por Alfredo Guillermo Bevacqua –
Fue tan distinta esa noche del 13 de Julio de 1971 en Concepción del Uruguay que en cincuenta años -¡medio siglo!-, no se ha repetido; ni aquí, ni en ninguna otra ciudad entrerriana: el seleccionado campeón mundial de basquetbol –Yugoslavia, una república que ya no existe-, enfrentando a la selección nacional argentina, con un palmares que incluía un titulo mundial(1950) y un reciente título sudamericano (1966). El triunfo argentino por 76 a 75, en los últimos segundos hizo a esa noche mas inolvidable aún.
Ese día y esa noche de hace cincuenta años fueron conmocionantes; si, es cierto, que Concepción del Uruguay ha sido escenario privilegiado de jornadas gloriosas del deporte regional. El automovilismo ofrendó el electrizante espectáculo de la Fórmula Entrerriana, que en los años ´70 se convirtió en atracción nacional y la ciudad se dividió en Bonelli y Vacalluzzo; el fútbol, cuando en 1984 Atlético Uruguay logró la clasificación para el Campeonato Nacional, y el césped del “Simón Luciano Plazaola” sintió deslizarse la principesca figura de Enzo Francescoli y el sabio trajín de Américo Gallego en el mediocampo de River Plate. O aquella fría noche del 20 de junio de 1968, cuando la 9 de Julio, desde el cementerio a la Plaza, se cubrió de pueblo para recibir a la selección de fútbol que había remontado en Paraná un 2 a 0, para estampar un 3 a 2 en la última jugada y ser campeones entrerrianos (¡no se imaginan lo que era ganar en Paraná!). O en los ´90, aquella noche inolvidable en el Núñez del Gimnasia de Manuel Telis goleando 5 a 2 a Patronato y luego el ascenso al Nacional B; y mas acá, ya en este siglo, un 13 de Junio de 2009, en el Estadio del Tomás de Rocamora, la Generación Dorada, la que supo en Atenas de la gloria del oro olímpico, la de Scola, Nocioni, Oberto, Magnano, se hizo presente en la noche del retiro del “Torito” Palladino. O esa reciente tarde del 27 de Julio de 2017, en la inauguración de la pista de solado sintético del imponente Centro de Educación Física, mientras el profesor Hugo Mario La Nasa, sonreía y derramaba desde el cielo una lágrima que mojaba también nuestras mejillas… Son todos recuerdos hermosos que estrujan la píel y el corazón, pero hoy, de aquel 13 de Julio, se cumple ¡medio siglo! Y es seguro, que el mas pequeño que aquella noche, miró el partido por el hueco que dejaba un par de piernas, ya tiene sesenta años…
El recuerdo es pura emoción.
En otro espacio de este diario La Calle, que tan importante fue para que aquello se concretara, se recuerdan otros nombres y hechos. Pero aquí mencionamos a Horacio Rubén Palassoli, en ese tiempo, el mejor relator del basquetbol del país, al que convocaba José María Muñoz, el mítico “relator de América”, y que luego sería relator de la Liga Nacional para la Sport 80 de Víctor Hugo Morales. Horacio fue quien trajo la idea; estaba relacionado con el basquetbol, que tenía como máxima fiesta al Campeonato Argentino, que se disputaba anualmente entre los seleccionados de todas las provincias, y el de capital federal, escindido en ese momentos en dos asociaciones: Capital y Porteña. Se unían solo para el Argentino. Un viejo periodista, Salustiano González -que murió al ser atropellado por un camión- lo denominó “el mas argentino”, porque se trataba del único torneo que reunía a todas las provincias. Su presencia en ellos lo hizo un referente que encontró aliados en dirigentes que –bueno es decirlo- primero temieron en embarcarse. Alí Honoré Argachá, gerente de Sibsaya, el Dr. Alberto René Salem, Jorge Omar Satto, entre otros. Resulta claro que en los pliegues de la memoria se han borrado injustamente muchísimos, pero bueno, estamos hablando de 50 años… Se encontró también un gran colaborador en el Jefe de la Guarnición Militar, teniente coronel José Hipólito Núñez.
