Por Ana María Gonzalez –
Palabras que escribí en ocasión del Premio Juan L Ortiz (30/11/22-Paraná)
Me han regalado un diamante y no sé qué hacer con tanta luz (Jorge Fandermole).
He venido desde la costa del Uruguay, llena de orgullo y alegría a recibir un premio que lleva el nombre del poeta que es sin duda el fundador de nuestra literatura entrerriana y para muchos el mejor de Argentina. Entre tantos buenos autores de nuestra provincia, que mi poema Propuesta se haya ligado a este premio, significa poseer un tesoro inconmensurable, por lo cual agradezco a los organizadores del certamen y al jurado.
Para mí escribir es un acto de resistencia ante la certeza de lo efímero. Los que escribimos somos como Sísifos, dueños de una roca con destino inédito, jugamos a administrar fulgores, a engañar a los dioses frente a la fragilidad de nuestra esencia.
En lo particular, quisiera decirles que escribo como una araña que teje en silencio una tela, y como tal, puede salir rústica o filigranada y pasar a veces desapercibida. Como esa bicha urdo en la casi clandestinidad, en el mundo de lo cotidiano (cuidando huevos, trabajando), poniendo en lo que hago amor y esmero. Ese fervor es producto de mi fe en el poder de la escritura, crece desde la conciencia de haber descubierto en cada palabra un valor de eternidad, como contemplar o ser una piedra opaca que contiene historias, es develar un trozo de roca rebosado en aguas de ríos correntosos que la fueron puliendo y volviendo nueva. Contemplar cada grano de arena en la pluralidad de una playa, que no sabe si va a dormir a la tranquilidad del fondo azul de un lago del sur o en la cuna del Atlántico. Los avatares han limado su natural dureza y le han purificado el corazón. Así las telas que tejo pueden brillar por los cristales que incrusto o simplemente contar historias que el paso de las estaciones ha impregnado en mi corteza.
Cuando esta araña contempla su tejido no reniega, es que luego del deslumbramiento inicial es difícil renunciar al brillo que la poesía irradia. A veces la magia emerge de cada palabra, el poder que porta atraviesa espacios y seres, entonces la piedra puede mutar a semilla porque cada vocablo conserva el poder de las runas y rastros de la locura de Babel que fundó la pluralidad de voces y legalizó la posibilidad de decir en idiomas propios, un derecho al que no pienso renunciar.
Hoy aquí, experimento la emoción de vivir lo que escribí hace un año en el taller Nosotros en el texto, se trata de un poema donde hablaba de mi vuelta a Paraná en poesía, entonces recordaba lejanas vacaciones en la casa de mi tía Juana. Ella era una campana feliz y su casa un Arca de Noé, allí había siempre gente, mientras la tía atendía visitas, cocinaba, escuchaba los discos de Ramona Galarza, hablaba con sus loros, los pequeños y los paraguayos, tenía cardenales y canarios, todo tipo de pájaros y su joya era un cardenal amarillo, regalo de mi padre. Entre el canto tornasolado de sus patios, jugaba el Chino, la nutria que habían adoptado. En esa casa se aspiraba el olor del río cercano, quemaba el calor que ascendía del asfalto donde manguereábamos con los primos nuestra infancia en el fuego de enero. Cómo olvidar aquellas vacaciones en Paraná la emoción de papá que era como un hijo de mi tía Juana, llegábamos en tren desde Concepción, ese tren que se alejó para siempre de nuestras vías, se fue como mi querido padre, quien siempre desde un optimismo de hombre sencillo creyó en mí escritura. Creo que él estaría muy orgulloso de verme aquí, en esta hermosa biblioteca de todos los entrerrianos, junto con autoras brillantes como Belén que es además mi profesora de taller y como Ivana una jovencita de escritura poderosa.
Que más podría decir que agradecer a todos los que trabajaron en este premio, a mi familia que me acompaña en lo espiritual, poder sentir en mi piel de entrerrianía la misma fuerza panteísta que Juan L impregnó en cada elemento que su poesía atraviesa: ríos, cielo azul, cantos de pájaros, lomadas flores, vertientes, hierbas y finalmente a nosotros, convocados hoy en su nombre para homenajear a la palabra bien dicha: la palabra poética.
¡¡¡Muchas gracias!!!
(del muro de Facebook de Ana María Gonzalez)