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«Nos arrancan la comida»: duro mensaje de la Iglesia sobre la crisis y en apoyo a los comedores

El presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), Oscar Ojea, encabezó una misa en la que destacó el trabajo de las mujeres en los comedores, en plena crisis económica, política y de corrupción del gobierno de Milei con Pettovello en foco.

Mientras el gobierno de Javier Milei intenta capitalizar cifras macroeconómicas engañosas – por caso el superávit sin mirar «de qué está hecho» – para tratar de dejar atrás la crisis económica de pobreza, desempleo creciente, recesión y pérdida de poder adquisitivo y a la vez política y de corrupción por los alimentos escondidos y los contratos de ñoquis de la ministra Sandra Pettovellola Iglesia volvió a pegarle duro al exponer que en la «calle» hay «hambre» y que es fundamental el trabajo de los comedores y merenderos.

Sucedió durante la homilía que celebró monseñor Oscar Ojea, titular de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), en la celebración que encabezó en la iglesia de la Virgen del Milagro de Caacupé, ubicada en La Matanza.

Junto al equipo de sacerdotes que trabaja en las villas, le rindió homenaje a las mujeres que atienden en los comedores y merenderos. «El otro día me decía un señor que trabaja durante la noche recorriendo la ciudad para dar de comer: ‘Padre, me arrancan la comida, ahora me arrancan la comida, no me esperan'», explicó el obispo de San Isidro.

Ojea contón esa anecdota en La Matanza, en el inicio de la maratón de misas que organizan los curas villeros para denunciar la crisis social, en el marco de una actividad que difícilmente no tenga el aval explícito del Papa Francisco.

El jede de la poderosa Comisión Episcopal resaltó el labor de las mujeres en la asistencia de los más necesitados, rol desdeñado explítamente por el Gobierno, sin olvidar los cuestionamientos respecto del destino de los alimentos y la honradez de las instituciones mediadoras, como la Iglesia y con excepción de la Fundación Conin, del polémico Abel Albino.

En ese punto, Ojea no fue evasivo y dijo abiertamente que el país atraviesa “un momento difícil” donde hay “necesidades”, pero el punto que más impacta en las ideas que lanza el Gobierno fue cuando pidió que en el medio de la crisis económica “la solidaridad sea más grande”.

“Como nos ha pegado esta cultura, esta globalización de la indiferencia, esta dureza de corazón. ´A mí qué me importa. Es un problema de él, que se arregle como pueda`», exhibió como ejemplo, con una referencia que no explicitó pero que claramente está en el corazón del liberalismo.

El referente católico sintetizó a esa mirada como «contraria al Evangelio” y siguió: “Cuando rezamos la oración de Jesús y pedimos por el pan, por el pan de cada día, pedimos por el pan nuestro. No decimos el pan mío de cada día. Le pedimos al Padre Nuestro. El Padre que es de todos, el Padre de Jesús, le pedimos el pan nuestro, porque el pan es de todos”.

En otro punto de la homilía, Ojea dijo que la Iglesia trabaja «para no entregar nuestros barrios al narcotráfico, para no entregar nuestros barrios al enemigo que se constituye en dueño de nuestras vidas y que va formando un ‘estado’ dentro de otro Estado».

“El otro día un señor que trabaja durante la noche recorriendo la ciudad para dar de comer me dijo: ´Padre, me arrancan la comida, ahora me arrancan la comida, no me esperan`. Estamos enojados y a veces ese enojo es cuando la comida falta, cuando llega un momento en que decimos no hay más. Entonces son nuestras mujeres las que tienen que soportar ese enojo y lo que se llega a decir como: ´Ustedes se quedan con la comida y se guardan la comida`», concluyó.

(fuente:politicargentina.com)

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