Era una empresa mayúscula, y una vez convencidos los dirigentes del basquetbol uruguayense había que convencer a “las fuerzas vivas” (como se decía entonces) de la ciudad que esto era posible. La convocatoria fue en lo que era la Sala de Sesiones del Honorable Concejo Deliberante, en la antigua sede municipal, hoy Museo de la Ciudad. Allí, Horacio Palassoli explicó el proyecto que costaba aproximadamente Pesos Ley 18.188 2.000.000.- (así debían escribirse las cantidades ya que el año anterior, mediante esa ley, se le habían quitado dos ceros a la moneda nacional, y “rápidos” hubo siempre…).
La convocatoria fue exitosa. Se dio cita el mundo empresarial y deportivo uruguayense. Aportaron todos. El escenario sería el estadio cerrado de Rivadavia, había que instalar tribunas tubulares, armar plateas a nivel de la cancha, alojamientos, establecer lugares para el periodismo especialmente radial, etc. Uno de los ítems mas costosos era el traslado de las delegaciones. Debe recordarse que aún no estaba construido el puente Brazo Largo-Zárate y el viaje entre capital y la ciudad se cubría en ocho horas, balsa fluvial mediante. La otra opción, pero cara, era el traslado en avión desde el Aeroparque porteño, por Aerolíneas Argentinas que hacía dos vuelos diarios al aeropuerto de Gualeguaychú. Cuando Horacio Palassoli planteó este punto como uno de los mas delicados por el costo, desde el fondo de la sala, sentado sobre un posabrazo, el entonces director del diario La Calle, Ricardo Sáenz Valiente, ofreció hacerse cargo de todos los pasajes aéreos que demandara el traslado de la delegación argentina. A partir de ese momento solo había que poner en marcha el mecanismo que culminaría en la histórica noche del 13 de julio de 1971.
Un triunfo total
Todo el esfuerzo se vio coronado por el triunfo del seleccionado argentino ante el campeón del mundo, por otra parte, el único partido de todos los que jugaron en nuestro país ambas selecciones que ganó nuestra selección.
El técnico yugoslavo Ranko Zeravica, dijo al término del partido, que había sido decisivo el fervoroso aliento del público argentino en los minutos finales y decisivos del partido. Es cierto, en las barandas protectoras de la bandeja superior de Rivadavia, se habían cubierto con banderas de ambos países intercaladas; en los cinco minutos finales, el público las arrancó a todas y las agitaban en medio de un ensordecedor “¡Argentina, Argentina!” A tres segundos del final se produjo el doble de Carlos González (hoy sería triple) que dio el triunfo al equipo dirigido por Jorge Hugo Canavessi, el técnico campeón mundial en el ’50.
Cuando sonó la chicharra, el público invadió la cancha y paseó en andas al “Beto” Cabrera y a “Finito” Gherman, mientras en el centro de la cancha, con piso de mosaico negro, lloraban abrazados Alí Argachá y Horacio Palassoli…
OTROS RECUERDOS…
La síntesis del partido
Argentina 76 – Yugoslavia 75
Argentina: Benítez (2), Cortondo (3), Bezerra (7), Perazzo (6), Pratto (2), Carlos González (20), Alberto Cabrera (28), Ernesto Gherman (8). DT.: Jorge Hugo Canavesi. Primer tiempo: 42; segundo tiempo, 34. Total: 76.
Yugoslavia: Georgijevski (6), Jelovac (36), Zercewick (2), Zivcocic (2), Kapicic (10), Marter (4), Bukavina, Plecas (5), Garmak (6), Ivkovic (4). DT.: Ranko Zeravica. Primer tiempo: 32; segundo tiempo, 43. Total 75.
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Ya no existe Yugoslavia
Los jóvenes que busquen en un mapa político a la República de Yugoslavia, no lo encontrarán. Se desangró y desintegró en guerras de crueldad inusitada. A partir del 3 de octubre de 1929 fue reconocido el territorio occidental de la península balcánica como República de Yugoslavia, que antes tenía la denominación oficial de Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos.
A partir de 1963, su nombre fue República Federativa Socialista de Yugoslavia (RFSY), que se convirtió en el estado yugoslavo de mayor duración; estaba compuesto por seis repúblicas socialistas: RS de Bosnia y Herzegovina, RS de Croacia, RS de Eslovenia, RS de Macedonia, RS de Montenegro y RS de Serbia (que incluía las provincias autónomas de Voivodina y Kosovo y Metojia). En conjunto los seis estados autónomos y las dos regiones autónomas funcionaron como una federación multicultural.
