Por Alfredo Guillermo Bevacqua –
Una mañana, similar a esta, de hace mas de 10 años, la vida del pueblo argentinos, sobre todo los jóvenes y los humildes, supieron de un golpe bajo: un corazón, el de Néstor Kirchner, había dejado de latir.
No bien se conoció la noticia se escuchó y se vio el llanto popular; un pueblo lo lloraba y cuando el pueblo llora, que nadie diga nada porque está todo dicho.
En ese entonces la generosidad de Cecilia Fernández, propietaria y directora del diario La Prensa Federal, nos permitió publicar las líneas, con ojos nublados por la pena, que seguidamente se transcriben:
LA MUERTE DE UN LIDER
Se trata indudablemente de una de las ocasiones en que el abatimiento y la postración lastiman el alma ciudadana. Tal vez muchos elogios o palabras de enjundia, pero también aquellas que hacen balances de haber y debe, se escucharan ahora. Ocurre siempre cuando la muerte, siempre injusta, a veces sorpresiva, llega a uno de esas figuras que han descollado sobre el resto.
Ha muerto Néstor Kirchner, Presidente de la Unasur, actual Diputado de la Nación, Presidente del Partido Justicialista, ex Presidente de la Nación. Esta es la síntesis para las instituciones de la República.
Para los peronistas, es la muerte de su mayor militante. Del compañero que entregó hasta el último momento de su vida en su acción política, en la tarea de acompañar a la Sra. Presidenta de la Nación en su firme convicción de hacer realidad las tres banderas, que a sesenta y cinco años de ser izadas, se mantienen enhiestas, y ondeando, señalando el camino a seguir.
Como peronistas estamos conmovidos. Como lo estarán los argentinos de bien, que no siendo peronistas, valoran la política, la democracia y ambicionan un país mejor. Los que comprendieron la intensidad de su lucha. Los que lo acompañaron en el crítico momento de nuestra historia en que decidió, sin especulaciones ni medias tintas, asumir el compromiso de la reconstrucción. Los que se identificaron con sus causas: con los derechos humanos y su respaldo absoluto a Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, a la integración con los países de América latina, abandonando la subordinación a los países centrales; en la lucha contra el Fondo Monetario Internacional; contra los poderes que centenariamente han impuesto sus intereses por sobre los de la Nación; a favor de los jubilados, iniciando una política racional en la recomposición de sus salarios, incorporando a miles de adultos mayores al sistema provisional, restableciendo la relación laboral con la vigencia de mas de un millar de convenios colectivos de trabajo, reanudando la construcción de escuelas, enfrentando sin teorizaciones especulativas a las corporaciones que desde su poderío económico y mediático quisieron imponer una vez mas su agenda a las necesidades del pueblo, los que comprendieron que su lucha no era contra los pequeños y medianos productores agrarios, y los que entendieron que revitalizó, con su particular estilo, el debate político y puso en escena nuevamente a la política.
Ha muerto un compañero, ha muerto un militante. Y cuando muere un militante, los militantes sienten que los ha rozado la muerte.
Pero que nadie se equivoque, ni entre en comparaciones. Hay similitud con un momento de nuestra historia, pero las circunstancias son distintas. Hay un pueblo maduro. Hay una democracia consolidada. Y una Presidenta que gobierna y conduce. Y es nuestro deber acompañarla en este crucial momento en que el destino la ha colocado, y ser sostenes y respaldo del proyecto nacional y popular que, no dudamos, ha de continuar y profundizar.
Se ha interpuesto una piedra en el camino, pero no se puede detener la marcha: la reforma y movilidad provisional, la jerarquización del estado, el mayor presupuesto para educación, la asignación universal por hijos, las miles de becas universitarias, la mayor participación en el consumo de la clase media baja, el record de reservas, el regreso de mas de 700 investigadores, los beneficios para las Pymes agrarias, el resurgimiento de la televisión pública, la televisión gratuita, el record de producción automotriz, el incremento del turismo nacional, la lucha contra los monopolios y oligopolios, la eliminación de las AFJP, la recuperación de las empresas privatizadas, la valorización de todos nuestros compatriotas respetando sus diferencias, la afirmación de la hermandad de los pueblos del sur de América, los derechos humanos simbolizados en el gesto de dar la mano al juez español Garzón en una España franquista; estamos convencidos que nada volverá atrás.
Este momento nos trajo la solidaridad sincera de dirigentes partidarios de otras expresiones políticas, que agradecemos y valoramos. Y para aquellos, que con mezquindad y bajeza, celebran la muerte, nuestro dolor por su incurable patología.
Compungidos y doloridos valoramos la decisión de Néstor Carlos Kirchner de militar hasta el último instante por sus convicciones, que no fueron otras –nada menos- que las de Justicia Social, Independencia económica y Soberanía política.
En el alto cimborrio de la Patria, redoblan las campanas de la historia; es tributo y convocatoria; es homenaje y gratitud; es despedida a un hombre, no a sus convicciones e ideales.-
Nota publicada por la revista La Ciudad el 27/10/2020
