
En los últimos tiempos, la sociedad ha comenzado a tomar más conciencia respecto de la importancia del manejo de las emociones y del impacto que las mismas pueden tener en el bienestar general de las personas. En este sentido, estudios e investigaciones promovidas por organismos públicos y privados vinculados con la salud colaboran con esta línea, la comunidad médica también hace lo suyo, difundiendo y promoviendo esta mirada.
Cualquiera sea el caso, el objetivo de promover un abordaje integral es el de brindarle a los pacientes herramientas para convertir el dolor y la experiencia en fortaleza. ¿Cómo?: desarrollando hábitos saludables. “Los hábitos permiten sacar el foco de lo que no se consigue para dar lugar a objetivos o deseos de otra índole. Para ello, es recomendable seguir con las actividades habituales, como el trabajo o actividades físicas o sociales, en la medida de lo posible”, explicó la profesional.
Continuar con la rutina permite cuidar las relaciones, desarrollando vínculos sanos y cuidados, que ayudan a que las personas se sientan mejor. “La actividad física, por ejemplo, provoca grandes beneficios ya que genera bienestar y distrae de las preocupaciones. Igual de positivo resulta el ejercicio de reconocer las situaciones positivas, ya que esto permite desarrollar la autoestima y bajar el estrés”, sumó la licenciada.
El acompañamiento emocional es vital para asegurar el bienestar general de los pacientes; posibilita que la experiencia sea lo menos traumática posible, destacando los aspectos positivos que contribuyen al éxito del tratamiento. Forma parte del abordaje integral, que contempla al individuo y sus necesidades desde una mirada más holística y empática.
Fuente: Ámbito