La disolución de Yugoslavia se produce a raíz de los hechos ocurridos en la antigua Yugoslavia entre el 25 de junio de 1991 y el 5 de junio de 2006, que condujeron a la formación de seis nuevas repúblicas soberanas: Eslovenia, Croacia, Bosnia-Herzegovina, Montenegro, Macedonia del Norte y Serbia. Ese período se denominó de las guerras yugoslavas, fue muy cruento y sus actores principales fueron Bosnia, Croacia y Kosovo.
Como en todos los estados comunistas el deporte tuvo un gran desarrollo. Yugoslavia fue poderosa en fútbol y basquetbol. En el fútbol su máxima estrella fue Dragoslav Sekularac, ídolo del Estrella Roja de Belgrado. Ahora, el poderío basquetbolístico de los balcánicos reside en Serbia –el viernes eliminaron en cuartos de final en el Mundial sub 20 a la Argentina-, mientras que en fútbol Croacia es el actual subcampeón mundial. Si hoy se juntaran los jugadores balcánicos que actúan en la NBA serían candidatos a disputarle el oro olímpico a Estados Unidos en Japón. Juegan en la NBA Nikola Jokic, Jusuf Nurkic, Dario Saric, Nikola Milutinov y Nikola Vucevic, cuatro internos pertenecientes a la NBA y uno a la Euroliga.
Los antepasados de estos, fueron derrotados en Concepción del Uruguay.
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El minuto final
Eran otros tiempos del basquetbol. El piso era mosaico negro o colorado. El marcador no era eléctrico; era tablillas de maderas con los números pintados que se actualizaban manualmente. La posesión eran 30”, y no había reloj que lo indicara, solo la mesa. Tampoco se indicaba el tiempo de juego; el capitán del equipo se lo preguntaba al árbitro, todas las veces que creía necesario, y éste lo consultaba a la mesa y se lo trasmitía.
Promediando el minuto final del histórico partido el marcador era Yugoslavia 75-Argentina 74; cuando faltaban 18 segundos, Yugoslavia perdió una pelota la tomó “el Gallego” Carlos González, fuera de la pintura, a pocos pasos uno de los árbitros le dice “tirá que termina”, obedeció “El Gallego” y fue doble y triunfo; hoy sería un triple…
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Así opinaron
Al término del partido, el ceño fruncido del director técnico yugoslavo Ranko Zeravica y su inalterable seriedad, reflejaban la contrariedad provocada por el resultado. Intérprete mediante -ninguno de los que lo rodeábamos hablaba serbocroata- expresó: “Fue un partido muy trabado, de mucha fuerza. Nosotros nos vimos obligados a recurrir a lo mismo que hacían los jugadores argentinos, protestas continuas y gestos permanentes ante los árbitros. Yo creo que el aliento del público fue determinante para el triunfo argentino, pero ya tendremos revancha en Buenos Aires.”
Por su parte, Alberto López, campeón mundial de 1950, y en ese momento director técnico de River Plate , quien concurrió acompañado del uruguayense Walter Cortes, técnico de las divisiones menores de los “millonarios” de Núñez, dijo: “El DT yugoslavo subestimó al equipo argentino, comenzando el partido con la totalidad de suplentes. Dio una enorme ventaja, o tal vez está buscando el equipo, pero al poner cinco suplentes de entrada permitió la ventaja argentina.”
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El periodismo presente
Desde todos puntos del país llegaron a nuestra ciudad para la cobertura periodística. Estuvieron Isaac Alperín, del diario La Nación; Oscar Ricardo Orcacita y Horacio Thiery (hermano de una de las plumas mas brillantes del periodismo deportivo, desaparecido tempranamente Carlos Marcelo Thiery), de la inolvidable revista El Gráfico; de todas las ciudades entrerrianas, como Badano de El Diario de Paraná, Luis Rodríguez, de El Sol de Concordia; también enviados del diario El Telégrafo de Paysandú y El Argentino, de Gualeguaychú.
