Por Marina Isabel Pagani – Esp. en Investigación en UCU -.
En este escenario de pandemia, algunas fronteras mundiales, regionales y locales permanecen cerradas, en el aspecto internacional se observa una fragmentación social, económica y política creciente, el comercio internacional empobrecido y la globalización según algunos expertos en economía va en retroceso porque se piensa en un futuro regionalizado.
Asia detenta poder a pesar de haber sido “pionero “en la aparición y propagación del Covid-19 según los informes recientes. Y actualmente China comienza otra vez a detectar casos de coronavirus. E.E.U.U muestra alto porcentaje en muertes por Covid-19 como así también desigualdades sociales y pobrezas que no eran observadas por el resto del mundo desarrollado y menos aún por los países latinos. Algunos países de Latinoamérica indican valores de morbilidad y mortalidad de personas en mayor porcentaje de adultos mayores y personas con riesgos en salud.
Algunos mandatarios de los respectivos países no dimensionaron y no tomaron en cuenta las medidas de aislamiento, de desinfección y de cuarentena que proponía la OMS. La depresión económica es global, pobreza y desigualdad sería el eje que atraviesa los países y continentes y además, por si esto fuera poco, la naturaleza nos interpela y muestra su rebeldía ante actitudes negativas en el ecosistema, promovida por las generaciones actuales y futuras.
Virus actuales como el coronavirus o futuros virus respiratorios se expresan como premonición de lo que puede venir, no se conoce exactamente el potencial que pueda tener este virus. La mejor vacuna, dicho por los epidemiólogos de todo el mundo, es el aislamiento hasta que sea descubierta la vacuna contra el Covid-19. Está claro que, hasta que no se descubra una vacuna efectiva, la política de aislamiento en las personas y viviendas en todo el mundo sumado a las medidas de higiene publicadas a diario y el distanciamiento social sigue siendo lo más efectivo según los especialistas.
Analizado el tema desde otro punto de vista, el aislamiento por la pandemia, disminuye y en algunos casos destruye la economía sometiendo a la población al sufrimiento, a la conflictividad social y también a potenciales muertes como se ha observado en algunos países. Algunos países que no impusieron aislamiento desde el principio de la pandemia declarada por la OMS, subieron el índice de empleos por no tener confinamiento mientras que aquellos países que sí aislaron a su población con los servicios y áreas del comercio y de la producción paralizados, mostraron evidencias de dos posiciones opuestas pero articuladas, la importancia de Salud Pública o de la Salud Económica. Algunas marchas y concentraciones en el mundo y en Argentina pidieron por el “desconfinamiento” y la vuelta a la “normalidad” económica, social y escolar. Las empresas de bienes y servicios pedían “a gritos” volver a trabajar para no perder puestos de trabajo. CABA con una realidad, el AMBA con otra, los barrios populares o más vulnerables con complejidades casi insalvables y las provincias con una baja densidad de población que permitió en algunos casos, la flexibilización gradual del aislamiento con ciertos resguardos y reparos por parte de los gobernadores de las provincias e intendentes de las ciudades que registraron y registran algunos casos y aíslan a través de grupos poblacionales.
El desafío mundial actual es tratar de encontrar un equilibrio entre las dos posiciones minimizando el sufrimiento de los grupos sociales y elevando los porcentajes económicos. Claro está, que la propagación del coronavirus en forma exponencial se desarrolló rápidamente en las grandes metrópolis y en las poblaciones más vulnerables mundiales que no tienen las condiciones básicas sanitarias de supervivencia, tales como acceso a cloacas, agua potable, hacinamiento en viviendas precarias que los transforman en los grupos más vulnerable sumado a la franja de población de adultos mayores en condiciones más frágiles y críticas a las enfermedades respiratorias.
Según informes del Ministerio de Salud de la Nación, desde el comienzo de la pandemia generada por el virus Covid-19, se intensificaron las acciones conjuntas entre la Nación y las 24 jurisdicciones del país en el marco del Plan Estratégico Covid-19 para poder dar una respuesta coordinada a través de los grupos de trabajos políticos y de profesionales de distintas áreas. El objetivo de estos planes es garantizar el acceso a los servicios de salud tanto en el caso de sospecha y diagnóstico de Coronavirus como también en el seguimiento de líneas de cuidado, priorizadas como de las personas embarazadas, los menores de un año, los adultos mayores y aquellos con enfermedades que los vuelve más vulnerables a complicaciones si contraen Covid-19. La estrategia en conjunto del Plan Detectar en Nación y provincias se está aplicando haciendo testeos y controles junto a organizaciones sociales sensibilizando a los vecinos de las ciudades de la importancia de la prevención.
En la Provincia de Entre Ríos, el Gobernador explicó que la estrategia de la provincia sigue siendo de vigilancia epidemiológica aplicando el Plan Detectar en los barrios populares de Paraná, haciendo testeos y controles junto a organizaciones sociales conversando y sensibilizando a los vecinos en la importancia de la prevención, como así también en otras ciudades de la provincia donde se ha manifestado el brote del virus.
