Como ropa al sol
Las amigas de mi abuela tenían una casa inmensa, oscura. Las paredes, cargadas de presagios, mostraban una soledad dura y sin remedio. Cuando todavía no sabía nada de la muerte, cuando todavía no dolía como ahora, esperábamos el 2 de noviembre para visitarlas.
Ese acontecimiento era una ceremonia que demandaba mucho tiempo a mamá. Nos vestía con los vestiditos nuevos, blancos, de piqué, nos peinaba con enormes moños a tono con el vestido y completaban el atuendo los zapatos bien lustrados. Tantos preparativos ponían impaciente a mi abuela que le decía “no escuches, tus hijos lloran, pero no escuches”, así no se distraía y se apuraba. No quería llegar tarde a la cita de todos los años.
Cuando llegábamos, las puertas se abrían, la luz entraba a raudales por los grandes ventanales, cosa que ocurría sólo el día de nuestra visita. En ese momento la alegría se adueñaba de la casa. Los floreros estaban colmados de flores traídas del jardín y veíamos los canteros alfombrados de colores. Yo estaba segura de que estaban allí todos los del arco iris. Era una manera de darnos la bienvenida.
En una de esas visitas me puse a recorrer la casa. En un rincón del lavadero la más anciana de las mujeres, a quien la memoria ya no le respondía normalmente, lavaba y lavaba prendas ya limpias. Se quedaba mirando la espuma largamente, con la mirada perdida, en una especie de ensoñación. Para mí era muy extraño, no comprendía nada. Ahora pienso que tal vez en el fondo del corazón de esa anciana gritaba una niña, una jovencita, que luchaba por salir y colgar, como se cuelga la ropa en la soga, los sinsabores de su vida, para que sus recuerdos sólo estén repletos de aire y de sol.
Mabel Salvini
MABEL SALVINI nació en Concepción del Uruguay. Es profesora de Enseñanza Especial, ya jubilada. En busca de nuevos descubrimientos, ha incursionado en diversas ramas artísticas. Nos dice Mabel que en el espacio cultural ALQUIMISTAS 222, particularmente en el taller de lectura y escritura creativa, se reencontró con el gusto por la literatura y con el deseo de escribir; ambas actividades, afirma, son para ella muy placenteras.
Croquis. Tinta y lápiz color. 22 x 16 cm. autor: Daniel Barrio.
DANIEL BARRIO. Nació en Concordia, Entre Ríos. Hasta bien entrada la juventud, sus actividades eran de estudiante de la Escuela Técnica, dibujante en estudios de arquitectura y futbolista en su querido Wanderers. Se abría en 1979 una facultad de Arquitectura en Concepción del Uruguay y hasta aquí llegó para ser desde entonces y hasta hoy un uruguayense más. Daniel se dedica a sus obras, a la plástica a través del dibujo y a la música, antes como integrante de coros o grupos vocales y hoy como compositor de las canciones que canta con su guitarra.
(Como ropa al sol, autora Mabel Salvini – ALQUIMISTAS 222 – Ficciones y arte en días de pandemia, selección de Margarita Presas)