por Ana María González –
He preguntado al milagro de la tarde
en las tierras de Córdoba, allá por Chañar Viejo
¿dónde quedó ese cuerpo malogrado
con un plumas cardenales en el pecho
muerto a quemarropa
al que le brotaron los ceibos en el cuello?
Dicen que en Las Piedritas de Río Seco
los gauchos conmovidos
del amor del hombre por su mujer
(no encontró un Cruz,
este Martín Fierro,
fue él solo contra siete enemigos).
Eran los mismos que andaban con el Maldonado
desobedientes volvieron al lugar,
les quitaron los caranchos de encima
enterraron despojos, al fin eran cristianos,
pusieron cruces a la saña
.
A la cruz del General Ramírez
le repusieron una cabeza de puma
y los gauchos aunque rudos
colgaron cintas rojas.
Para un león una cabeza igual,
escribió alguien
que ya nadie recuerda.
Esta nota fue publicada por la revista La Ciudad el 11/7/2023