Tener al cerebro «hiperactivo» claramente conspira contra la posibilidad de conciliar el sueño. Y muchas veces nos hace despertarnos antes de tiempo, limitando esenciales horas de descanso. ¿Cuándo sucede esto? Generalmente, cuando el estrés, por cuestiones que estamos afrontando, se nos impone, y por tanto aumentan los niveles de cortisol, que generan que el cuerpo se ponga en estado de alerta.
Qué hacer cuando nos despertamos antes
Paradójicamente, los expertos dicen que, ante el insomnio, hay que salir de la cama. Abandonar la idea de volver a dormir. Cuando dejás de lado la presión de que el sueño no es algo tan esforzado, es más probable que el sueño regrese, se señala.
En una técnica de control de estímulos, puedes distraer tu cerebro con una tarea mundana para ayudar a recuperar la somnolencia más rápidamente que quedándote frustrado en la cama. Es intentar reiniciar el cerebro y mantener las luces bajas.
Cualquier cosa, desde leer un libro hasta tejer o escuchar música suave (pero sin usar el teléfono), puede distraer positivamente al cerebro. Una vez que la somnolencia aparezca de nuevo, volver a la cama.
También depende del ritmo circadiano que tengamos, es decir, el ciclo solar de 24 horas que sigue el cuerpo y que nos avisa de cuándo nos entra el sueño por la noche. Si cambian algunos factores ambientales -como los viajes, el horario de trabajo o la iluminación-, el ritmo circadiano del cuerpo puede desviarse, dando lugar a un incómodo despertar temprano antes de la alarma.
La relajación muscular progresiva puede funcionar: empezar por los dedos de los pies, apretar los músculos en cuestión durante tres segundos y soltarlos. Respirar durante este proceso.
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Más de un tercio de los estadounidenses duermen menos horas por noche que la recomendación mínima de siete horas, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos.
Según los Institutos Nacionales de Salud (NIH), estudios realizados en todo el mundo muestran que entre el 10% y el 30% de la población padece insomnio, que se define como la dificultad constante para conciliar el sueño y la incapacidad para volver a dormir después de acostarse.
Fuente: Ámbito