por Rubén I. Bourlot –
Los documentos históricos pueden acudir en auxilio cuando el recuerdo de las personas parece trastabillar. Es lo que ocurre con sucesos perdidos entre amarillentos almanaques, cuando a mediados de 1956 visitó la provincia el entonces presidente de facto, Pedro Eugenio Aramburu. La prensa escrita registró el acontecimiento: repasarla resulta aleccionador.
El primero de mayo de 1956 no fue un día feriado más. No fue para Entre Ríos el día de los trabajadores y de la sanción de la Constitución Nacional. Por el contrario fue una jornada luctuosa protagonizada por el paseo triunfal, por las ciudades de Concepción del Uruguay y Paraná, del presidente de facto que representaba la violación de la Constitución y el avance para destruir las merecidas conquistas de los trabajadores.
Hacía pocos meses que el presidente constitucional Juan Domingo Perón había sido destituido tras sangrientas jornadas y abolida por una “proclama” militar la constitución de 1853, reformada en 1949. Tras el golpe se sucedieron dos “presidentes provisionales”: Eduardo Lonardi unos pocos días y el visitante Pedro Eugenio Aramburu, que gobernó hasta 1958.
El presidente provisional arribó a Concepción del Uruguay el 1 de mayo para “proclamar la vigencia” de la Constitución sancionada en 1853 con sus reformas, obviando la introducida en 1949.
La reforma constitucional de 1949 había sido anulada por la proclama firmada el 27 de abril de ese año por Aramburu, Isaac F. Rojas y sus colaboradores. El encabezado de la resolución decía que “el Gobierno provisional de la Nación Argentina, en ejercicio de sus poderes revolucionarios, proclama con fuerza obligatoria: Art. 1°: Declarar vigente la Constitución nacional sancionada en 1853, con las reformas de 1860, 1880, 1898 y exclusión de la de 1949 (…)”.
Para quiénes no vivieron esas oscuras jornadas cabe aclarar que se proclamaban campeones de la democracia, de la república y del constitucionalismo los que habían trepado al poder el 17 de septiembre de 1955 tras un sangriento Golpe de Estado contra el Gobierno constitucional de Juan Domingo Perón. A ese cuartelazo, rodeado de “fuerzas vivas” civiles, lo denominaron “Revolución Libertadora” pretendiendo unir sus ideales a los de la Revolución de Mayo de 1810 y la Batalla de Caseros de 1852, que llevó a sancionar el texto original de la constitución de la mano de Justo José de Urquiza.
Así, se apropiaban de la historia para construir su relato y justificar la violación de las instituciones. Tanta fue la impunidad que hasta asumieron facultades constituyentes para anular una reforma constitucional y “revivir” el texto derogado por una convención constituyente. Lo mismo se hizo con la constitución de Entre Ríos que por el artículo 3º de la proclama dejaba sin efecto la reforma provincial de 1949 y ponía en vigencia el texto sancionado en 1933. Así también se avanzaba sobre las instituciones del Estado federal.
“Acto trascendental”
El 1º de mayo arribó Aramburu y su séquito a Concepción del Uruguay para “proclamar la vigencia de la constitución sancionada en 1853”. La prensa de la época, en particular el diario La Acción que seguimos en este relato, dispensaba generosos elogios hacia el acontecimiento calificando al acto realizado en la plaza Francisco Ramírez de Concepción del Uruguay de “trascendental”. En el mismo, ante una parada militar y numeroso público, se proclamaba la vigencia de la Constitución sancionada en 1853 con un discurso del propio presidente provisional. En otros titulares el citado diario rescataba las expresiones del mandatario de facto: “Septiembre, glorioso como Mayo y Caseros, palpita en sus mismos ideales y busca realizar las mismas aspiraciones de sano patriotismo” y “La elevación del hombre argentino depende del esfuerzo conjunto y la responsabilidad individual”.
En otra parte abundó en críticas al gobierno depuesto. “Un trabajador puede y debe ser sindicalista y también político a la vez, pero diferenciando las distintas esferas de acción. Alguien predicó a los trabajadores para crear el temor a la política y a los políticos, y lo hizo para imponer su propia política de dominio total.
“Lo dicho fue un engaño evidente que logró hacer carne en la masa que él mismo creó. El engaño vino del conductor providencial al trabajador y no a la inversa, por donde, el más indefenso fue la gran víctima de la partida.”
Con posterioridad, Aramburu concedió una audiencia a la delegación del Radicalismo de Entre Ríos encabezada por su presidente, Miguel Parente, que destacó las coincidencias con “el pensamiento revolucionario de la U.C.R.”
En Paraná
Al día siguiente el autoproclamado presidente provisional llegó a Paraná en medio de una algarabía popular, según lo reflejó la prensa escrita. El diario La Acción tituló: “Una jornada de intensa vibración patriótica vivió el pueblo de Paraná con la visita del presidente Aramburu”. Tras su arribo se llevó a cabo un desfile militar en el Parque Urquiza, en las inmediaciones del monumento a Urquiza, con la concurrencia de “numeroso público”. Las notas gráficas muestran escenas del desfile de efectivos y material militar de las tres armas.
En este acto se sucedieron los discursos del presidente provisional y el interventor de Entre Ríos, general Manuel María Calderón que “elogió la Constitución del 53 y al referirse a las del 49 expresó que fue ‘obra de obsecuentes y serviles paniaguados del tirano depuesto’”.
Posteriormente los gobernantes se dirigieron a la Casa de Gobierno para llevar a cabo una serie de audiencias, entre otras con una delegación de jubilados que solicitaban mejoras en sus haberes.
Fuente: El Diario