“No quise supervisar la edición, confié totalmente en Annie McDermott, que ya había traducido otras novelas mías. Eso sí, siempre tenemos mucha comunicación vía correo electrónico. Ella me manda sus consultas, hablamos bastante, pero sabía que estaba en buenas manos a la hora de transmitir lo que yo quería en el libro. De todas maneras, una traducción es en cierto modo una adaptación, al igual que ocurre con las películas al pasarlas a imágenes”, dijo la entrerriana.
Sobre el INCAA
Precisamente, el año pasado se presentó en el Festival de San Sebastián la primera adaptación de una de sus novelas, “El viento arrasa”, dirigida por la también argentina Paula Hernández y protagonizada por Alfredo Castro y Sergi López. “Creo que Paula hizo una adaptación muy personal que a mí me gustó mucho, porque ahí está también su mirada sin perder la propia esencia y el espíritu de la novela”.
Cuenta Selva Almada que el estreno de la película en Argentina coincidió con la llegada a la presidencia de Javier Milei y la desmantelación del Instituto de Cinematografía, en INCAA.
“Recuerdo que nos hacían entrevistas comentando el mal momento que era para estrenar y bueno, sí, era el peor, pero también el mejor para trabajar la resistencia. Era como una declaración de intenciones: en este panorama espantoso, vamos a seguir haciendo películas, vamos a seguir escribiendo, vamos a seguir haciendo teatro”, aseguró.
No se irá del país
Agregó que, “dentro de todo este horror y de los ataques constantes a la cultura por parte del Gobierno de Milei, la única manera de resistir es seguir trabajando. No podemos recluirnos y esperar a que pase, esa no es una solución”.
Dice la escritora oriunda de Villa Elisa, Departamento Colón, que no piensa marcharse de Argentina. “Entiendo a la gente que prefiera irse, pero prefiero luchar y será desde dentro”.
Su preocupación por la violencia de género
En cualquier caso, reconoce que son momentos muy difíciles. También se ha cerrado el Ministerio de las Mujeres. “Se está desmantelando todo lo relativo a atender la violencia de género. Ya no hay un teléfono al que llamar si una mujer se encuentra en peligro para poder denunciar. Es un retroceso tremendo desde cualquier punto de vista y se ha hecho tanto daño en seis meses que va a llevar muchísimos años recuperarse de todo esto”.
Precisamente, la obra de Selva Almada siempre ha puesto de manifiesto la forma en la que el patriarcado ha ejercido su voluntad sobre las mujeres. Una de sus obras más emblemáticas es Chicas muertas, en la que aborda el feminicidio en su país natal (en extensión a toda América Latina).
“Ahora quien ostenta el poder, desde el Gobierno, ataca al feminismo, es negacionista, y eso genera ataques de todo tipo, homófobos, por ejemplo. Hace poco un tipo tiró una bomba casera en una habitación donde había cuatro lesbianas y mató a tres de ellas, quedando la otra muy malherida. Todo eso es posible porque desde el poder se reproducen los discursos de odio y de violencia”.
“No es un río”, así como la obra de Selva Almada y otros muchos autores argentinos, se ha podido publicar en otros países, traducir, gracias a un programa de ayuda llamado Sur, que consistía en impulsar, desde el Estado la promoción de la literatura argentina en el resto del mundo. “Este año el programa Sur ha pasado a tener el 10% del presupuesto que había tenido hasta ahora. Con lo cual, si se traducían 100 libros, ahora supongo que serán unos 10″, lamentó.