3 infalibles frases que pueden ayudar a un niño a manejar su ira, su rabia, enfado o enojo
La ira es esa emoción que todos sentimos (niños y adultos) de vez en cuando y que nos hace explosionar. No surge sola y de repente, sino que viene precedida por un enfado que, cuando pasa los límites normales, se convierte en ira y en rabia. Cuando esta situación se da en nuestros hijos, ¿qué podemos hacer los padres? ¿cómo actuar? ¿Qué decirle a un niño que está enfadado y muestra ira y rabia?
3 frases para ayudar a un niño a manejar su ira

Empatía, empatía, empatía. Esa es la palabra que los padres nos debemos grabar a fuego en nuestra mente, ya que nos puede ayudar a acompañar a nuestros hijos en el manejo y control de emociones como la tristeza, la frustración o la ira.
Imagínate la siguiente situación. Pedro está jugando en su habitación con sus coches, cuando llega su hermana María y le quita uno de sus preciados juguetes. En ese momento el niño se enfada, pero ese enfado va a más y se pone rabioso, hasta tal punto que buscar agredir a su hermana. ¿Cómo debe un padre o una madre reaccionar?
El primer consejo es sentarnos al lado de nuestro hijo y decirle frases como:
– Oye, me doy cuenta de que estás muy enfadado.
Algo en él puede cambiar, porque al escucharnos que nos ponemos cerca de él, estamos legitimando esa emoción.
El siguiente paso, si le notamos que reacciona, es explicarle:
– Tú puedes estar enfadado y yo lo acepto. Pero no puedes chillar, romper, insultar, agredir, ni hacerte daño a ti mismo…
Hay que poner el acento en la regulación de la conducta; en lo que hacen cuando están enfadados, no en la emoción en sí.
– Tú te puedes enfadar con tu hermana porque te ha quitado tu coche favorito y se lo puedes decir, pero sin pegar. Pegar no es lícito.
Hay que demostrarles claramente las consecuencias de los actos de explosión, pero siempre legitimando la emoción y dándoles también alternativas para que aprendan a calmarse.
Formas de controlar y descargar la ira de los niños

Hay dos formas a través de las cuales los niños pueden aprender a descargar esa ira que sienten y que, en ocasiones, puede ser muy alta y muy perjudicial para ellos.
– Detectar señales corporales
Hay que intentar que no se llegue a niveles de explosión y, para ello, el cuerpo y las señales que emita el mismo pueden sernos de gran ayuda. El niño tiene que aprender a detectar señales que le indiquen que está enfadado y que ese sentimiento puede ir a más. Una vez que las notemos, entonces hay que cambiar el ritmo respiratorio o hacer algún ejercicio de imaginación.
– Realizar actividades en movimiento
La adrenalina que se genera cuando estamos muy enfadados se elimina de forma natural por la orina o por el sudor, así que nada mejor que realizar actividades que impliquen mucho movimiento, como puede ser bailar, y/o beber mucha agua.
– Hacer teatro
Escenificar aquello que les da rabia también les puedes ayudar a bajar o reducir el nivel de enfado.
A veces el darles estrategias para calmarse y relajarse previene las explosiones emocionales. Pero, ojo, tan negativo puede ser explosionar como implosionar hacia dentro. Si un niño no muestra el enfado y se lo traga, puede estar generando una depresión.
(fuente: https://www.guiainfantil.com/)
Esta nota fue publicada por la revista La Ciudad el 18/9/2020