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“La mujer puede y debe votar” El quiebre que introdujo el peronismo a la hegemonía masculina

 

Por Aida “Marisa” Toscani  –    

El 9 de septiembre de 1947 con la sanción de la ley 13.010 que otorgaba los derechos políticos a las mujeres, el peronismo dio una respuesta contundente a la larga lucha de las feministas argentinas reclamando la igualación de los derechos políticos con los hombres. El reclamo recorrió las primeras tres décadas del siglo XX. Pero fue el ejemplo de los países anglosajones, luego de finalizada la 1° Guerra Mundial, de incorporar a las mujeres como ciudadanas al universo político, el que sirvió como acicate y fortaleció el accionar de quienes reclamaban ese derecho.

Al analizar los discursos parlamentarios se pudo comprender las transformaciones históricas de las nociones de femeneidad y ciudadanía y la manera en que ambas se influenciaron entre sí. Pero además, analizado ese proceso desde la perspectiva de género, permite dimensionar los obstáculos que las mujeres debieron voltear. El primero y más importante lo constituía la hegemonía masculina en la ocupación del espacio público, donde se movía la política y por ende el papel subalterno asignado socialmente a la mujer con la única función de procrear, cuidar del hogar y de su prole.

Durante los gobiernos radicales entre 1916 y 1930 se presentaron seis proyectos sobre los derechos políticos de las mujeres, la mayoría del partido gobernante, uno del socialismo y hasta uno del Partido Demócrata Nacional. Pero ninguno alcanzó a ser debatido en las Cámaras. El radicalismo porque desconfiaba del voto de la mujer por considerarla que no estaba preparada para tan alta responsabilidad y por añadidura muy influenciada por la Iglesia y el socialismo por no contar con los votos suficientes para impulsar esas decisiones.

El triunfo del coronel Perón en 1946 imprimió un nuevo impulso al proyecto de reconocimiento de los derechos políticos a las mujeres, como lo expresó el presidente en la apertura del Congreso en mayo de ese mismo año.

La campaña para reclamar la ley de derechos políticos de las mujeres

Acompañando la decisión del presidente, el general Perón, se inicia una campaña que recurrió a diferentes prácticas, pero con un común denominador como fue la masividad de la participación de los diferentes estamentos de la población. Eva Perón fue quien lideró este movimiento impulsando los reclamos para la aprobación de la ley por lo cual se la conoce como la Ley Evita.

Las estrategias recorrieron diversos caminos. La radio fue un medio potente utilizado por Eva para instalar en la sociedad la necesidad que la Legislatura apruebe el proyecto. Para eso a través de varios discursos emitidos radiofónicamente en los primeros meses del año 1947, convocó a las mujeres a movilizarse y luchar para un pronto tratamiento legislativo. En una posición contraria al accionar de Eva, los medios gráficos nacionales como La Prensa y La Nación y el matutino local La Calle no se hicieron eco de sus palabras y no reportaron noticias tratando el tema.

En uno de sus discursos radiales Eva se dirige a quienes la escuchaban, utilizando un lenguaje intimista, marcando la relación de cercanía que había entre ella y las mujeres. Sus palabras y el tono de voz se asemejaban a una charla entre amigas. Dice Eva:

“Conozco a todas y cada una de mis compañeras Te conozco a ti la que reveló el taller en toda su magnífica fuerza, se tus luchas y tus sueños. Me gustó que entendieras el lenguaje de la nueva Justicia Social y que ardientemente la aplicaras a tu grupo. Te conozco también a ti la descamisada del 17 de Octubre defendiendo la mesa familiar y un destino menos duro. Te conozco a ti alejada en distancia, pero no en sentimiento, la mujer de nuestras chacras y de los pueblos del Interior. […] Conozco a mis compañeras, sí, los latidos de esa masa que sufre, trabaja y sueña, son los míos.

