Por Alfredo Guillermo Bevacqua –
El 6 de enero de 1944 se voceó por primera vez en las calles uruguayenses el nombre del diario La Calle. Es decir, el pasado domingo se cumplieron exactamente 75 años de esa aparición. Sin embargo, tan importante aniversario, pasó inadvertido. Apenas una mención días antes en la Fiesta del Deporte, oportunidad en que se recordó que fue precisamente con motivo del trigésimo aniversario del matutino que se organizó por primera vez, un acto convertido ya en una habitualidad anual, muy esperada por los deportistas.
Es probable que ese combo diabólico de inflación, recesión, desempleo, pobreza, mas el desmesurado poder entregado a los dos grandes diarios que aseguran un blindaje total a un gobierno de pocos para pocos, agudizado en el año recientemente finalizado, haya impedido intentar la recordación de las bodas de diamante de esa creación uruguayense relacionada con la sociedad a la que informa y es parte de su vida cotidiana.
Los diarios virtuales, las páginas informativas virtuales, han llevado a la desaparición en los últimos tiempos de muchos periódicos, hasta poner en dudas el futuro de ese producto impreso en papel. Si a ello se le agrega la ley aprobada a mediados de diciembre que deroga artículos de la ley 26.736 que regulan la fabricación, comercialización y distribución de pasta celulosa y papel de diarios, con el fin de eliminar la obligación de abastecer el mercado interno, tendremos para la prensa gráfica periódica, el combo letal perfecto a que hacíamos alusión. Recordemos que Papel Prensa es mayoritariamente de Clarín y La Nación, y el impulsor de la iniciativa fue el diputado “justicialista” Diego Bossio…
Pero será siempre mas fugaz la página virtual que el papel. Por mas que veamos a un almacenero extender prolijamente sobre el mostrador una hoja “del diario de ayer”, poner tres huevos y envolverlos, y luego hacer lo propio con otros tres, hacer dos triángulos y formar un paquete de media docena de huevos, ese diario no ha muerto. Tiene vida en la posteridad. Siempre habrá un archivo de ese diario, sobre todo, si son pequeños diarios, esos que no disponen de medios para adquirir una tecnología que recoja su larga historia de años. Para ellos estará intacto el sentido de conservación que hará perdurar por los tiempos ediciones que, memoriosos, admirarán con ojos acuosos.
Ese papel recordará noticias, porque no otra cosa es la esencia del diario, que por estar ahí, pasan a ser una fuente histórica.
En ese sentido debe contemplarse la decisión de la presidencia municipal uruguayense de incorporar al patrimonio histórico de la ciudad el archivo del diario La Calle y llamar a licitación para construir una hemeroteca en la Casa de Delio Panizza, con la correspondiente autorización –ya otorgada- de la Comisión Nacional de Monumentos y Lugares Históricos.
Ese archivo de un diario que ha contado la historia durante 75 años, hace estrecha la distancia temporal con otras generaciones; nos revelan, con su información en caliente, como era la vida de esa sociedad reflejada en frágiles columnas de papel y tinta, ciclópeas para la memoria y el conocimiento.
Puede parecer extraño el silencio en tan fausto acontecimiento; pero son tiempos demasiados duros para “los pobres de los pueblos”. Y en esta circunstancia, un diario que es una institución de la ciudad, porque es parte trascendente de su vida y es una marca identitaria, es apenas, y nada menos, que el esfuerzo denodado de un puñado de personas empeñados en la sobrevida de algo que supo ser vital, dinámico y enérgico.
¿Cómo olvidar el liderazgo de los años ´70 y ´80, cuando su crecimiento, permanente innovación y la constante exploración de acciones superadoras, generaban admiración en medios mas grandes y poderosos?
Fuimos testigos de una época de esplendor. Todo lo importante que pasaba en la ciudad, estaba en La Calle. Todo protagonismo que tuviera un uruguayense en cualquier punto de nuestra vastedad territorial, tenía como testigo para contarlo a un representante de La Calle.
No se recuerda que otro diario entrerriano haya tenido una edición matutina y otra vespertina, para relatar en caliente lo que había acontecido durante la tarde en un gran premio de automovilismo de la querida y añorada fórmula entrerriana. Se logró ello con el reconocimiento del valor que tenía el recurso humano, que tuvo nombres para los que el diario era un deleite de esfuerzos compartidos: Oscar Marcelo Satto, Julio Albizatti, Heriberto Luis Sagastume, Jorge Presas, Rafael Almeyra, Julio Bareño, Rodolfo Oscar Negri, Enrique Pontelli, Bernardita Pelladino, Teresita Ferrari, Jorge Luis Rodríguez, Diego Satto, Carlos Zaffaroni, Félix Domingo Torres, los hermanos Arrieta, “Cachito” Antonena, el “Pupilo” Bevacqua, los hermanos Bonvín, Rodolfo Mardon, Rubén Coquoz, Clelia Vallejos y Aldo Comte, estos tres últimos eslabones entre aquella época dorada y este presente pleno de dificultades, luchando ellos y las nuevas generaciones por recuperar lo que fue, por volver a ser, para que “fin de mes” deje de ser un signo de pregunta; claro que, injustamente, la memoria no registra a muchos mas, pero que están en el recuerdo de una época inolvidable del diario que tuvo en Ricardo Saénz Valiente a un conductor que fue, también, inmenso en su ausencia.
Presencias foráneas cambiaron un modo de relación con la comunidad, con sus instituciones, alejando al medio de lo terrenal que había signado su trascendencia.
La Calle cumplió el pasado domingo 75 años. Es mas antiguo que Clarín. En Concepción del Uruguay no ha sido segundo de nadie. Tal vez por eso el silencio llamó tanto la atención que hasta esta recordación ya es pasado.-
