Juan Gelman nació en Buenos Aires, en el barrio de Villa Crespo, de fuerte presencia judía. Fue el tercer hijo de un matrimonio de inmigrantes judíos ucranianos: José Gelman y Paulina Burichson. Falleció el 14 de enero de 2014. Escritor desde la infancia, su legado es innegable.
Aprendió a leer a los tres años y comenzó a escribir poemas de amor cuando tenía ocho años, publicó el primero de ellos a los 11 en la revista “Rojo y Negro”.
En su juventud colaboró con “Rojo y Negro”, y fue uno de los fundadores del grupo de poetas “El pan duro”.
En 1966 comenzó a trabajar como periodista. Se desempeñó como jefe de redacción de la revista “Panorama” (1969), secretario de redacción y director del suplemento cultural del diario “La OpinióN” (1971-1973), secretario de redacción de la revista “Crisis” (1973-1974) y jefe de redacción del diario “Noticias” (1974).
Gelman asimismo se desempeñó como traductor en la Unesco, y desde el año 2007 hasta enero de 2014 colaboró con el periódico de Buenos Aires, Página/12.
Su poesía se inscribe en el “realismo crítico”, y son constantes en su prosa la presencia de lo cotidiano, el tono político, la denuncia y la indignación ante la injusticia.
Realismo crítico
El ámbito social es un aspecto que subyace en toda narración realista pero, en algunas obras, se convierte en eje central del argumento, favoreciendo una interpretación consciente de la realidad y promoviendo la toma de postura ante fenómenos y problemas sociales. Se trata de una corriente muy desarrollada en los últimos años, como contrapartida a un tipo de literatura ingenua y bondadosa, que prefería ignorar los problemas del mundo y mostrar una sociedad idílica y falsa, carente de sentido crítico o capacidad de denuncia.
Algunos de los temas más tratados en estas obras son: derechos humanos y pacifismo, defensa del medio ambiente, feminismo, marginación, interculturalidad…
Frente a posibles maniqueísmos y simplificaciones, esta literatura con valores debe mostrar diversos puntos de vista y opiniones. Sólo desde la pluralidad es posible desarrollar criterios propios.
Es preciso eludir las posibles tentaciones didácticas y promover la gratuidad de la lectura. La literatura ha de reflejar cuanto sucede en el mundo, pero no debe convertirse en una oferta de soluciones a la carta, un nuevo medio de adoctrinamiento.
Su producción poética abarca: “Violín y otras cuestiones” (1956), “El juego en que andamos” (1959), “Velorio del solo” (1961), “Gotán” (1962), “Cólera buey” (1964), “Traducciones III. Los poemas de Sydney West” (1969), “Fábulas” (1971), “Relaciones” (1973), “Hechos y relaciones” (1980), “Si dulcemente” (1980), “Citas y Comentarios” (1982), “Hacia el Sur” (1982), “Com/posiciones” (1986), “Interrupciones I” (1986), “Interrupciones II” (1988), “Anunciaciones” (1988), “Carta a mi madre”, (1989), “Salarios del impío” (1993), “Dibaxu” (1994), “Incompletamente” (1997), “Valer la pena” (2001), “País que fue será” (2004), “Mundar” (2007), De atrásalante en su porfía” (2009), “Bajo la lluvia ajena” (2009), “El emperrado corazón amora” (2011) y “Hoy” (2013).
Escribió dos óperas: “La trampera general” y “La bicicleta de la muerte”, y dos cantatas: “El gallo cantor” y “Suertes”.
Recibió diversos premios, entre ellos: El premio italiano Mondello (1980), el Boris Vian (1987), el Nacional de Poesía argentino (1997), el Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo (2000), el Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda (2005) y el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (2005).
El 29 de noviembre de 2007 ganó el Premio Cervantes, el más prestigioso de la literatura en español, y varios otros hasta el reciente Premio Leteo (2012).
El 25 de abril de 2008 depositó un mensaje en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes que no se abrirá hasta el 2050.
Dictadura
Por su actividad periodística y política vivió en el exilio entre 1975 y 1988, residiendo alternativamente en Roma, Madrid, Managua, París, Nueva York y México.
Llegó a estar condenado a muerte por la dictadura de su país, y sufrió de cerca el drama de los “desaparecidos” de las dictaduras del Cono Sur. Su hijo y su nuera pasaron a formar parte de la lista de desaparecidos.
La nuera de Gelman, María Claudia García, fue secuestrada a los 19 años, y desapareció con siete meses de embarazo durante la dictadura argentina (1973-1985), luego trasladada a Uruguay donde dio a luz.
La hija de María Claudia García, Macarena, fue entregada ilegalmente a la familia de un oficial policial uruguayo. Su identidad original fue establecida en el año 2000.
El padre de Macarena, Marcelo Gelman, fue asesinado en Buenos Aires en octubre de 1976 y sus restos hallados e identificados en 1989. Pero aún se desconoce el lugar donde fueron sepultados en Uruguay los restos de su esposa, María Claudia García.
Gelman falleció el 14 de enero de 2014 rodeado de su familia en su domicilio de la capital mexicana, donde residía desde 1988.
El día que Gelman encontró a su nieta
El 31 de marzo de 2000 no fue un día más en la vida del poeta Juan Gelman. Ese día le anunciaron que habían hallado a su nieta, María Macarena, que había nacido en cautiverio durante la última dictadura militar.
Tras una reunión con el entonces presidente de Uruguay Jorge Batlle, Gelman confirmó que había hallado a su nieta, nacida en Montevideo, en 1976.
Su nieta fue criada por la familia de un policía uruguayo, que murió en 1996. Después de 24 años de una búsqueda incansable, de gestiones duras y dudas, finalmente pudo hallar a su nieta. La alegría fue inmensa.
El 24 de agosto de 1976, irrumpieron en el domicilio de Gelman. Pero resultó que el escritor ya se había marchado al exilio. En su lugar, los militares se llevaron a su hijo Marcelo y a su esposa, María Claudia García, embarazada.
Su vida fue desde entonces también una búsqueda incesante de los suyos; de su joven hijo, de su esposa y de ese bebe a punto de nacer. Trece años más tarde de aquel fatídico secuestro se recuperó el cadáver de Marcelo, que yacía dentro de un barril de cemento y arena.
Macarena
Macarena Gelman nació por segunda vez cuando tenía 23 años. Allí fue cuando su madre le confesó que no era hija suya y que sus verdaderos padres biológicos habían sido asesinados y torturados durante la última dictadura militar argentina.
Macarena luchó para cambiarse el apellido. Ahora lleva los apellidos Gelman García, como su auténtico padre, como su auténtica madre, aunque mantuvo su nombre de pila, el que le impuso su devota madre adoptiva, porque los Gelman tienen ascendencia sevillana.
(fuente: http://www.aimdigital.com.ar)
Nota publicada por la revista La Ciudad el 14/1/2018