Todo eso no hace sino unirnos cada vez más compañeras. La mujer argentina ha superado el período de las tutorías civiles. Porque la mujer supo ser aceptada en la acción y se está en deuda con ella. En consecuencia, serán los representantes del pueblo, ungidos en la histórica contienda del 24 de febrero de 1946, los que demuestren que no han olvidado a la mujer que es la entraña de este pueblo. Por eso aprobaran en el Congreso el voto femenino. Ese voto que será el arma en las manos de las mujeres que con su agudo sentido intuitivo, estará velando por su país al velar por su familia”

En otro de los discursos afirma Eva:

“Ha llegado la hora de la mujer que piensa, juzga, rechaza o acepta, y ha muerto la hora de la mujer que asiste, atada e impotente, a la caprichosa elaboración política de los destinos de su país, que es, en definitiva, el destino de su hogar”.

Un método original de presión, equiparándose a la actual influencia de las redes y consistió en una lluvia de telegramas con un sin fin de remitentes llegaban diariamente a los despachos de los diputados y senadores nacionales de aquel entonces. Eran personas, organizaciones sociales y grupos partidarios que solicitaban la aprobación de la ley del voto femenino. Otros, preferían acudir a sus aptitudes para hacerse escuchar, como muchas actrices y actores famosos de la época, participando en cortos audiovisuales que fomentaban el debate. Asimismo, las mujeres organizadas empapelaban las ciudades bajo el lema “la mujer puede y debe votar”

Sumado a todas las acciones ya descriptas el peronismo utilizó la herramienta más poderosa y que identifica la forma de su militancia, impulsó movilizaciones masivas. Así, Eva Perón convocó a las mujeres que reunidas en el Congreso mostraron a los legisladores sus imperiosos deseos de participar en los destinos políticos de la Argentina en igualdad con los varones.

El tratamiento legislativo al proyecto del voto femenino

El proyecto de Ley para el reconocimiento del derecho político para las mujeres fue enviado por el Poder Ejecutivo en 1946 al Senado. El tratamiento del tema al entenderse como prioritario, fue rápidamente tratado por los legisladores que incorporaron otros proyectos, dentro de los cuales se distinguió el del senador por Mendoza Lorenzo Soler, integrante de la coalición peronista y proveniente de la UCR (Junta Renovadora). Como profesional de la medicina rebatió las posturas biologicistas sostenidas por legisladores de Partido Demócrata Nacional (PDN), las que aseguraban la inferioridad intelectual de la mujer ante lo cual quedaba asimilada a la condición de menor de edad y agregándose una constitución física más débil que el varón. El senador Soler planteó que la desigualdad, como por ejemplo en los salarios, era producto de construcciones sociales que debían modificarse. En consecuencia, su proyecto propuso la igualdad completa de derechos y obligaciones para varones y mujeres. Dentro de la coalición peronista había diversas posiciones y opuesto a Soler se encontraba el senador Armando Antille, quien rechazaba la idea de que hombres y mujeres fueran iguales pues la naturaleza había asignado a la mujer el rol de procrear y cuidar la prole. Por lo tanto, si bien aceptaba el derecho a que las mujeres voten, no debían ser elegidas como candidatas pues las alejaría del hogar y de su función principal del cuidado maternal. Los senadores aprobaron finalmente en agosto de ese año los derechos políticos de las mujeres e introduciendo muchas modificaciones el proyecto de Soler.

El año 1947 era clave para que se discutiera en la Cámara de Diputados el proyecto de Ley que reconocía el derecho político de las mujeres aprobado en el Senado en agosto de 1946 pues si no era tratado en la Cámara Baja antes del 1° de octubre perdería estado parlamentario.  Luego de la media sanción en el Senado un silencio envuelve al tema hasta que iniciado 1947, aparece decididamente en la escena política, en el intento del peronismo de apropiarse del significado del voto a través del rol protagónico que asume Evita, al regreso de su viaje por Europa.

Finalmente, en agosto la Cámara de Diputados comienza el tratamiento del Proyecto con media sanción del Senado. El debate parlamentario de 1947 debe entenderse en el contexto de la crisis del consenso liberal y el surgimiento de nuevas formas de representación política que introduce el peronismo y donde la oposición también tuvo un papel importante en la cultura política de la época.

