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El Lenguaje y la Historia

por Aida “Marisa” Toscani (*)

La Historia  ata al lenguaje a un tiempo concreto. Permite explicar con qué sentido algunos hombres hablaban de Patria  y con que otro sentido, diametralmente opuesto, se pronunciaba la misma palabra.

La Historia describe el contexto desde el cual cada hombre se expresa y explica e interpreta  la carga de significados que contienen. Tiempo y espacio prestan al lenguaje una significación que denuncia, desde donde se habla. Para entender el uso de los conceptos es preciso interpretar los ordenadores sociales como son la raza, el sexo, las  clases sociales, la cultura, lo generacional y  desde esos lugares las  palabras cobrarán mil sentidos y mil significados.

Cuando se  analiza la relación entre los grupos dominantes de América con las clases dependientes en el tiempo largo, es posible advertir que existe una continuidad en la manera de calificar a esos sectores sociales. Los ejemplos seleccionados se refieren al concepto de indio, de gaucho y de  gobiernos populares; populistas, como lo denominan los investigadores académicos. Se parte de ellos para entender desde donde fueron  definidos y las interpelaciones que ellos provocaron.

El indio

En América el sistema productivo se organizó alrededor de la mano de obra indígena, a la que se agregará, más tarde, la mano de obra esclavizada que fuera traída de África en especial en las zonas cálidas. Las formas de producción sobre todo en la parte de la minería, utilizaban un bagaje tecnológico muy pobre, por lo tanto el éxito de los resultados descansaba sobre  la explotación laboral del indio.

A través de la palabra puesta en tratados y leyes el conquistador español buscó legitimar y justificar la explotación inhumana ejercida sobre los pueblos indígenas

Así surgen voces como la de Ginés de Sepúlveda que en su “Tratado sobre las Justas Causas de la guerra contra los indios” dice:

“Con perfecto derecho los españoles ejercen su derecho sobre estos bárbaros del Nuevo Mundo e islas adyacentes, los cuales en prudencia, ingenio y todo género virtudes y humanos sentimientos son tan inferiores a los españoles como los niños a los adultos….finalmente, estoy por decir en cuanto a los monos a los hombres”

A esto se sumaba las diferencias en las formas organizativas del trabajo de un pueblo y otro. Los europeos estaban inmersos en pleno proceso de formación del capitalismo que enfatizaba la búsqueda individual del lucro. Los pueblos originarios por el contrario sostenían el colectivismo de la economía. El conquistador  por lo tanto, acostumbrado a la iniciativa privada, caracterizaba a los indios expresando:

“No son estas gentes las que se mueven por interés”

Estas dos matrices de pensamiento tan disímiles empujaban a los españoles a decir de los indios “son perezosos y proclives al ocio y llenos de vicios”

La palabra  pereza se repitió hasta la exasperación y el europeo pudo modelar el alma del pueblo americano conquistado sobre esta certeza. Y hoy la Historia revela que en el Cerro Rico de Potosí hay en sus entrañas  8 millones de perezosos. 8 millones de perezosos que no soportaron las extenuantes jornadas en el socavón de la mina.

La palabra, siempre la palabra, herramienta ineludible, que con sus múltiples sentidos, según quien la emita,  puede hacer del hombre el ser mas lleno de creatividad o transformarlo en el más doblegado y en el más humillado de todos ellos.

El gaucho 

¿Qué palabras utilizaban los dueños de las grandes estancias en el río de la Plata para nominar y describir a quienes, según su propia convicción, estaban destinados a trabajar para ellos? ¿Quiénes se hicieron eco de ellas?

La campaña rioplatense, hasta finales del siglo XX, fue descripta por la  Historia según lo que decían, reclamaban, y relataban  quienes detentaban el poder económico y político que primero fueron españoles y luego criollos. A los documentos que registran estas fuentes se agregaban los relatos de los viajeros, quienes no sólo tenían una mirada cargada de etnocentrismo, sino que esta se acompañaba de claros intereses económicos y también políticos,  pues muchos de los viajeros consultados eran ingleses.

