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Testimonios sobre personajes de nuestra historia

Por Ángel J. Harman   –

   Tanto en la Historia de San Martín y de la emancipación sudamericana, de Bartolomé Mitre y en la de sus epígonos no hay referencias a negativa del gobierno porteño de brindar apoyo económico a la lucha del general San Martín en el Perú. En ese tiempo 1821-1822, Buenos Aires, gobernada por Martín Rodríguez quien estaba secundado por Bernardino Rivadavia, se había encerrado para emprender el desarrollo local gracias al goce de las rentas aduaneras. El resto del país no importaba y la suerte de los ejércitos criollos abandonados a su suerte en el lejano Perú,  no le quitaba el sueño a la élite porteña.

* Juicio del general José de San Martín sobre Bernardino Rivadavia:

   Sobre la sublevación de Lavalle, del 1º de diciembre de 1828:

“Usted conocerá que en el estado de exaltación a que han llegado las pasiones, era absolutamente imposible reunir los partidos en cuestión [federal y unitario], sin que quede otro arbitrio que el exterminio de uno de ellos. Por otra parte, los autores del movimiento del 1º de diciembre, son Rivadavia y sus satélites, y a usted le consta los inmensos males que estos hombres, con su conducta infernal, han hecho no sol a este país, sino al resto de América”.

(Carta de San Martín a O’Higgins)

   Sobre las reformas rivadavianas:

“Me dice Vd. que su país marcha bien, pero con mucha lentitud. No olvide usted, mi buen amigo, el proverbio italiano: Piano, Piano, se va sanno. La marcha de todo estado es muy lenta y si se precipita sus consecuencias son funestas. Si yo viese a su afortunada Patria dar oídos a Visionarios y precipita las reformas, confieso a usted que me alarmaría por su futura suerte; tenga usted presente la que se siguió en Buenos Aires por el célebre Rivadavia, que empleó en sólo madera para hacer andamios para componer la fachada de lo que llaman Catedral 60 mil duros; que se gastaron ingentes sumas para contratar ingenieros en Francia y comprar útiles para la construcción de un Canal de Mendoza a Buenos Aires, que estableció un banco en donde apenas había descuentos*, que gastó cien mil pesos para la construcción de un Pozo Artesiano al lado de un río y en medio de un Cementerio Público; y todo esto se hacía cuando no había muelle para embarcar y desembarcar los efectos, y por el contrario deshizo y destruyó el que existía de piedra, y que había costado 600 mil [pesos] fuertes en tiempo de los españoles; que el Ejército estaba sin pagar y en tal miseria que pedían limosna los soldados públicamente; en fin, que estableció el papel moneda que ha sido la ruina del crédito de aquella República y de los particulares: sería de no acabar si se enumerasen las locuras de aquel Visionario y la admiración de un gran número de Compatriotas, creyendo improvisar en Buenos Aires la civilización Europea con solo los decretos que diariamente llenaba lo que se llamaba Archivo Oficial.

-Carta dirigida a Pedro Palazuelos, escrita por San Martín desde Grand Bourg, en 1847.-

* Nota: San Martín se refiere al “Banco de Descuentos”, cuyos accionistas y directores eran Juan José Cristóbal de Anchorena; Juan Pedro Aguirre; Diego Brittain, Sebastián Lezica; J. Molina; Guillermo. Cartwright; Félix Castro; Miguel de Riglos; Juan Fernández Molina; Roberto Montgomery. En 1826 este banco estaba en quiebra, pero sus accionistas reclamaron al gobierno  la “devolución” de 1.317.840 pesos, siendo que las acciones sólo representaban un total de 230.000 pesos. Finalmente, ¡se les dieron casi 3 millones de pesos!

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Esta nota fue publicada por la revista La Ciudad el 1/9/2023