En los debates los legisladores del Partido Demócrata Nacional (conservadores)en especial el Dr. Justo Díaz Colodrero y Reinaldo Pastor explicitaron lo incompatible del sufragio con el rol de madre de las mujeres y propusieron el voto voluntario. Pastor acusará que el voto femenino implicará penurias a las mujeres por el abandono de los hijos y las tareas hogareñas, mientras el hombre no podía excusarse: su obligación devenía de su “capacidad” de defender la patria. También caracterizaban a la mujer como muy frágil, proclive a sufrir ondas de emociones por lo cual exigía la protección del hombre.

Frente al posicionamiento de los conservadores reflejo de conductas patriarcales que colocaban a las mujeres en un lugar de subalternidad, los legisladores peronistas consideraban que la participación de las mujeres en política, por su falta de egoísmo,  reorientaría la acción política y le daría un sentido social. La mujer podría cumplir más acabadamente con el deber republicano pues en su rol maternal planteaba una ruptura con el ser racional individual que perseguía sus propios objetivos, como se planteaba desde las posturas liberales. A estas definiciones se agregaba un reconocimiento por parte del Estado peronista de los derechos sociales y el derecho de petición mediatizada por organizaciones colectivas como los Comités o Centros Cívicos o sindicatos que  fueron los componentes fundamentales del concepto de ciudadanía, construido por el peronismo. Esos legisladores exaltaron los rasgos que se creían propio de lo femenino, como elementos positivos para la participación política como la sensibilidad y la intuición femeninas que no eran un error, como afirmaban los conservadores y radicales, sino que eran conocimientos más valiosos que los fundado en la razón

Graña Echeverry quien fuera el gran orador propiciando la aprobación de derecho político para la mujer, señalaba “la independencia de criterio de la mujer, pues si las masas conocen intuitivamente esos valores y se lanzan colectivamente a defenderlos, en la mujer es un fenómeno individual.”

Los discursos de los legisladores peronistas establecieron una clara división de clases sociales al atribuir todas las virtudes a las mujeres trabajadoras quienes representaban la verdadera femeineidad, en cambio los vicios y debilidades eran imputados a las mujeres de la oligarquía. Siguiendo ese derrotero el modelo de ciudadana en el peronismo era leal a la Patria y a Perón, la oposición en cambio planteó el modelo de votante racional, respondiendo a sus intereses individuales.

Enfrentado a esta visión del peronismo sobre la mujer del pueblo poseedora de virtudes, los radicales denunciaron el peligro que la falta de preparación de un alto porcentaje de las nuevas votantes, las hacía proclives a ser manipuladas. Para enmendar estas falencias enfatizaba la obligación del Estado en la formación de una conciencia cívica. También agregaban que la mujer debía dedicarse al estudio y conocimiento, en una crítica alusión a la retórica oficial y al liderazgo de Eva Perón y su escasa instrucción, al que oponían la formación de mujeres con una «conciencia libre.»  El radicalismo atribuía al avance del catolicismo en la enseñanza oficial como obstáculo al desarrollo de una educación crítica en las mujeres, que no les permitía a las mujeres ejercer consciente y libremente el sufragio. Por cuanto insistían en la obligación del Estado de promover una educación igualitaria y laica. En su alocución, el diputado radical López Serrot, sintetiza las argumentaciones sostenidas por su bancada y aludiendo a los países del eje por encontrar similitudes con el gobierno de Perón y afirmar que:

“las mujeres fueron en esos países elementos sumisos para los sueños de conquista de sus gobernantes, ello fue obra de la cultura política y su alcance nos incumbe, en primer término, a los hombres que hace años venimos entregando nuestra actividad al servicio del país»

Como colofón al debate los radicales no pensaban oportuna la sanción de la ley del voto femenino de forma inmediata, aun cuando la consideraban positiva en el largo plazo.

