Se cumplió un año desde la entrada en vigencia del Convenio 190 de la OIT, la primera norma internacional que Argentina ratificó y se comprometió a ejecutar para la erradicación de la violencia en el ámbito laboral.
Por Laura Gambale –
Argentina es uno de los 10 países que ratificaron la norma internacional que reconoce el derecho a un trabajo libre de violencia y acoso laboral. A un año de la entrada en vigor del Convenio 190 sobre la violencia y el acoso laboral (OIT) -ratificado en febrero del 2021-, el Estado argentino está obligado a rendir cuentas sobre lo que hizo para lograr su real aplicación.
Esto impacta en términos legislativos, en la obligación de planificar capacitaciones y formaciones con perspectiva de género y en la rendición de cuentas del desarrollo efectivo de controles hacia las instituciones que puedan determinar de manera efectivamente que están haciendo todo lo necesario para que el convenio se cumpla.
Por su parte, el último informe sobre Incidencia de la violencia laboral en nuestro país que realizó Grow- género y trabajo junto al proyecto regional FESminismos de la Fundación Friedrich Ebert (FES) presentado a fines del 2022, dejó al descubierto que la violencia laboral afecta en mayor medida a las mujeres y personas de identidades de género no cisnormativas. A su vez, demostró que la violencia que se ejerce con mayor frecuencia es la psicológica.
De las 500 respuestas de la encuesta abierta que realizaron las organizaciones en conjunto, se concluyó que 7 de cada 10 trabajadores/as vivieron situaciones de violencia laboral (81% mujeres, 58% varones); que el 43% de las mujeres vivió violencia sexual en el trabajo; el 73% violencia psicológica, y el 60% violencia económica.
En este contexto, NA dialogó con Georgina Sticco, cofundadora y directora de Grow- género y trabajo- acerca de cómo se está implementando el convenio 190, cuáles son sus desafíos actuales y cuáles sus avances desde que fue ratificado hace un año.
“Hemos visto avances, pero falta mucho”, introduce Sticco. Entre los puntos positivos, observa “una mayor sensibilización en las organizaciones empleadoras al comprender que determinadas situaciones que antes no se consideraba violencia, hoy si se consideran como tales”.
“Desde la ratificación y entrada en vigencia del convenio 190, hubo un cambio de paradigma en el concepto de violencia: Pasamos de pensar que para que sea un hecho un violento tiene que haber una intención por parte de la persona que la ejerce, a considerar que la violencia depende de la percepción de la persona que la sufre”, agrega.
Asimismo, advierte que la violencia incluye “micro agresiones cotidianas, que son comportamientos que aparentemente son inofensivos y que legitiman otros comportamientos más graves como, por ejemplo, cuando dejamos pasar chistes homofóbicos o gordo fóbicos y no tomamos en cuenta el peso que tiene en las personas de nuestro alrededor. Cuando lo dejamos pasar estamos naturalizando ese tipo de violencia”. Este tipo de violencias también tienen prioridad: el Estado está comprometido a actuar en consecuencia para conscientizar y poder erradicarlas.
(fuente: Noticias Argentinas)
Esta nota fue publicada por la revista La Ciudad el 27/2/2023