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Sigmund Freud: biografía y obra del célebre psicoanalista

Los fundamentos elementales del psicoanálisis y la vida de Freud.

Sigmund Freud es, quizás, el pensador más famoso, polémico y carismático de la psicología del siglo XX.

Sus teorías y su trabajo han dejado una huella importante en el modo en el que durante décadas se han dado explicaciones sobre el desarrollo en la infancia, la personalidad, la memoria, la sexualidad o la terapia. Muchos psicólogos han sido influenciados por su obra, mientras otros han desarrollado sus ideas en oposición a él.

Hoy en día, la psicología científica se desarrolla al margen de las ideas de Sigmund Freud. Sin embargo, eso no le resta valor histórico a este investigador. A continuación repasaremos su vida y su obra a través de una biografía de Sigmund Freud, en la que conoceremos su trayectoria vital e intelectual.

Breve biografía de Sigmund Freud, padre del psicoanálisis
Freud es el padre del psicoanálisis, un método que tiene como objetivo el tratamiento de enfermedades mentales. El psicoanálisis freudiano es una teoría que intenta explicar el comportamiento de los seres humanos y se basa en el análisis de los conflictos sexuales inconscientes que se originan en la niñez.

Esta teoría sostiene que los impulsos instintivos que son reprimidos por la conciencia permanecen en el inconsciente y afectan al sujeto. El inconsciente no es observable por el paciente: el psicoanalista es quien debe volver accesibles dichos conflictos inconscientes a través de la interpretación de los sueños, los actos fallidos y la asociación libre.

El concepto llamado “asociación libre”, trata de una técnica que busca que el paciente exprese, durante las sesiones de terapia, todas sus ideas, emociones, pensamientos e imágenes tal y como se le presentan, sin restricciones ni ordenamientos. Tras esta apertura, el psicoanalista debe determinar qué factores, dentro de esas manifestaciones, reflejan un conflicto inconsciente.

Primeros años y formación universitaria
Sigmund Freud nació en Freiberg, Imperio Austríaco, en el año 1856, en el seno de una familia ucraniana de origen judío y situación económica humilde.

Al llegar el 1860, su familia se trasladó a Viena, y se asentó en esta ciudad durante los años siguientes. Con 17 años, el joven Freud entró a la Universidad de Viena para estudiar medicina, graduándose poco después. Luego, hacia 1877, se especializó en el estudio del sistema nervioso en peces, área en la que destacó como investigador.

Luego, en el año 1882, empezó a trabajar como médico en el Hospital General de Viena. En el 1886 se casó con Martha Bernays y empezó a ejercer de manera privada especializándose en los trastornos basados en alteraciones en el sistema nervioso. Sin embargo, pronto empezó a interesarse en lo puramente psicológico. Hacia 1889, empezó a desarrollar la teoría psicoanalítica.

La relación de Sigmund Freud con Charcot y Breuer: Origen del Psicoanálisis
Para entender su teoría, hay que saber que todo empezó en París, donde Sigmund Freud se encontraba gracias una beca. Allí pasó mucho tiempo al lado de Jean-Martin Charcot, un famoso neurólogo estudioso del fenómeno hipnótico, y así comienza su interés en la sugestión y el estudio de la histeria. Una vez finalizada la beca, Freud regresó a Viena y compartió las teorías de Charcot con otros médicos, pero todos le rechazaron salvo Josef Breuer, un amigo suyo.

Además, Breuer tuvo un papel importantísimo en la vida de Sigmund Freud como figura paterna, aconsejándole en los distintos aspectos de la carrera que compartían, apoyándole económicamente para que estableciera su consultorio como médico particular, creando el método catártico y redactando con él la obra inaugural de la historia del psicoanálisis.

El famoso caso de Anna O.
El caso de Anna O. (su nombre real era Bertha Pappenheimmarcó un antes y un después en la carrera de un joven Freud. Anna O. era una paciente de Breuer que sufría histeria, pero ambos se hicieron cargo de su problema. La paciente era una joven que en otoño de 1880 enfermó. Cuando tenía cumplidos los 21 años, inesperadamente su padre cayó enfermo y se vio obligada a cuidar de él. Fue tanta su atención hacía su padre, que el gran descuido que ella se dio a sí misma la condujo hacia la anemia y debilidad. Pero estos problemas; que pronto la postraron en cama, fueron seguidos por malestares aún más alarmantes: parálisis, una grave perturbación del lenguaje y otros síntomas que aparecen tras de la muerte de su padre, y por la que es diagnosticada como histérica.

El tratamiento de Breuer se centraba en inducir a la paciente a un estado hipnótico y persuadirla para que rememorara las circunstancias previas a la primera aparición de cada uno de los síntomas padecidos. Al salir del trance hipnótico, dichos síntomas histéricos iban desapareciendo uno a uno. El médico realizaba este tratamiento dos veces al día, y Anna O. lo solía llamar “cura por la palabra”. Breuer lo bautizó como método catártico. En el caso de Anna O. se concluyó que había padecido abusos sexuales en su infancia por parte de un familiar, y pese a que parecía que la terapia funcionaba, apareció una trasferencia sexual entre la paciente y el médico. Luego hubo problemas con un falso embarazo de la paciente, enamorada de su terapeuta, y Breuer se apartó hostigado por los celos de su mujer.

