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Pedro Pablo Álvarez “El Gaucho Matraca”

 

Desde siempre lo llamaron así, pero nadie sabe a ciencia cierta el sabe por qué. 

Algunos dicen que de chico se vestía de gaucho y lo de matraca, tal vez por que repetía siempre lo mismo, otros dicen porque al caminar se hamacaba. No le gustaba que lo llamaran Matraca, se enojaba.
Fue un personaje muy querido, que se crio en el populoso barrio Cantera 25. De chico trabajo junto a su madre de aguatero, tenían un barril y salían a vender agua. Su madre tiraba del caballo y en muchas oportunidades perdía su ayudante, Pedro se quedaba charlando con algún vecino.
Fue a la escuela Provincial 222, en el barrio de “La Loba”, recuerdan sus compañeros que iba de alpargatas, no de botas, y claro, vestido de gaucho! Matraca vestía de bombachas de campo, botas, poncho rojo y negro, sombrero negro y pañuelo colorado. Claro con su correspondiente cinto, corralera y talero (rebenque que se usaba para azotar a los caballos, formado por un mango corto y una tira de cuero grueso).
Como todos los personajes de nuestra ciudad, también tenía su historia fabulera que lo identificaba.
A él, le gustaba decir que era domador, era tan buen domador que don Pancho Ramírez le traía sus baguales para que los domara.
Cuando pasaba por la Policía Montada, le prestaban un caballo y el, se paseaba por el barrio demostrando sus dotes de domador.
Su padre cuyo nombre fue Máximo, le dejo una casa y la pensión. Fue una persona muy querida y muy buena persona, que no dudo en ayudar a una vecina cuando una de las tantas crecientes del rio Uruguay le llevo el rancho, permitiendo que viva en su casa.
 Cuenta Juan Puchulu, que todas las tardes pasaba por LT 11, y el, le hacía un reportaje, que a veces duraba hasta una hora.
Le gustaba dormir la siesta, se acostaba junto a una botella de vino. Su mente habitada por duendes, hacía que viviera fantasías, como que era domador y hasta hablaba del Gral. Justo José de Urquiza, es más, decía ser su degollador.
En su barrio, Cantera 25 hay hoy un parque para chicos, que lo llaman “La Totora”, pues era un lugar pantanoso, lleno de cañas y totoras, que fue limpiado para ese fin.
Pero había un pedestal donde se colocó una placa en homenaje a Matraca que decía: «Evocación a Pedro Álvarez.
Recordado con afecto y nostalgia por el barrio. Agosto de 1996. En su homenaje por ser uno de los vecinos más antiguos del barrio.
Hoy ya no está entre nosotros, comparte su última morada con otro gran personaje de Concepción del Uruguay, Nicolita. Seguramente estarán charlando de historias de nuestra ciudad.
 Texto: Civetta, Virginia/Ratto, Carlos. Texto y fotos extraído de: Proyecto “Entre Mates y Chocolate”, Asociación Civil “Caminos de Esperanza” Ver documental completo en: https://www.youtube.com/watch?v=MZDiHBOJ6gg
Esta nota fue publicada por la revista La Ciudad el 1/11/2023

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