La construcción del dato empírico se realizó a partir de documentos emitidos por los alcaldes de Hermandad, los Comandantes de Fuertes o Sargentos de Milicias, los Cabildantes, lo gobernadores, todos ellos que, además de autoridad política, eran los dueños de los principales comercios y de las grandes estancias, en cada región.

Desde estas voces, desde estas ventanas, la pampa se describió como un inmenso espacio igual a sí mismo, por donde, plenos de la misma libertad que representaba el paisaje, hombre solos y de a caballo la recorrían de manera incesante. Sus escasas necesidades se resolvían carneando alguna res, siempre ajena y trabajando muy esporádicamente para satisfacer sus vicios como tabaco y aguardiente, gustos estos que los obligaban a ingresar al circuito comercial pero por poco tiempo.

Del gaucho o gauderio en todos los documentos se los nombra como “esos vagos mal entretenidos En ningún documento se reconoce que fueron ellos la mano de obra imprescindible para poner en producción un litoral, que para fines del siglo XVIII comenzaba a crecer económicamente, empujado por la demanda del mercado europeo. Pero también, que fue la mano de obra para la construcción pública y soldado obligado a cumplir con la defensa de la Frontera y en las luchas por la independencia o en las luchas montoneras en defensa de su pago.

La caracterización tan peyorativa del habitante de la pampa se reafirmará en el pensamiento de Sarmiento y con él aparece la palabra “Bárbaros” contraponiéndolos a toda idea de civilización. Alberdi también los desechará negándoles toda posibilidad de que, con ese tipo de población, se pueda implementar un proceso de expansión económica. “Haced pasar el roto, el gaucho, el cholo, unidad elemental de nuestras masas populares, por todas las transformaciones del mejor sistema de instrucción: en cien años no hareis de él un obrero inglés que trabaja, consume, vive digna y confortablemente”

Para 1980 surgen investigadores como Garavaglia, Amaral, Gelman, Mayo y otros, que al analizar fuentes diferentes de las tradicionales- nombradas anteriormente- descubren que el gaucho era un campesino asentado en tierra no propia que cultivaba trigo y tenía unos pocos animalitos. La mejor paga la recibía cuando participaba en la siembra y cosecha del trigo y cuando se buscaba los animales y se los marcaba. Esta realidad convierte al Río de la Plata en un región inserta tempranamente en formas de producción capitalista a diferencia del resto de Aca. Latina que funcionaba utilizando formas serviles y precapitalistas.

El modelo productivo basado en el trabajo familiar del pequeño campesino, será derrotado para los finales del siglo XIX. A partir de ese momento y de manera absoluta, se estructura el modelo de la gran propiedad, con una  alta valorización de la tierra por la creciente demanda del mercado europeo. El correlato es el aniquilamiento de las naciones indias y el reparto de enormes extensiones de tierras entre las clases dominantes y la transformación de los campesinos en peones rurales como mano de obra de las grandes estancias.

Populismo. Conceptualización e interpelaciones.

En esta parte del análisis se tratará de mostrar cómo se conceptualiza,  no ya a los sujetos sino, lo que esos sujetos, que forman parte de las mayorías, han sido capaces de construir dentro de la realidad histórica, pero el objetivo de las elites es el mismo: las palabras deben mostrar que la construcción está plagada de errores.

La tarea fundamental para quienes trabajan con las Ciencias Sociales es desempolvar ese viejo y permanente protagonista de la historia: los sectores populares. Esos, que con tanto cuidado los centros académicos de los países centrales buscan ocultar o menoscabar. Para lograr ese objetivo es preciso revisar esos grandes fenómenos populares (populistas) como fueron los gobiernos de Juan Perón en Argentina (1946-1955 y 1973-1974), Lázaro Cárdenas en México (1934-1940) y Getulio Vargas en Brasil (1930-1945 y 1951-1954).

