La histórica movilización del justicialismo de 1951 en apoyo a la fórmula presidencial Juan Domingo Perón y Eva Duarte de Perón cumplirá mañana 70 años, y todavía continúa el debate sobre el renunciamiento a la candidatura por parte de Evita, un hecho que algunos emparentaron con la sorpresiva decisión electoral de Cristina Kirchner en 2019, mientras se suma una nueva interpretación a través del enfoque feminista.
El 22 de agosto de 1951 se realizó la mayor concentración del peronismo, con casi 2 millones de militantes de todo el país que colmaron la avenida 9 de Julio y las inmediaciones para pedir por «la fórmula de la Patria», como por entonces se había bautizado a la dupla «Perón-Perón».
A 70 años de esa convocatoria, Télam consultó a varios historiadores que investigaron la saga de acontecimientos que se inició con esa marcha hacia el edificio del Ministerio de Obras Públicas -actual sede de las carteras de Desarrollo Social y Salud- y que culminó días después, con un mensaje por radio en el que Eva Perón comunicó su renunciamiento.
«No querían que Evita fuera vicepresidenta porque tenía mucho ímpetu y era el mayor vínculo del frente (peronista) con la clase trabajadora» plantea Norberto Galasso
En una mirada retrospectiva de aquellos hechos, en la búsqueda de la reelección presidencial de Perón en el marco de una trama que finalmente incluyó la declinación de la candidatura de Evita, los especialistas coincidieron en «los límites de la época a que una mujer ocupara la vicepresidencia», como también en «la resistencia que había a Evita por parte de los militares».
No hubo tantas coincidencias a la hora de determinar cuánto influyó la enfermedad de Evita a la hora de no aceptar la postulación.
El historiador y escritor Norberto Galasso explicó ese corto período del 22 al 31 de agosto de 1951 con una cita sobre un hecho poco recordado, como es la renuncia y el pedido del pase a retiro del entonces general Eduardo Lonardi, que «era un hombre muy prestigiado dentro del ámbito militar».
En su relato, Galasso señaló que «el 22 de agosto, Eva esquiva la respuesta y dice ‘Haré lo que el pueblo quiera’, pero se interpretó como una aceptación, lo que provoca que el 27 de ese mes el general Lonardi solicite el pase a retiro diciendo que no está de acuerdo con la orientación que estaba tomando el Gobierno».
«Ese era el punto de partida del golpe, que era inminente, y Perón sabía que el golpe podía producirse, por lo cual en ese momento fabrica el acuerdo con Eva para que decline la candidatura», puntualizó.
Igualmente, el intento de golpe se produjo de todas formas el 28 de septiembre, pero «fracasa porque la sublevación (del Ejército) no tuvo envergadura, ya que Perón logró dividir al sector golpista con la decisión de que Evita no fuera la vicepresidenta».
En ese sentido, Galasso remarcó: «No querían que Evita fuera la vicepresidenta porque tenía mucho ímpetu y era el mayor vínculo del frente (peronista) con la clase trabajadora. Era el puente que tenía Perón con la CGT».
«Los trabajadores querían tener un mayor ascendente dentro del frente peronista pero los militares no querían», dado que «en aquel tiempo era una cosa insoportable para muchos militares. Ellos estaban dispuestos a dar el golpe. Si el Ejército hubiese apoyado, Evita hubiese sido vicepresidenta», sostuvo Galasso.
En la misma línea se pronunció el sociólogo e historiador Roberto Baschetti, al asegurar que «había una gran interna en el peronismo entre la CGT, con Evita, y los militares, en la que Perón tenía que buscar el equilibrio del poder, y Perón, que finalmente era un militar, se sentía a gusta con los militares, y entonces prefirió no sacar los pies del plato».
«Perón no traspasó los límites con la candidatura de Eva», subrayó el historiador, que posee uno de los mayores archivos de revistas, documentos y pronunciamientos de la historia del peronismo.
Baschetti, en ese sentido, destacó que «para la época era muy impactante que fuera vicepresidenta una mujer que no tenía pelos en la lengua y que además hablaba de la oligarquía y de los vendepatria».
«Perón no traspasó los límites con la candidatura de Eva» asegura el historiador Roberto Baschetti
«Ella (por Evita) tenía un círculo que era muy cercano y que propició su candidatura, que era sobre todo el consejo (directivo) de la CGT de la época, encabezado por el secretario general José Espejo, Elías Santín y Armando Cabo», apuntó.
En cuando a la enfermedad de Evita, entre Galasso y Baschetti surgió un punto de discordancia a la hora de asignarle más importancia en la gestación del renunciamiento, ya que el primero señaló que «se sabía que estaba enferma pero no de gravedad, ni mortal», mientras que el segundo planteó que «evidentemente, Evita ya estaba muy mal porque ya varios especialistas habían venido a verla».
Desde otro ángulo de interpretación, la historiadora Julia Rosemberg remarcó que «el renunciamiento, que siempre fue leído en clave de que lo tuvo que hacer porque estaba enferma o porque las Fuerzas Armadas no la querían, también tiene que ser leído como un límite en la disputa de poder que Eva da y no logra vencer, debido a un límite que tiene que ver con una sociedad, todavía muy conservadora y tradicional respecto de cuál era el lugar asignado y posible para las mujeres».
«En la elección de 1951 Eva da dos disputas: una por el voto femenino y la participación de la mujer en las listas, y es muy exitosa. La otra disputa tiene que ver con su propia candidatura a la vicepresidencia, que a pesar de todos los mitos, es una candidatura buscada por ella. Por lo menos, anhelada», se diferenció Rosemberg.
«Eva Perón estuvo detrás de la organización de esa movilización del Cabildo Abierto, que pedía la fórmula de La Patria, Perón-Perón» sostiene Julia Rosemberg
Sobre la realización de la masiva marcha, la historiadora sostuvo que «Eva Perón estuvo detrás de la organización de esa movilización del Cabildo Abierto, que pedía la fórmula de La Patria, Perón-Perón».
En paralelo, sobre la decisión de Cristina Kirchner en las elecciones presidenciales de 2019, cuando eligió no ser la primera candidata a la Presidencia y cederle ese lugar a Alberto Fernández, se puede considerar como la segunda declinación a una candidatura que -a priori- se consideraba un hecho, por tener amplio consenso.
Mientras Baschetti consideró que «no tiene ningún tipo de vinculación y no hay puntos de comparación» entre ambos hechos políticos protagonizados por las dos mujeres más influyentes en la historia del peronismo, para la socióloga Florencia Cendali la decisión de Eva Perón y Cristina Kirchner son «dos imágenes, dos discursos recomendables en contextos diversos, pero formulados por dos mujeres del pueblo argentino que renuncian no por falta de trabajo, no por falta de voluntad; sin mezquindad, sin egoísmos, sin debilidad; sino con la convicción y el compromiso con el movimiento y la patria que necesitaba y necesita esos gestos de amor incondicional a lxs otrxs».