Las primeras formaciones femeninas

El acicate de las palabras de Eva convocando a las mujeres a que se unan y se organicen para reclamar por sus derechos políticos impulsó la formación de miles de Comités, Centros Cívicos muchos de ellos con el nombre de “María Eva Duarte de Perón” en todo el país. Esas primeras formaciones femeninas constituyeron una valiosa experiencia para las mujeres al avanzar en la ocupación del espacio público. Con el fervor que implica sentirse partícipe de una causa patriótica las mujeres fueron ocupando territorialmente hasta el último de los barrios de cada pueblo. Cada uno de los locales que se abría- muchas veces en las casas de los trabajadores- se conformaron a “ras del suelo” como dice Nicolás Quiroga pues eran la caja de resonancia de las problemáticas barriales. Desde esos espacios se organizaron actos partidarios donde las mujeres actuaron como oradoras y diariamente recorrieron casa por casa hablando con las mujeres para explicar la significación de poder elegir el gobierno de acuerdo a los intereses en especial de los trabajadores y trabajadoras. Otra tarea fundamental fue colaborar con el empadronamiento ayudando a las mujeres a conseguir las partidas de nacimiento, sobre todo en los lugares alejados de los centros urbanos. Con el empadronamiento, la mujer obtuvo su Libreta Cívica, porque hasta ese entonces, la única documentación con la que contaba era su partida de nacimiento. Además, la promulgación de la ley otorgó a las mujeres argentinas una mayor equidad real en términos civiles y políticos. La Patria Potestad compartida (1949) y la ley de divorcio (1954) fueron algunas de las conquistas más relevantes de la década, anuladas con el golpe de Estado de 1955.[1]

Tampoco descuidaron la afiliación partidaria al recorrer casa por casa y registrando al mismo tiempo las necesidades de las distintas familias tratando de remediar esas problemáticas haciendo rifas, solicitando donaciones, pidiendo ayuda al municipio o al Consejo de Ayuda Social que dirigía Evita.

Las mujeres de Concepción del Uruguay también participaron de la enorme tarea de reclamar el derecho al voto. En una entrevista a Marilí Flores Lena recuerda el trabajo de su madre visitando las familias de los distintos barrios para organizar las mujeres. Su mamá docente de enorme vocación reunía los jóvenes y a modo de disparador les preguntaba ¿Por qué gritan viva Perón? Y en largas charlas se iba desgranando el significado de ser peronista.  También participaron otras militantes de reconocida trayectoria como Isabel Quintana, como Estela Valle, Rosa Alul de Eguillor y tantas otras mujeres que contribuyeron a construir el peronismo en Concepción del Uruguay.

Finalmente, el 9 de septiembre de 1947 fue sancionado por la Cámara de Diputados la Ley 13010 que otorgaba los derechos políticos a las mujeres. Su promulgación por el Poder Ejecutivo se realizó el 23 de septiembre del mismo año y el texto de la Ley le fue entregado a Eva Perón en el balcón de la Casa Rosada en un acto cargado de simbología donde se le reconocía su decisivo accionar para lograr un derecho tan largamente reclamado por las mujeres.

Ante una enorme multitud agolpada frente a la Casa Rosada y con la Ley en sus manos una Eva conmocionada les habló a sus compañeras de lucha:

“Recibo en este instante de manos del Gobierno de la Nación la ley que consagra nuestros derechos cívicos. Y la recibo, ante vosotras, con la certeza que lo hago en nombre y representación de todas las mujeres argentinas, sintiendo jubilosamente que me tiemblan las manos al contacto del laurel que proclama la victoria”

Bibliografía

Palermo, Silvana. El sufragio femenino en el Congreso nacional : ideología de género y ciudadanía en Argentina (1916-1949)

Valobra, Adriana. Participación política, sufragio y representación de las mujeres en la Provincia de Buenos Aires.

El recorrido hacia el voto femenino en Argentina

Bianchi, Susana y Sanchis, Norma. El Partido Peronista Femenino. 

 

[1] Recién en 1985 la mujer recuperó el derecho a la Patria Potestad compartida

Esta nota fue publicada por la revista La Ciudad el 9/9/2022