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Murió Jorge Lanata a los 64 años

Desde el pasado 14 de junio, Jorge Lanata se encontraba internado en terapia intensiva con neumonía y una encefalopatía, daño neurológico que agravó sus problemas de salud preexistentes.

El periodista Jorge Lanata murió a los 64 años. El periodista tenía un largo historial de problemas de salud y hasta debió recibir un trasplante de riñón. Desde el pasado 14 de junio se encontraba internado en terapia intensiva con neumonía y una encefalopatía, daño neurológico que agravó sus problemas de salud preexistentes.

Tiempo antes de su fallecimiento, Jorge Lanata había sido trasladado a la clínica Santa Catalina para empezar una lenta rehabilitación neurológica, pero esto debió ser interrumpido por una nueva complicación en su delicada salud. Quien informó ese nuevo estado del periodista fue la panelista Yanina Latorre: «Trasladaron a Lanata al Italiano nuevamente, por la neumonía».

Murió Jorge Lanata. De qué murió Jorge Lanata

Jorge Lanata tenía un largo historial de problemas de salud y hasta debió recibir un trasplante de riñón.

Tras ser ingresado al Hospital Italiano el pasado 14 de junio a raíz de un infarto, Lanata quedó en terapia intensiva y debió practicársele una traqueotomía para tratar de mejorar su estado, que en buena parte se sostuvo gracias a la ventilación asistida. Además, en los últimos partes médicos se detallaba que el periodista sufría una encefalopatía «expresada con delirio y desorientación». Posteriormente, padeció una isquemia intestinal que dejó su salud aún más endeble.

El 30 de diciembre, el panel de Intrusos dio cuenta de la fragilidad del estado de salud de Lanata: «Los médicos ya hicieron todo lo humanamente posible y está en manos de Dios. No se pueda hacer otra cosa que rezar», señaló el periodista Damián Rojo. Su colega Karina Iavícoli informó en ese entonces que la familia se reuniría en el Italiano para tomar una decisión. Días atrás, Elba Marcovecchio había contado cómo pasó la Navidad por la situación de su esposo: «Un poquito diferente. Jorge está estable pero es imposible no extrañarlo en casa. El 24 estuve toda la mañana con él, es triste».

En la mencionada fecha, en el ciclo de Mariana Fabbiani en América TV, revelaron que Lanata había tenido una desmejora muy pronunciado en las 72 horas anteriores: «Volvió a encender las alarmas de los médicos que lo tratan. Un hombre con muchísimas fallas orgánicas. Desde el 14 de junio que está internado, más de seis meses en una sala de internación. Había una esperanza de recuperación que con el correr del fin de semana cambió, lamentablemente», anunció Mariano Yezze y aseguró que los médicos recurrieron a todo tipo de tratamientos.

Lo acompañaron hasta último momento sus hijas Bárbara y Lola Lanata, su esposa Elba Marcovecchio y su expareja Sara Stewart Brown. En torno a la disputa que hay entre la actual esposa de Lanata, Marcovecchio, y sus hijas, el periodista Ángel de Brito había deslizado: «Hay cosas muy oscuras, muy siniestras y cosas que van a traer complicaciones legales y públicas graves, pero quedarán para más adelante».

La carrera periodística de Jorge Lanata
Lanata descubrió su pasión por el periodismo en sus tiempos de estudiante en el Colegio San Martín de Avellaneda. Luego, con tan sólo 14 años comenzó a trabajar en Radio Nacional como encargado de redacción de cables de noticias. Desde entonces su carrera no paró de crecer.

También se destacó por su iniciativa en la creación de medios: fundó los diarios Página 12 Crítica de la Argentina, y las revistas Veintitrés, Página 30 y Ego. Todos estos lugares, con una línea editorial de centro-izquierda, lo convirtieron en uno de los mayores referentes del periodismo argentino.

Por fuera de la gráfica, también tuvo varios programas de radio en diferentes emisoras. Su última experiencia en el éter fue su ciclo en Radio MitreLanata Sin Filtro, que comenzó en 2012 y se convirtió en uno de los programas más escuchados del país.

Su salto a la fama se dio en la televisión, con su recordado programa Dia D, que comenzó en 1995 y se mantuvo al aire hasta 2003 con algunas interrupciones en el medio. El ciclo periodístico se destacó por las denuncias de corrupción durante las presidencias de Carlos Menem y Fernando De La Rúa.

El momento bisagra de su carrera fue en 2012, cuando comenzó a trabajar para el Grupo Clarín, luego de años denunciando la posición monopólica del multimedio. Además de Radio Mitre, arrancó con PPT en El Trece, un programa que se caracterizó por su antikirchnerismo y más tarde por sus estrechos vínculos con el macrismo.

Semblanza por Hernán Brienza

Murió Lanata. Lo conocí personalmente en Crítica y tuve una buena relación personal con él. Como muchísimos argentinos lo admiré durante largos años. Prologó un libro mío y lo hizo con mucha generosidad. Casi todo el periodismo progresista fue salieri de Lanata. Incluso los que hoy lo defenestran. En los últimos años hizo muchísimo daño. Y a sabiendas de que lo hacía. Eso es lo que lo hace imperdonable. Y lo que empaña el buen recuerdo que tengo de él. También le hicieron mucho daño. Lanata era exhuberantemente humano en sus talentos y en sus horripilancias. Nunca me pude dar el lujo vanidoso de despreciarlo. Quizás por mi excesiva tendencia natural a la empatía. Y porque siempre pensé que su talento se merecía un final mejor que el cúmulo de miserias en que se había y lo habían convertido.