Breuer y la histeria
Breuer llegó a la conclusión de que las pacientes que mostraban los síntomas de la histeria no tenían dolencias físicas sino que, en realidad, sus síntomas eran el resultado de la acción permanente de ciertas experiencias traumáticas del pasado y que se habían reprimido, aunque no olvidado, y además, que al liberar dichos pensamientos reprimidos, exteriorizándolos y aceptándolos de manera consciente, los síntomas desaparecían.

En un principio, Breuer no hizo públicos sus descubrimientos, pero los compartió con Freud. Este último utilizó dicho método, pero dejó de lado la hipnosis y en su lugar estableció el procedimiento de “asociación libre”.

Más tarde, la relación entre Breuer y Freud comenzó a decaer debido a varias discusiones en el campo de lo científico. Breuer se apegaba a una concepción cientificista clásica que no aceptaba la separación total entre fisiología y psicología, mientras que Freud apostaba por la creación de todo un sistema teórico nuevo para la psicología y una independencia absoluta de cualquier otra rama médica.

Por otro lado, Breuer concebía al método catártico con la hipnosis, pero sin la adopción de la “asociación libre” ni otras modificaciones y ampliaciones sugeridas por Sigmund Freud. La amistad acabó por romperse definitivamente al año de una publicación conjunta.

La mente inconsciente
Sigmund Freud desarrolló un mapa topográfico de la mente en el que describió las características de la estructura y el funcionamiento de la mente. En este modelo, la mente consciente es solo la punta del iceberg. En la mente inconsciente descansan muchos de nuestros impulsos y deseos primitivos que están mediados por la preconciencia.

Freud desarrolló la teoría de que algunos eventos y deseos causaban tanto miedo y dolor a sus pacientes, que permanecían guardados en el oscuro subconsciente, afectando a la conducta de manera negativa. Esto sucedía debido al proceso que llamó “represión”.

En su teoría da mucha importancia a la mente inconsciente, ya que el objetivo del psicoanálisis es hacer consciente lo que está molestando en el inconsciente.

Sin embargo, aún le faltaba conocer los mecanismos por los que los procesos psicológicos inconscientes tienen lugar. Como veremos, no tardó en desarrollar una serie de conceptos creados para comprender el modo en el que, hipotéticamente, lo inconsciente domina lo consciente.

Las instancias psíquicas
Más tarde, Freud desarrolló un modelo de la mente que estaba compuesto por el ELLO, el YO y el SUPER-YO, y lo llamó el “aparato psíquico”. Tanto el ELLO, el YO y SUPER-YO no son áreas físicas, sino conceptualizaciones hipotéticas de funciones mentales importantes.

  • El ELLO opera en el nivel inconsciente. responde al principio del placer y está compuesto de dos tipos de instintos biológicos o impulsos a los que llamó Eros y Thanatos. El Eros, o instinto de vida, ayuda a los individuos a sobrevivir; dirige las actividades que sustentan la vida como la respiración, la comida o el sexo. La energía creada por los impulsos de vida se conoce como libido. En contraste, el Thanatos o instinto de muerte, son una serie de fuerzas destructivas que están presentes en todos los seres vivos. Cuando la energía se dirige hacia otros, se expresa en agresiones y violencia. Freud pensaba que el Eros tiene es más poderos que el Thanatos, ya facilita que la gente sobreviva en vez de autodestruirse.
  • El YO (o ego) se desarrolla durante la infancia. Su objetivo es satisfacer las demandas del ELLO dentro de la aceptación social. En contraste con el ELLO, el YO sigue el principio de realidad y opera en el consciente y el subconsciente.
  • El SUPER-YO (o superego) es el responsable de asegurar que se siguen unos estándares morales, por lo que actúa con el principio de moralidad y nos motiva a actuar con un comportamiento socialmente aceptable y responsable. El SUPER-YO puede hacer a una persona sentirse culpable por no seguir las normas. Cuando hay un conflicto entre objetivos del ELLO y el SUPER-YO, el YO actúa como mediador. El YO posee mecanismos de defensa para prevenir la ansiedad de estos conflictos. Estos niveles o las instancias se superponen, es decir se integran y de este modo funciona el psiquismo humano. Este es un proceso que se va desde el momento en que una persona nace.

Cuando uno nace es todo ELLO, sus necesidades de alimentación, higiene, sueño y contacto deben satisfacerse inmediatamente, porque no posee la capacidad de espera, es decir se rige por un principio de placer, es impaciente. Poco a poco va aprendiendo a esperar, percibe que alguien lo alienta, distingue situaciones, es ese el momento en que surge el YO y a medida que va creciendo continúa con sus aprendizajes.

Entre estos aprendizajes distingue que hay cosas que no puede hacer y otras que sí, entonces es cuando comienza a formarse el SUPER-YO. Un niño va orientando su conducta según lo indicado por los adultos quienes le van otorgando premios o castigos según responda o no a las normas o indicaciones que estos dan.

Los mecanismos de defensa
Freud nos habla los mecanismos de defensa, como las técnicas del inconsciente, encargadas de minimizar las consecuencias de eventos demasiado intensos. De esta manera, a través de estos mecanismos, el individuo es capaz de funcionar con normalidad. Es una respuesta del YO, que se defiende tanto de la excesiva presión del ELLO, cuando éste reclama la satisfacción de los impulsos, como del desmesurado control del SUPER-YO; merced a ellos, el YO también se protege de la presencia de experiencias pasadas de tipo traumático.

(fuente: psicologiaymente.com)