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Toyota: del modelo ejemplo en la relación empresa-gremio al ajuste con 700 despidos

La automotriz japonesa, que fue símbolo de producción y diálogo gremial, mantiene su propio ajuste. Apenas quedan 7 delegados sindicales en la planta de Zárate. Miedo a perder el trabajo, recortes y políticas libertarias no favorables a la industria se conjugan.

A considerable distancia de lo que alguna vez se consideró un ideal de referencia fabril argentino, el “modelo Toyota” ya no escapa a ciertos indicadores fehacientes que hoy describen el estado crítico de algunos sectores de la industria. Evaluaciones gremiales sostienen que la pérdida de puestos de trabajo en esa automotriz supera las 700 personas, alimentando entre quienes aún integran su plantilla un hecho tangible: el miedo a perder el empleo. Las cesantías datan desde diciembre de 2023, tras la asunción presidencial de Javier Milei.

En tiempos no tan lejanos, la relación entre los delegados gremiales y Toyota era directa y fluida. Incluso fue destacada por el Smata como clave para permitir la modificación de tramos del convenio colectivo, a fin de garantizar la producción durante los fines de semana mediante la reorganización de los francos del personal.

En la era libertaria, signada por políticas que no favorecen a la industria, ese vínculo entre empresa y sindicato parece parte del pasado. Así lo reflejan fuentes de la CGT que consultó BAE Negocios: “El peso de la energía sindical está una vez más sobre las espaldas de los delegados de base”. La cantidad de esos representantes, considerando los sectores público y privado, se estima en decenas de miles. Su función no se limita solo a la tracción paritaria: son parte de la dinámica cotidiana de defensa de derechos en los lugares de trabajo.

“Primero despidieron a los delegados, luego a los colaboradores cercanos a esos representantes, sin que la mayor indemnización, que corresponde legalmente a un gremialista en caso de despido, fuera obstáculo alguno”, relataron. Y agregaron: “Para las cesantías, siempre hay plata”.

Describen además que las notificaciones a los trabajadores  “desvinculados” se suceden de modo diverso: llamados antes de iniciar el turno, para evitar que ingresen a la planta; o comunicaciones en pleno horario laboral, con la instrucción de “juntar sus cosas” y pasar por Recursos Humanos a oficializar el despido. En la etapa previa, se impulsaron retiros voluntarios, como sucede también en otras empresas, no solo en Toyota.

Hace algunos años, la firma japonesa era considerada uno de los principales motores del crecimiento industrial del país. Hoy, ese impulso se desdibujó. Los despidos comenzaron en enero, a la par de la caída de la producción. La baja en la demanda y la automatización en distintos sectores son algunas de las causas que se esgrimen para explicar el presente de una empresa que supo ser emblema del sector automotriz.