Por: Matías Dalmazzo –
La actual pandemia mundial agudizó varios flagelos sociales que venían en aumento, pero la violencia de género es uno de los más preocupantes.
Los casos de violencia de género evidencian desde hace tiempo un incremento en todo el país, ya sea en etapa de pandemia o anterior a este período, situación a la que no es ajena Concepción del Uruguay.
Muchos partes policiales que llegan a la Redacción dan cuenta se agresiones contra mujeres y violaciones de medidas judiciales impuestas.
Con la intención de conocer un poco más sobre este flagelo y tratar de entender cómo trabaja la policía de Entre Ríos al respecto, La Calle contactó a Juliana Garay, responsable de la Comisaría de la Mujer, entidad que suele intervenir en esta problemática de diversas formas: tomando denuncias, realizando intervenciones por pedido de la justicia y acompañando a las víctimas que se animan a exponer lo que están atravesando en el seno familiar.
¿Qué ocurre con la víctima una vez que se realiza el operativo y detienen al supuesto agresor?
El camino que toma una mujer cuando realiza una denuncia, no siempre es lineal. Desde que comienza a ser víctima de violencia y hasta que se decide a hacer la denuncia, o la policía toma conocimiento del caso, ocurren un montón de situaciones y cada una es bien particular.
Tomamos intervención de diferentes formas, no solamente por la denuncia de la víctima. Muchas veces concurrimos a los domicilios por los llamados telefónicos de algún vecino, familiar o transeúnte que vio una situación determinada. El inicio de nuestro trabajo en un caso de violencia de género, depende de cada circunstancia en particular.
¿Cuáles son las situaciones que menos encuentran en este contexto?
Los hechos de violencia en flagrancia, los que son descubiertos en el mismo momento que se están cometiendo. A su vez, tenemos muchos casos en flagrancia con respecto a las desobediencias judiciales: el violento está denunciado, tiene una medida restrictiva y decide violarla. Siempre el espíritu de la legislación es contener y proteger a la víctima. La Ley 26.485 no solamente busca sancionar este delito, sino que también apunta a trabajar en la erradicación del flagelo.
¿Cómo se protege a la mujer que convive con su agresor?
En Concepción del Uruguay, en el caso de que la víctima no tenga un lugar donde vivir, ya sea porque habitaba la casa de sus suegros y obviamente no puede volver a esa vivienda, nosotros trabajamos en red con la dirección de Mujeres y Género de la Municipalidad. En la ciudad funciona un refugio para mujer víctimas de violencia. Si alguna no tiene lugar para quedarse, nosotros hacemos el trámite para que pueda ingresar a este lugar.
En el caso de que la mujer no quiera volver a vivir al lugar donde habitaba junto al agresor, nosotros realizamos los acompañamientos necesarios para retirar pertenencias. Lo mismo ocurre si tienen que ir a buscar a sus hijos a la vivienda del agresor. Nuestro trabajo no termina en la denuncia, que es un trámite o una mera formalidad.
¿Aumentaron las denuncias en pandemia?
Durante 2020 notamos una menor cantidad de denuncias en la ciudad, aunque este trámite no es la única forma en que podemos intervenir en los casos de violencia de género. Es entendible que por temas referentes a la pandemia las personas concurran menos a realizar esta formalidad, pero hay otro tipo de intervenciones que realizamos, que son los hechos que no se denuncian.
Podemos decir que en la Comisaría de Minoridad de nuestra ciudad, han bajado en número la cantidad de denuncias durante el año pasado. Pese a esto, existe una nueva forma de denunciar.
El Superior Tribunal de Justicia creó una página web, donde la persona puede hacer este trámite desde su casa. Luego, esta denuncia se dirige al juzgado de la jurisdicción y se toma intervención. Los llamados telefónicos se han incrementado un montón.
¿Aumentaron los casos o las denuncias?
Este aspecto es relativo, ya que muchas veces una misma mujer denuncia más de una vez, pero en realidad es el mismo caso que no se ha resuelto en el tiempo. Si bien han aumentado este tipo de situaciones, según me comunicaron desde el juzgado local, habría que tratar de hacer una estadística para tener en claro cuáles son nuevos y cuáles son situaciones no resueltas, que vienen de larga data.
Todas las intervenciones de violencia son bastante complejas, ya que hay un montón de situaciones que debemos tener presentes: están los chicos, existe una situación de convivencia compleja al momento de intervenir y hay una realidad: algunas mujeres no denuncian lo que están viviendo, pero finalmente terminamos interviniendo por otras formas.
Muchas víctimas no denuncian y naturalizan la situación de violencia. Están acostumbradas a vivir así y por ahí es complicado en ese momento poder ayudarlas. La legislación actual entiende que la voluntad de la víctima está viciada, por decirlo de alguna manera. Hay veces que las mujeres no están en condiciones de poder decidir cómo seguir adelante; ya que está sometida, angustiada, tiene miedo y naturaliza todo esto. Debido a esto, cuando los agentes van a ayudar a la víctima, puede pasar que lo tomen a mal. De todas formas, gracias a la experiencia que tenemos, podemos llevar adelante este tipo de situaciones, lo que no quita que luego en sede judicial se arrepienta.
Algunas veces pasa que realizan la denuncia, luego se arrepienten y vuelven a estar con la pareja que las agredía; pero la ley está para cumplirla: si hay una medida judicial restrictiva, debe acatarse.
¿La policía interviene por denuncias de las víctimas o por denuncias de terceros?
La policía toma llamados telefónicos de terceros que denuncian diferentes situaciones. Un vecino nos avisa que escuchó el maltrato de una mujer y nosotros le damos trámite; no es necesario que tengan algún parentesco. Cualquier persona que nos ponga en conocimiento de estas situaciones, nosotros intervenimos. Esto se ha modificado en la legislación argentina, ya que antes preveía que era un delito de instancia privada, entonces la víctima debía denunciar sí o sí para que intervenga la justicia.
La idea actual es facilitar el ingreso a la Justicia de estos casos; inclusive cuando una persona menor de edad es víctima de violencia familiar o de género, puede acercarse a la policía y denunciar por sí misma. La idea es desformalizar un montón de estas cuestiones, para luego ver cómo se interviene.
¿Cuáles son los canales de contención y comunicación actuales?
Pueden llamar al área de la mujer, la línea de violencia de la nación o comunicarse al 101 (teléfono gratuito de la policía). Estos son los canales donde la mujer puede solicitar ayuda, sin realizar la denuncia, ya que muchas veces la palabra denuncia es como muy chocante.
La idea que tengo sobre la violencia de género, es que las mujeres deben pedir ayudar, ya que este contexto no es normal. No hay que naturalizar las agresiones, ya que hay una extraña sensación en algunas personas de que son situaciones habituales de pareja.
La violencia de género es un flagelo que no arranca con un golpe, previamente hay un montón de formas de violencia, que se inician prácticamente con una mirada del hombre que termina sometiendo a su mujer.
¿Qué le recomendás a una víctima que no se anima a denunciar el caso?
Esta es una problemática está presente en todos los niveles sociales y culturales. Venimos de una forma de ver lo que debe ser una mujer, novia o esposa. Esta concepción ha cambiado estructuralmente y por eso también la sociedad lo mira con otros ojos a todo este tipo de situaciones de violencia.
Recomiendo que pidan ayuda, ya que existen un montón de organismos y de formas para salir adelante. El primer paso es animarse.
(fuente: La Calle)