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Las marcas de la presencia masónica en el espacio urbano

Envueltas en un halo de misterio, producto de que sus actividades eran secretas, las logias masónicas responden a una tradición medieval. La influencia europea sobre estas tierras explica el modo en que estas sociedades filantrópicas se multiplicaron también en Entre Ríos. En algunas de las sedes que se mantienen en pie y en panteones se hallan marcas que dan cuenta del sentido de pertenencia.

 

Han sido numerosas las logias masónicas en la provincia y si bien sus orígenes datan de principios del siglo XIX, las sedes representativas fueron construidas entre fines del siglo XIX y principios del XX.

La simbología característica no solo está presente en sus templos sino también en sedes sociales de colectividades y en buena parte de los panteones de las necrópolis entrerrianas.

Entre los miembros de estas sociedades se encontraban políticos, militares, comerciantes, docentes, constructores y agrimensores.

¿De dónde proviene?
En palabras de Néstor Hernández, uno de los miembros de la Logia George Washington de Concepción del Uruguay, “la masonería es una institución centenaria, filosófica, filantrópica y progresista (…); mediante esa trilogía se fundamenta todo lo que es la esencia de la orden. No es una religión, no es un lugar donde se haga política. Nuclea a gente de todos los estratos sociales, no hay que ser profesional o tener título”.

Los orígenes de estas sociedades se encuentran en Europa y se remontan a la Edad Media, tiempo en que los constructores, encargados de las obras de fábrica de las catedrales, se agrupaban por oficios para mantener los secretos de su labor que solo legaban a sus sucesores, los aprendices.

Por eso, la mayor parte de las componentes simbólicas aluden a los elementos de la construcción que, por analogía, debían tomarse como guía para moldear la personalidad de sus miembros; así, por ejemplo, debía imitarse la rectitud de la escuadra y conocer los límites fijados por el compás.

Viajeros procedentes de Inglaterra, España, Francia, Italia y Portugal, difundieron las logias en América del Sur y la primera fundada en territorio argentino fue la denominada «Logia Independencia», con protocolos de autorización otorgados por la Gran Logia General Escocesa de Francia (1795). Pero fue con la Logia Lautaro, que se inició el historial más importante de la masonería en la Emancipación.

En Entre Ríos
La actividad fundacional en la provincia nació con la creación de la Logia «George Washington» de Concepción del Uruguay que se constituye como institución en 1822.

Templo de Concepción del Uruguay.

En Gualeguaychú, la primera que existió fue la “Unión y Filantropía”, Nº 56, fundada en tiempos de Juan Manuel de Rosas (circa 1840).

Durante la Confederación se conformaron hermandades en la mayoría de las ciudades. Paraná encabezó la lista, en 1853, con la fundación de La Logia San Juan de la Fe, del Rito Francés, dependiente del “Gran Oriente de la República Oriental del Uruguay” y luego (1860) la “Asilo del Litoral”, del Rito Escocés, bajo los auspicios de la “Gran Logia Argentina”. Estas sociedades agrupaban a personalidades de Gobierno, miembros del Congreso Constituyente y Legisladores.

Templo de Concordia. Gentileza: Marías Alfonso.

La Logia Rectitud nació en Concordia hacia 1867, mientras en la joven villa de Colón, de población predominantemente suiza y francesa, se fundó (1875) la denominada “Cristóbal Colón” adoptando el número 50, de acuerdo a la nómina de sedes dependientes de la Gran Logia Argentina de Buenos Aires.

Bajo la denominación de Logia Caridad Nº 52 se creó en Victoria (1876) la institución cuyo primer venerable fue don Luis Lambert, comerciante francés que vivió anteriormente en Gualeguay donde fundó junto a otros caballeros la Logia Abraham Lincoln. Esta entidad estuvo a cargo del venerable Carlos Souriges, reconocido por su desempeño como Agrimensor, al frente del Departamento Topográfico Provincial creado en 1862.

Templo de La Paz.

En La Paz se fundó la “Estrella de la paz” en el año 1887. Así se fueron instalando las diversas sociedades llegando a registrarse hacia 1884, la siguiente cantidad de afiliados por localidad: Paraná: 120; Uruguay: 76; La Paz: 31; Concordia: 60; Victoria: 35; Colón: 30; Gualeguay: 43.

Los templos
Las sedes fueron construidas en el área central de cada ciudad y son un legado patrimonial indiscutible, aunque son escasos los que están en pie y más aun los que conservan su integridad. Repasamos algunos de ellos.

En Gualeguay, bóveda con columna trunca en el centro.

En Concepción del Uruguay, el terreno se adquirió en 1873. Los trabajos se iniciaron tres años después y, según reza en la placa del frente, el templo fue inaugurado en 1889. El edificio, hoy prácticamente despojado de su clásica ornamentación, estuvo compuesto por dos cuerpos geométricos coronados por sendos frontis y alineados sobre la línea de edificación con una reja que los vincula, la que luego de franquearse da paso a la galería de acceso.

En el templo de La Paz (1920), la sala principal se ubicó en el centro del terreno y separada de la calle por un jardín y un cerco de balaustradas que debe trasponerse para ingresar. La distancia se acentuó con la posición sobreelevada del edificio al que se accede por una escalinata.

Sede de la masonería en La Paz.

La fachada fue diseñada siguiendo un criterio clásico definido por dos frontis que se superponen en otros tantos niveles, uno para coronar la puerta y el otro como remate del conjunto. Un par de columnas de capitel corintio, cornisa quebrada y doble pilastra enmarcan el portal. En esta obra, la simbología masónica se hace presente en el frontis, sobre las ventanas y en las rejas de acceso.

La sede de la Logia Rectitud de Concordia fue levantada entre 1927 y 1929. Sobresale por su estado de conservación y por el mobiliario y pinturas del interior.

Obra del Arq. Gabriel Dulín y el constructor Alejandro Pípolo, se planteó como una estructura exenta. Su tipología remite al templo clásico compuesto por dos pares de pilastras que sostienen el entablamento del frontis; la puerta principal se ubica en el centro y está flanqueada por dos semicolumnas. En planta se ubican dos habitaciones que en el centro dan paso al hall por el que se llega al salón.

Interior del templo de Concordia.

La ornamentación combina elementos clásicos con simbología masónica; así el entablamento de triglifos y modillones junto a las acróteras del frontis, enmarcan el Ojo del Gran Arquitecto del Universo. En tanto, sobre la banderola de la puerta de acceso, se ubica el otro símbolo característico compuesto por la escuadra y el compás. Entre el templo y la calle, media un jardín limitado por una verja perimetral.

Fuente: El Diario

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