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Techo para pocos: uno de cada tres hogares debió sumar otro empleo para cubrir el alquiler

Desde que el Gobierno de Milei derogó la Ley de Alquileres, los precios escalaron más de 360%, los salarios perdieron poder de compra y miles de familias tienen que trabajar el doble para mantener su vivienda.

El presidente Javier Milei montó esta semana un show musical en un estadio del centro porteño acompañado por gran parte de su gabinete y seguidores mientras la crisis económica, la incertidumbre y la volatilidad de estos días se agudizan., No es una descripción exagerada: miles de familias argentinas ven perder sus fuentes de trabajo y no llegan a cubrir gastos esenciales como un techo donde vivir. Según el último dato, el 31% de las y los inquilinos tuvo que sumar otro empleo para intentar afrontar el pago del alquiler. 

En la la última década, el porcentaje de hogares inquilinos subió, en promedio, 40% en los grandes centros urbanos configurando un panorama en el que, al menos, el 20% de la población es inquilina en nuestro país. Pese a esta realidad, la gestión libertaria decidió desde el primer día desregular el mercado inmobiliario y eliminar la única ley nacional que buscaba, no sin falencias, garantizar el acceso a un techo. Como resultado, en la actualidad casi 7 de cada 10 hogares destina entre el 30% y el 50% de sus ingresos al alquiler, mientras que un 24% gasta más del 60%, en un contexto que combina el descalabro de precios que generó el DNU 70/2023 (a lo largo y ancho del país se relevan subas de alquileres por arriba del nivel general de precios) junto con el golpe al poder adquisitivo de los salarios (los ingresos registran una pérdida real de entre 20% y 41% respecto de 2017).

Los datos de la última Encuesta Nacional Inquilina reflejaron una crisis habitacional sin precedentes, en la que el 70% de las familias se endeudó para pagar el alquiler y otros bienes y servicios de la canasta básica. Cada vez es más difícil lograr sostenerse en una vivienda, un drama social que crece pero no encuentra respuestas.

Menos ingresos, más gasto en alquiler
En Argentina, la población inquilina se ubica en torno al 20% del total. El acceso a un techo digno se fue transformando en esta última década en una problemática generalizada que tiene lugar, al mismo tiempo, en un país con fuerte concentración de la tierra, alta especulación sobre las propiedades y bajo porcentaje histórico de construcción pública de viviendas. 

¿Qué pasó en estos años? De acuerdo con datos oficiales (INDEC) en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) la tasa de hogares inquilinos subió del 16% al 18% en los últimos siete años, a su vez en el Gran Rosario la población inquilina pasó del 13% a 16%, mientras que en Gran Córdoba se expandió del 22% al 26% y en Gran Mendoza el crecimiento fue mayor al escalar de 19% al 25%. Si se tiene en cuenta solamente la Ciudad de Buenos Aires, el salto fue aún mayor: del 29% al 37%.  

«Gracias a que eliminamos la infame y difunta Ley de Alquileres, se multiplicaron exponencialmente los alquileres publicados y el costo del alquiler bajó hasta un 30% en términos reales”, se había congratulado el presidente Javier Milei en marzo de este año al inaugurar el año calendario del Congreso. Sin embargo, las estadísticas muestran, una vez más, otra realidad: desde que asumió y derogó por decreto la Ley 27.551 (DNU 70/2023), la inestabilidad habitacional se agravó.

Así se desprende de los resultados que arrojó la última Encuesta Nacional Inquilina realizada en septiembre por el espacio Inquilinos Agrupados, dando cuenta de una crisis habitacional sin precedentes en nuestro país: falta de estabilidad en los contratos, aumentos acelerados de los precios, endeudamiento generalizado de los hogares y una creciente dificultad para sostener las viviendas dar forma a un combo letal que permanece afuera de la agenda de gobierno. 

En el primer semestre del 2025 los alquileres subieron 41,8%, frente a una inflación para el mismo período de 15,3%, es decir, se ubicaron 26,5 puntos por encima del índice general de precios. En sintonía, en agosto (último dato disponible) los alquileres volvieron a aumentar por encima de la inflación en todas las regiones del país: IPC-INDEC +1,9% contra alquileres en GBA +3,3%, en la Región Pampeana +3,9%, en Noreste +2,5%, en Noroeste +8,3%, en Cuyo +5,0% y en La Patagonia +6,2%.

Con menos poder adquisitivo y costos más altos del alquiler -el 66% de los hogares destina entre el 30% y el 50% de sus ingresos al alquiler, mientras que un 24% gasta más del 60%- una consecuencia directa para las familias fue la necesidad de buscar más trabajo, en un marco nacional de incremento del pluriempleo. En detalle, los ocupados que demandan más empleo pasaron de representar el 16,2% en 2023 al 17,1% en 2025, valor que no se alcanzaba desde la pandemia. La cantidad de personas empleadas con más de una ocupación es 1,5 puntos porcentuales más alta que al inicio de la gestión de Milei. En otras palabras, en un mercado laboral cada vez más deteriorado, unas 204.000 personas con trabajo buscan activamente un segundo ingreso para tratar de cubrir, al menos, las necesidades básicas de subsistencia.

«Es fundamental avanzar con el rechazo del decreto 70/2023, no sólo por ser inconstitucional, sino por estar afectando gravemente el acceso a la vivienda de millones de hogares. El decreto nos ha dejado completamente indefensos frente a la crueldad del mercado inmobiliario», señaló al respecto Gervasio Muñoz, referente de Inquilinos Agrupados.

Desmantelamiento de políticas clave
Además de avanzar en contra de la ley que buscaba regular la situación de los alquileres en el país, el gobierno de Milei desmanteló también un conjunto de políticas vinculadas al acceso a la vivienda y obras esenciales de infraestructura.

En agosto, por ejemplo, se derogaron todos los programas que formalmente quedaban vigentes para promover la construcción: Casa Propia, el Programa Federal Argentina Construye, el Subprograma Habitar la Emergencia, el Plan Nacional de Suelo Urbano y el Programa Nacional de Reactivación y Terminación de Obras de Vivienda, Infraestructura y Hábitat. Ese desarme convive con tasas altas y con scoring ajustado en el mercado hipotecario. De hecho, la decisión de La Libertad Avanza (LLA) de cerrar la Secretaría de Desarrollo Territorial, Hábitat y Vivienda meses atrás, además de implicar 400 despidos directos y miles de indirectos, dejó unas 125.000 viviendas totalmente paralizadas, eliminando programas de acceso a un techo, obras básicas de servicios públicos, y hasta dejando la puerta abierta a futuros juicios contra el Estado por el incumplimiento, local e internacional, de los compromisos asumidos.

En relación, el Fondo de Integración Socio Urbana fue disuelto formalmente en 2024 y del monto remanente se ejecutó entre el 1% y el 14% de las dos líneas de financiamiento, de acuerdo con datos relevados en el informe «La Cocina de Cuidados» del CELS. De igual modo, la partida paralela «infraestructura social» también está en 0% de ejecuciónal igual que el programa de mejoras en asentamientos fronterizos, las obras para la contención de riesgo de inundaciones urbanas, la dotación de infraestructura básica y equipamiento urbano y comunitario. Por último, la construcción de Centros de Desarrollo Infantil lleva, en lo que va del año, solo el 20,6% de ejecución.

(fuente: https://www.eldestapeweb.com/)

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