El término populista está cargado de juicios negativos y nunca fue utilizado por los gobiernos a los cuales se atribuye la denominación. El concepto de  populismo aparece en los discursos de políticos y economistas liberales, asociados a los sectores dominantes, como el peligro que siempre acecha a sus intereses en América Latina. Tanto los sectores de derecha como los de izquierda denostaron de estas construcciones de las grandes mayorías en Latinoamérica y fue la elite intelectual quien se encargó de difundir las posiciones críticas, desde los grandes centros académicos.

Ernesto  Laclau desde un análisis del discurso ideológico busca “rescatar al populismo de una posición marginal en el discurso de las Ciencias Sociales”. Para alcanzar estos objetivos explica que se hace necesario repensar determinados atributos de  esa categoría, como por ejemplo, su vaguedad doctrinaria, atribuible a falta de racionalidad. (Laclau, 2005: 34) Y se pregunta: ¿la vaguedad de los discursos populistas no es consecuencia, en algunas situaciones, de la vaguedad e indeterminación de la misma realidad social? Para concluir que “el hecho de ser vago es la condición para conseguir significados políticos relevantes” pues estos resultan de “actos perfomativos dotados de racionalidad propia” (Laclau 2005: 32). ¿Qué ideas dan sustancia para considerar al populismo como un proceso falto de racionalidad? La necesidad de menoscabarlo surge ante el miedo que sienten frente al accionar de las masas. Un ejemplo muy claro surge al leer el texto de Martínez Estrada, (representante de la derecha católica) al describir el 17 de octubre de 1945. “Aparecieron con sus cuchillos de matarifes en la cintura, amenazando con una San Bartolomé del barrio norte. Sentimos escalofríos viéndolos desfilar en una verdadera horda silenciosa” (Martínez Estrada, 1956).

Los movimientos “nacionales-populares aparecen y continúan apareciendo en América Latina en cuanto el grado de movilización rebasa la capacidad de los mecanismos de integración” explica Germani.

Siguiendo por el hilo del lenguaje que hablan los estratos de dominio,  tanto como de los que se intenta dominar, encontramos una encrucijada interesante cuando entramos en el análisis, en las interpretaciones e interpelaciones de los gobiernos populistas clásicos latinoamericanos.

Una crítica permanente, es atribuirles rasgos autoritarios a todos ellos, a pesar de haber llegado al gobierno, por el voto de amplias mayorías; salvo Vargas en un período. Para entender estas afirmaciones, es preciso volver al sentimiento de miedo que prevalece en los sectores de privilegio hacia las masas, en especial cuando se movilizan. Esto es así pues, la característica de los populismos, es que construyen un tipo de democracia, que se opone a la democracia liberal representativa e impulsan formas de participación directa para dialogar con el líder en reclamo y afirmación de sus derechos.

Otro latiguillo que denosta el populismo, es atribuirle a las masas trabajadoras un accionar irracional pues son manipuladas por parte del líder,  impidiendo su desarrollo autónomo. El concepto; definido por Germani; fue repetido por intelectuales y distintos medios de comunicación hasta el cansancio y se transformó en conceptos equivalentes: populismo -manipulación. Discípulos de Germani como  Portantiero junto con Murmis,   criticaron esa definición al afirmar que en el peronismo los trabajadores actuaron con racionalidad al buscar alianzas con capitalistas industriales débiles y conformar un movimiento nacional y popular más que un movimiento de base clasista. Torre enriquecerá los conceptos anteriores al agregar que el interés de clase y el criterio de racionalidad está dado por la cohesión y la solidaridad de las masas obreras que se logra durante estos gobiernos, lo cual no sólo sirve para lograr ventajas materiales largamente reclamadas, sino que se consolida su identidad política colectiva con la fortaleza que esto implica al transformarse en el eje de la lucha antiimperialista y antioligárquica.

