LA IMPORTANCIA DE RECORDAR
Por Rodolfo Oscar Negri –
Recordar, saber, conocer… palabras que tienen que ver con el transcurrir de los eventos y el conocimiento de la experiencia que nos lleva a entender dónde estamos y cómo llegamos hasta el lugar que ocupamos.
En el devenir de los sucesos y como una cadena de causas y efectos, a veces nos deslumbramos al conocer el pasado, porque existen situaciones que se repiten (más allá de las características de las épocas) a lo largo del tiempo.
La frase «los pueblos que no conocen su historia están condenados a repetirla» atribuida a, desde Confucio, al filósofo estadounidense nacido en España Jorge de Santayana e incluso Carlos Marx; pero que escuché de la boca de Arturo Jauretche, es la mejor síntesis que define la importancia del conocimiento del pasado.
Por otro lado, esa idea se refuerza si le sumamos la concepción mítica de que el tiempo no es lineal, sino cíclico. Ejemplos son la antigua doctrina del eterno retorno, que existía en el Antiguo Egipto, las religiones dhármicas o, entre los griegos, los pitagóricos y los estoicos.
Tanto el judaísmo como el cristianismo intentan reconciliar la existencia del mal en el mundo con la existencia de Dios, creando una explicación global de la historia con la creencia en una Edad Mesiánica y proponen que la historia tiene una dirección de progreso que lleva a un fin escatológico (el apocalipsis) determinado por un ser superior (Dios).
Esa es –de alguna manera- la base del desarrollo de San Agustín y de Santo Tomás de Aquino.
El filósofo Leibniz genero el concepto de la razón suficiente, que proclama que todo lo que ocurre se hace por una razón específica. Por tanto, lo que el hombre ve como mal (guerra, enfermedad, desastres naturales) es sólo un efecto de su percepción. Si se adopta el punto de vista de Dios, esos malos acontecimientos forman parte de un plan divino más amplio.
Habla de un plan de la historia, que no es un gesto de fatalismo, que se congenia con la teoría de los mundos posibles, evitando –de esta manera- caer en el determinismo.
Durante el Medievo, Maquiavelo busca las razones de la decadencia europea en las concepciones cíclicas de la historia, recurre a los clásicos del imperio romano y específicamente a los Discursos de Tito Livio, para encontrar no solo la explicación de las situaciones, sino también sus posibles salidas.
Por eso no es raro que los poderes dominantes escriban un relato propio de la historia que –como dice la canción de Lito Nebbia- da origen a la expresión “si la historia la escriben los que ganan, eso quiere decir que hay otra historia”.
Recordar, saber, conocer… por eso es importante dejar testimonio de lo que nos ocurre, de lo que sucede en nuestro tiempo y en nuestro entorno, para que las generaciones futuras puedan comprender donde están, porque llegaron allí y si la historia tiene un sentido, hacia donde puede llevarlos.
Recordar, saber, conocer… de allí su trascendencia.
Entonces descontando y asumiendo el poder, la importancia de la sucesión de nuestros actos y acciones, de recordar, de la memoria, ahora y en todos los tiempos; habiendo dedicado tantas horas y horas al estudio de estas cuestiones, de haber leído interpretando el pasado, interiorizándome en el conociendo de la historia e intentando comprender el camino por el que nos lleva la misma, interesado en el transcurso del tiempo y en la sucesión de hechos… convencido en valorar todo lo que significan los recuerdos y la memoria, me pregunto ¿adónde mierda dejé las llaves del auto que hace media hora que busco y no sé dónde carajo las pude dejar?
Esta cuento forma parte del libro “¿Te cuento un cuento? De Rodolfo Oscar Negri, realizado por Editorial El Miercoles en febrero de 2020
Esta nota fue publicada por la revista La Ciudad el 9/10/2022
