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Un nuevo aniversario de una huelga histórica

Por Germán Bercovich    –   

En estos días, se rememoró a partir de varias notas publicadas en los principales diarios del país, un nuevo aniversario de la Semana Trágica.

En 1936, 7 y 8 de enero, se escribió otro episodio, también vinculado con el movimiento obrero, y también muy trascendente, que no ha sido tan recordado como aquel de 1919. Al cumplirse, entonces, 83 años de aquellos sucesos, vamos a recordarlos en esta breve crónica.

La Federación Obrera Nacional de la Construcción (FONC), fundada en 1936, fue una de las más poderosas evidencias de sindicalismo previa a Perón. Su número de afiliados sólo era superado por el de la Unión Ferroviaria. La FONC fue establecida por militantes comunistas, que desde mediados de la década del 30 habían ido avanzando, progresivamente, en las estructuras sindicales de las empresas, y de hecho se encontraban insertos en la secretaría general de los seis gremios más importantes : la propia FONC, la Federación Obrera de la Industria de la Carne y la Federación Obrera de la Alimentación, el Sindicato Obrero de la Industria Metalúrgica, la Unión Obrera Textil, la Federación Obrera del Vestido y, posteriormente, el Sindicato Único de Obreros de la Madera.

Durante este período, los comunistas se mostraron activos, introduciendo algunas novedades entre las que se destacaba el impulso de objetivos complementarios a las luchas tradicionales (como lo eran la reducción de jornada laboral, mejores salarios, indemnización por despido o enfermedad, etc.); estos objetivos eran, por ejemplo, el mutualismo, la recreación, la salud, y la educación. La FONC fue el epicentro de estas transformaciones, dando lugar a una organización moderna y compleja en su funcionamiento. La historia de cómo llegó a ser una realidad es la que describiremos a continuación

La actividad de la construcción había tomado vigor entre 1933 y 1934. El sector se hallaba dominado por pocas empresas extranjeras (Polledo y Cía, Migone, Siemens Baunión, Geopé), la mayoría de capitales alemanes, que en general se apoderaban de las licitaciones, y controlaban el mercado de los materiales de construcción. Organizar a los obreros era complicado, a causa de múltiples variables entre las cuales se encontraba la alta rotación, producto del sistema de sub contratación, con ausencia de legislación laboral y beneficios sociales. En este contexto se movían sindicatos pequeños, con una ideología comunista, en algunos casos, y anarquista, en otros. La dispersión de gremios, por supuesto, favorecía a la patronal. Los sucesivos intentos de agrupar a pintores, yeseros, marmolistas, parquetistas, carpinteros, escultores, modeladores y albañiles, habían fracasado. Luego de varias fusiones y disgregaciones, en la primera mitad de 1935 el gremio comunista de albañiles inició una nueva gestión tendiente a unificar grupos. Así, el 22 de julio, se creó la Federación Obrera de Sindicatos de la Construcción (FOSC), en la Ciudad de Buenos Aires, compuesto por albañiles, pintores, colocadores de mosaicos, de vidrios, marmolistas, parquetistas, yeseros, electricistas, calefaccionistas, y picapedreros.  En septiembre de 1935, la FOSC llama a la huelga, a raíz de las negativas de la patronal a aceptar diversas mejoras en las condiciones laborales. Participaron 60 mil trabajadores (más de un 90% del total de empleados del rubro), y se realizaron multitudinarias reuniones en Plaza Once y en el Luna Park, con récord de concurrencia para mitines organizados por una sola central sindical. Paralelamente, se constituyeron Comités de Empresa y piquetes huelguísticos, comisiones femeninas y de familiares de los obreros, y comedores colectivos. Esto impidió que el conflicto se paralizara por el hambre. Desde diciembre, se produjeron choques en las calles de Buenos Aires con la Policía y con civiles de derecha armados. Así llegamos al 7 y 8 de enero de 1936, con la huelga general en apoyo al paro. Se detuvieron tranvías y ómnibus, algunos de los cuales fueron incendiados por masas en los cruces de las principales avenidas de la ciudad, se apedrearon trenes, algunas formaciones lecheras fueron volcadas, repartiéndose su contenido entre la gente. El epicentro de la revuelta era amplísimo: Saavedra, Chacarita, Villa Crespo, Paternal, Villa Devoto, Villa Urquiza, Villa del Parque, Flores, Liniers, Mataderos, Parque Patricios, Boedo y Pompeya. Murieron policías, obreros, y hubo decenas de detenidos.

El 27 de enero, tras 96 días, en una Asamblea en el Luna Park, se levantaba una de las huelgas más combativas y masivas de la historia argentina. Se habían logrado aumentos salariales, la jornada de trabajo de 8 horas, la formación de comisiones internas por obra, y paritarias para el sector con participación de los dirigentes del gremio. El éxito logrado llevó a los comunistas a enviar delegaciones al Interior, para armar una estructura sindical nacional. Así, del 8 al 10 de junio de 1936, 90 delegados de 61 gremios crearon la FONC.

En este nuevo aniversario de aquellos hechos, no tan publicitados como la Semana Trágica, es valioso rememorarlos, por su valor histórico, pero también por su valor didáctico, el que indica que, a veces, con mansedumbre no se sale del padecimiento.

Nota publicada por la revista La Ciudad el 8/1/2019

 

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