La feroz crítica que han recibido los gobiernos nacionales y populares, ( populistas) también abarca a todos aquellos estudiosos que con su palabra buscaron reivindicarlos. Así quedaron silenciados, en la mayoría las instituciones educativas en especial superiores y universitarias el pensamiento preclaro de Scalabrini Ortiz, Jauretche, Hernández Arregui, Galeano y tantos otros.

Sí, ….este es un  tiempo para barajar y dar de nuevo, de apoderarnos con  prepotencia y firmeza de los instrumentos que fueran usados por las minorías dominantes, sacudirnos y arrojar muy lejos la estructura cultural utilizada por ellos y que funcionaran  cual duros cerrojos. Libres de ellos por fin, dar rienda suelta a toda la creatividad del hombre americano que se construyó trabajosamente tras largos 40.000 años y que como un río de ancho cauce recogió los aportes de lo indígena, lo europeo, lo africano, lo asiático. El rico calidoscopio de voces, colores y pensamientos se amalgamó y produjo este conjunto de fantásticos pueblos que formamos hoy América latina dispuestos a contar por fin una Historia donde por primera vez estén presentes todas las voces.

Es en el espacio del lenguaje donde se desenvuelven las batallas más importantes. La publicación de una revista es una eficaz herramienta.

Hoy se hace preciso recuperar cada una de las palabras que nos definen e identifican como pueblo latinoamericano enancado en una misma historia. Los conceptos que surjan de esa experiencia común de las masas, darán una respuesta a las problemáticas que hoy enfrentan, ante el avance de los grupos económicos dominantes tanto locales como extranjeros.

Es en el espacio del lenguaje donde se desenvuelven las batallas más importantes. La publicación de una revista es una eficaz herramienta.

 

(*)

  • Licenciada en Historia en la Universidad de La Plata
  • Docente investigadora categoría 5
  • Ha sido prof titular de en el profesorado de Historia del  ISFD y T N° 122 de Pergamino en:
  • Historia Americana III (Siglo XX y XXI)
  • Técnicas de Investigación Histórica I
  • Es prof titular en Investigación Histórica II
  • Ha sido profesora en el ISFD N° 5 de Pergamino en:
  • Historia Argentina y Latinoamericana en la carrera de Trabajo Social.
  • En la Universidad Nacional del Noroeste de la provincia de Buenos Aires
  • Ha sido Ayudante   con dedicación simple en la cátedra Realidad Contemporánea
  • Ha sido Ayudante con dedicación Simple interino de la cátedra Historia Económica y Social.
  • Ha dictado cursos para el Nivel Secundario y Primario referidos a Investigación en Historia.
  • Recientemente enfocados a la Historia Local y su enseñanza en el nivel secundario.
  • Ha participado en Congresos y Jornadas sobre Historia.
  • Ha publicado trabajos en revistas especializadas, congresos y eventos científicos en el país y en el exterior.
  • Ha publicado tres libros sobre temas de Historia:
  • Pergamino. Una Historia de la Frontera bonaerense (1780-1825)
  • Historia de campesinos enlazando llanuras. Historia de la inmigración italiana de Emilia Romagna en el Partido de Pergamino. (1880-1950).
  • Diálogo Político entre la Tradición y la Modernidad. Diario de las invasiones inglesas, un aporte documental para el trabajo escolar.
  • Dirigió la publicación: Pensar Pergaminocon los trabajos seleccionados de investigación de los alumnos del profesorado del ISFD y T N° 122.
  • Integrante del Proyecto Interinstitucional de Defensa y Puesta en Valor del Patrimonio Histórico de la Casa Rural Fortificada de Pergamino.
  • Presidente del Consejo Escolar de Pergamino (1999-2001)
  • Asesora en el área de Cultura y Educación del Bloque del FpV.

 

Esta nota fue publicada por la revista La Ciudad el 7/9/2016

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