Transmisiones
Cuatro emisoras AM (no había FM aún) trasmitieron el partido: LT 11,con Horacio Palassoli, en el relato; Edgardo Andrés Visagno en los comentarios; Miguel Angel Zumino, desde la mesa de control, publicidad Zacarías Piloni y Eduardo Solanas, en la parte técnica; LT 26, Radio Nuevo Mundo de Colón, con relatos de “Mona” González y comentarios de don Julio César Pacagnella, el histórico director técnico de Rocamora, en su debut radial; LT 15 de Concordia, con el relato de Héctor Heraldo Bragdanini y LT 14 de Paraná.-
Carta de José María Muñoz
El Comité Organizador del encuentro envió una nota invitando a José María Muñoz, “el relator de América”, que encabezaba las trasmisiones deportivas de Radio Rivadavia, a presenciar el encuentro. En una conceptuosa nota respondió Muñoz que “no podría asistir porque el día 14 debía trasmitir el encuentro a jugarse en cancha de Boca Juniors, entre la selección nacional argentina y la selección uruguaya de fútbol” y destacó que la organización de un espectáculo tan importante era “por el alto grado de capacidad de los dirigentes.” El partido que trasmitió Muñoz, lo ganó la Argentina 1 a 0, con gol de Norberto Madurga, un excepcional mediocampista de Boca Juniors que luego pasó nada menos que al fútbol brasileño de los años ´70.-
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Todos a Stop
Una vez que terminó el partido, la jornada se cerró en el lugar emblemático de la noche uruguayense de ese entonces: Stop Discotheque, ahí en calle Galarza a media cuadra de la plaza, donde hoy funciona un restaurante chino. Por gentileza de Hudson, Giovini y Cia., productores del wiskhy Robert Brown y vinos Suter, se agasajó a ambas delegaciones, con la asistencia de invitados especiales, auspiciantes, periodistas, y muchas chicas exponentes de la belleza de la mujer uruguayense.
Los argentinos optaron por permanecer en sus mesas comentando animados, dándose cuenta recién en ese momento del triunfo histórico del que habían sido protagonistas; los yugoslavos todo lo contrario, todos se lanzaron a la pista y borraron el rictus de la derrota bailando animadamente con las jovencitas de nuestra ciudad.
HISTORIA DE LA FOTO
En cuanto a la historia de la foto es así:
El 2 de julio de 1971, alrededor de las 9 y media de la mañana me llamó Horacio Palasssoli, al lugar donde trabajaba -Dirección Nacional de Arquitectura- diciéndome: «Che Guillermo, vamos a Ezeiza que a las 7 de la tarde llegan desde Brasil los dos seleccionados (Yugoslavia y Argentina), vienen de jugar un cuadrangular allá. Vamos a esperarlos, hacemos notas y fotos; van Alberto Salem y le pedimos a Julio Marassi, para que saque fotos; tenemos que salir antes de las 11 (debe recordarse que no estaba el puente y que había que cruzar en balsa). A las 11 salimos y cuando aterrizaba el avión de Aerolíneas, nosotros llegábamos al Espigón A. Llegaron las dos delegaciones; luego, del «chekin», los abordamos. Esta foto, es pose; yo ya había hecho la nota a De Lizaso, pero Julio Marassi, estaba sacándole fotos a los yugoslavos, así que repetimos la escena. Detrás está «Finito» Gherman, y se ve detrás de todo a un hombre hablando por teléfono dentro de una casilla telefónica, de esas que se ubicaban en todos los lugares públicos. Esa persona era Jorge Hugo Canavessi, el director técnico argentino, que fuera además el técnico de la selección campeona del mundo en 1950.
Minutos antes , un señor vestido con un guardapolvo gris, que indudablemente era personal de servicios en el Aeropuerto, me preguntó: «¿quienes son estos?», por los jugadores, a los que reporteabamos y fotografiaba Marassi. Le contesté, y le señalé a Canavessi, como el director técnico argentino. Se metió en la cabina y cerró la puerta, a los 3 o 4 minutos reapareció y tomándolo del brazo al director técnico, le dijo «Señor, venga al teléfono que el Sr. Muñoz, de Radio Rivadavia quiere hablar con Ud.»
Yo era oyente diariamente de la mítica Oral Deportiva, de Radio Rivadavia, que dirigía José María Muñoz, autotitulado «Relator de América»; siempre me había llamado la atención que cada vez que llegaba un deportista importante al país, el reportaje de la Oral, era a su llegada, en la misma Ezeiza. En ese hombre de guardapolvo gris encontré la respuesta.
DESFILE DE FOTOS
Esta nota fue publicada por la revista La Ciudad el 13/7/2021