Por Iciar Recalde –
El progresismo y el liberalismo tras atacar la tradición y la identidad nacional y poner en duda la idea misma de TRANSMISIÓN (de determinado cúmulo de saberes, valores y una historia de generaciones adultas a las generaciones jóvenes, de padres a hijos, de maestro a alumnos…) y de AUTORIDAD (valor medular de una comunidad organizada de derechos pero además de obligaciones, límites y normas) dejan terreno arrasado para el avance del nihilismo más profundo escudado en la idea de lo nuevo como sinónimo de bueno frente a lo viejo como malo, trampolín para negar el pasado y construir un puro presente de hedonismo y valores individualistas, cultura de la fragilidad que se mete en el corazón de la persona humana produciendo puro vacío e insatisfacción. Eso sí con lindos eslóganes de supuestos derechos y libertades. Da a luz alienados, no hombres libres.
Este trabajo contracultural de guerra contra la Argentina avanza a pasos agigantados sobre la niñez. Hoy el régimen nos dice a quienes tenemos convicciones firmes y las transmitimos a nuestros hijos en el hogar somos tiranos porque imponemos nuestros valores, no les permitimos a los niños una aparente libre elección. Sucede que la más profunda libertad que podemos trasmitir a nuestros hijos son nuestras raíces, nuestra tradición, nuestra cultura, nuestros valores solidarios, humanistas y comunitarios.
Es verso lo que sostiene el régimen de que los niños son más libres sin maestros, sin padres, sin autoridad. La autoridad ayuda en la búsqueda y el encuentro con la verdad. El adulto es la guía del crecimiento y es por eso que cuando un niño está mal, lo que hay detrás es una FAMILIA que está mal: desempleo, violencia doméstica, privaciones de todo tipo, adicciones y etc etc. Por ahí va la solución si es que volveremos a pensar en los únicos privilegiados que hoy mueren por hambre, deambulan solos de a cientos en las calles, revolviendo la basura, haciendo de presa del narcotráfico o acribillados por bandas o por la bonaerense.
La comunidad organizada que fuimos con eje en el trabajo, cuidaba la familia, abría clubes de barrio, acompañaba el trabajo de las capillas, ofrecía una escuela de calidad y varios etc. Reitero: por ahí va la solución.
Esta nota fue publicada por la revista La Ciudad el 2/8/2019