modo, ser un gobierno de un presidente y 24 gobernadores que nos vamos a sentar en una mesa para resolver las urgencias de la Argentina”.
La ahora ley dispone que 24 ciudades funcionen durante los próximos tres años como “capitales alternas”, impulsando el esquema de reuniones en las provincias entre funcionarios locales, nacionales y organizaciones de la sociedad civil. El Ministerio del Interior estará a cargo de coordinar la elaboración del plan de trabajo de los encuentros, que serán “convocados con una periodicidad no mayor a 30 días”.
Los distritos que oficiarán de capitales alternas son La Matanza y General Pueyrredón (Buenos Aires), Rosario (Santa Fe), Río Cuarto (Córdoba), Bariloche (Río Negro), Comodoro Rivadavia (Chubut), Concordia (Entre Ríos), Orán (Salta), Río Grande (Tierra del Fuego), General Pico (La Pampa), Guaymallén (Mendoza) y las capitales de Formosa y San Luis.
Además, las ciudades de Oberá (Misiones), Tinogasta (Catamarca), Roque Sáenz Peña (Chaco), Goya (Corrientes), San Pedro (Jujuy), Chilecito (La Rioja), Cutral Có (Neuquén), Caucete (San Juan), Caleta Olivia (Santa Cruz), La Banda (Santiago del Estero) y Monteros (Tucumán).