Por Roque José Giovenale –
El 28 de enero de 2021 perdimos a César Isella uno de esos salteños admirables, que tanto diera al folklore y a la música popular argentina y latinoamericana como músico, cantante, autor y compositor. Integro “Los Fronterizos” en la mejor época de ese conjunto, participando de la grabación original de -La Misa Criolla-. Una de las obras musicales argentina más traducidas en todo el mundo. Algunos años más tarde fue autor de la música de Canción con todos, verdadero himno latinoamericanista.
Tuvimos en él a un hombre talentoso y comprometido, creador de más de trescientas canciones. Había nacido hace 82 años, el 20 de octubre de 1938.
En sus comienzos conformó el quinteto folklórico «Los Sin Nombre», junto a Tutú Campos y Javier Pantaleón (quienes formarían luego; «Los Cantores del Alba»), Luis Gualter Menú (después integrante de «Los de Salta» y el Japonés Higa.
Posteriormente, desde 1956 y por espacio de una década, fue parte de Los Fronterizos, con Gerardo López, Eduardo Madeo y Juan Carlos Moreno . Vivió los años de oro de esa formación y del folklore argentino en su conjunto, cuando a su gran repertorio, sumaba la «Misa Criolla» para difundirla en todo el mundo y ganarse amplio reconocimiento.
Para sorpresa de muchos dejó -Los Fronterizos-, cuando se hallaban en la cima. Lo explicaba así; “En 1963, con «Los Fronterizos», habíamos ido a Mendoza y habíamos conocido en un mismo día a Atahualpa Yupanqui y a Armando Tejada Gómez, Oscar Matus, el pintor Carlos Alonso, Tito Francia, y a una flaquita tucumana, la mujer de Matus, llamada Mercedes Sosa. Me sorprendió mucho el repertorio que ellos cantaban, era diferente a lo que conocía, tanto melódica como poéticamente. Le agregaban contenido a una música que hasta entonces era solo descriptiva. Ese sonido nuevo me maravilló, y me agarré un metejón con ellos”.
Fue protagonista fervoroso del Movimiento del Nuevo Cancionero lanzado en 1963 por Armando Tejada Gómez, Mercedes Sosa y Oscar Matus, entre otros.
Hace algo más de medio siglo, en 1969, junto al gran Armando Tejada Gómez fue el creador de «Canción con todos», dotándola de la profundidad, la belleza y todos los ingredientes necesarios para convertirse en una invitación a la esperanza, a soñar la patria grande, a recuperar nuestras ilusiones, a valorar el enorme potencial de nuestra América Latina unida y a sumar nuestro granito de arena en su construcción. Es un verdadero himno de la hermandad latinoamericana. ¡Cuántas veces su interpretación nos ha estremecido y nos ha llevado a cantarla entusiasmados!
De su repercusión en Argentina y en el mundo, comentó «Me alegra que esa canción haya prendido… Es muy bella la trascendencia de nuestra canción, a más de 40 años. Nos supera a nosotros mismos.”
También fueron fruto de su recorrido artístico y creativo junto a Armando Tejada Gómez; “Canción de las Simples Cosas» aquella de -Uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amó la vida- trasladándonos al terreno de la nostalgia y «Fuego en Animaná», la de «…Yo quiero ver en mi país el amanecer».
Durante la dictadura militar (1976-1983), debió emigrar y «Canción con Todos» fue incluida en las listas de la censura.
Volvió al país en 1983 y participó, a partir de ese momento, en recitales memorables junto a Horacio Guarany, Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Víctor Heredia, Cuarteto Zupay, entre otros nombres destacados. Por entonces “Canción con Todos” parecía sonar más linda que nunca.
En 1985 presentó en el Teatro Alvear de Buenos Aires «Isella con Todos», acompañado de notables artistas.
Siempre interesado en promover jóvenes valores, gustaba contar «En mi peña del año ’67, una noche estaba cantando un changuito hermoso, con una voz preciosa. Vinieron del festival a preguntar por el negrito. Se llamaba Víctor, nadie le sabía el apellido. Estaba de mochilero con un amigo y dormía en una obra en construcción. Ese año Víctor Heredia fue revelación.»
Adrián Maggi, cantor surero, distinguido con el premio Consagración del Cosquin 2020 es un agradecido a César Isella por el espaldarazo que le diera a su trayectoria artística en los años noventa.
Fue impulsor de la figura de Soledad Pastorutti, desde cuando la cantante de Arequito contaba con apenas 15 años y por espacio de 7 años fue su representante artístico, en el marco de una relación que no terminó de la mejor manera. Al recibir la noticia de su partida, La Sole expresó apesadumbrada. «Fuiste parte de los primeros años de mi camino. Por los buenos recuerdos, que descanses en paz».
Durante el mes de febrero de 2010, en la competencia folklórica del Festival de Viña del Mar fue premiado con la Gaviota de Plata por su canción «El cantar es andar», presentada en la Quinta Vergara a través de «Canto Cuatro», grupo salteño distinguido en la ocasión como mejor intérprete. César Isella le dedicó el premio a Víctor Jara.
Pocas semanas antes de esa premiación, en plena efervescencia festivalera del Cosquín de los 50 años, en un cálido mediodía de domingo, a los fondos de la vieja iglesia y a metros de la mítica plaza «Próspero Molina» alcancé a hablar un momento, un minuto con él, fue lo suficiente para que, desde su cordialidad y enorme voz, recordara aquella etapa suya en «Los Fronterizos» y dijera; «Concepción…íbamos a la casa de Don Florencio López. ¡Lo amábamos a Florencio! ¡Cuántos recuerdos hermosos!»
CANCION CON TODOS
Salgo a caminar por la cintura cósmica del Sur
Piso en la región más vegetal del viento y de la luz
Siento al caminar toda la piel de América en mi piel
Y anda en mi sangre un río que libera en mi voz su caudal
Sol de Alto Perú, rostro Bolivia, estaño y soledad
Un verde Brasil, besa mi Chile, cobre y mineral
Subo desde el Sur hacia la entraña América y total
Pura raíz de un grito destinado a crecer y a estallar
Todas las voces todas, todas las manos todas
Toda la sangre puede ser canción en el viento
Canta conmigo, canta, hermano americano
Libera tu esperanza con un grito en la voz
Todas las voces todas, todas las manos todas
Toda la sangre puede ser canción en el viento
Canta conmigo, canta, hermano americano
Libera tu esperanza con un grito en la voz
Esta nota fue publicada por la revista La Ciudad el 31/1/2021