El mensaje de Mauricio Macri tras la muerte de Jorge Lanata: «Te voy a extrañar»

«Marcaste una época en el periodismo argentino. Lideraste la lucha por la libertad y el futuro de nuestro país», dijo el ex presidente a través de X expresando su dolor por la muerte del periodista.

El ex presidente Mauricio Macri dedicó un emotivo mensaje a Jorge Lanata tras su fallecimiento este lunes 30 de diciembre. En su cuenta de X, Macri expresó: «Jorge, te voy a extrañar. Te conocí hace muchos años. Tuvimos millones de disidencias, pero las coincidencias fueron muchas más. Marcaste una época en el periodismo argentino. Lideraste la lucha por la libertad y el futuro de nuestro país. Nos reencontraremos en algunos años. Gracias por tu amistad». Un mensaje que refleja la complejidad de la relación entre ambos, marcada por diferencias políticas, pero también por un profundo respeto mutuo.


UNA LAGRIMITA POR JORGE ERNESTO LANATA

por Américi Swartzman  –   

Jorge Lanata fue una de las grandes decepciones de mi vida temprana. De admirarlo profundamente en los tiempos de aquel Página/12 al que me suscribí, que devoraba todos los días y que (lo digo sopesada y cautamente) me salvó, sí, me salvó, en tiempos del menemismo; de admirarlo entonces, de colaborar con orgullo en Página/12 primero y en Crítica después, pasé a despreciarlo profundamente cuando se fue a Clarìn y, pocos años después, entré de lleno a la etapa superior de la decepción: la indiferencia total. Ya no me interesaba Lanata, qué opinaba, qué denunciaba, me daba igual que un Eduardo Feinmann o un Luis Majul.

Con todo, creo que algo de aquel Lanata original y genuino que me deslumbró, seguía vivo en él, cuando ya había hecho todo lo contrario de lo que aprobaría aquel Lanata original. Afloraba, por ejemplo cuando tras haber aportado como quizás nadie a la falsa grieta que a unos y otros convenía, de repente empezó a cuestionarla, como si hubiera cobrado conciencia del daño al que habia contribuido, daño que quizás no entendamos adecuadamente por mucho tiempo más.

Lanata es una síntesis de lo mejor y de lo peor del periodismo de la Argentina. Y en lo peor, ojalá fuera un fenómeno único, una singularidad poco habitual. No, las peores prácticas del periodismo argentino a las que Lanata acudió en su vida profesional a partir de cierto momento (en que se cansó «de perder plata»), son de lo más común. Son la moneda corriente. Por desgracia, son el «sentido común» de los medios porteños de alcance nacional, y de sus imitadores en todo el territorio argentino (y de países limitrofes).

No, no era en eso algo especial. Lo singular en él era su talento. Que antes había brillado por fuera de toda esa rueda de mediocridad y de intereses funestos, y que, ya adentro, tuvo algunos pocos brillitos pero ya no fue ni de lejos lo que había sido. De renovador disruptivo del periodismo argentino se había convertido en emblemático showman del mainstream (y en inglés porque así funciona también la tilinguería porteña que contamina toda la vida cultural argentina). Su rebeldía de antaño se había reducido a firmar contratos que le permitían fumar en cámara cuando a ninguna otra figura del star-system se le ocurría hacer algo así. Boludez, egocéntrica y suicida, con la que se autoengañaba: sentía que con eso seguía siendo rebelde.

Pero. Pero. Pero.

Antes de bastardearlo y de sacárselo de encima como una mugrecita incómoda, piensen que el tipo a los 26 dirigía Página/12. Aquel Página/12. El de fines de los 80 y los 90. El que reunía dignidad, coraje, buena info, irreverencia, humor, inteligencia, escepticismo y ciencia (¿recuerda alguien el increíble suplemento «Futuro12»), buena escritura. Aquel Página/12. No la caricatura que se publica hoy.

A los 26 años.

Hace como 15 años, cuando hacía poco que se había creado la APDU (la AAsociación de Periodistas del Departamento Uruguay Jorge Ernesto Lanata vino a Concepción del Uruguay a dar una charla y a «apadrinarla» (entre comillas porque hay toda una polémica sobre si era padrino o solo socio honorario, miren qué temas hondos se discuten por acá).

En la charla, que fue una noche de octubre de 2009, realizada en el salón de la Universidad de Concepción del Uruguay(UCU), donde se dictaba una Licenciatura en Periodismo, Lanata —quizás para demostrar que todavía era Lanata— les dijo a los jóvenes periodistas ¡que no estudiaran periodismo! Ante las atónitas miradas de las autoridades académicas, Lanata argumentó que si querían ser buenos periodistas no estudiaran periodismo, que estudiaran otra cosa. Economía, derecho, literatura, filosofía. Que los buenos periodistas no salieron de las carreras de periodismo sino de otras. Y que de esa manera, no iban a decir tonterías haciendo periodismo.

Recuerdo que también me sorprendió que era grandote: yo lo hacía más chiquito. Aunque yo ya había colaborado con Página/12 y con Crítica, él no me ubicaba, no tenía la más pálida idea de quién era yo. Sin embargo fue amable, generoso y muy cordial en las conversaciones que tuvimos esa noche. Conmigo y con los demás miembros de la APDU.

La foto es de la cena de la APDU con Jorge Lanata en 2009.

Era otro Lanata. Era otro país. Era otra APDU. Eramos todos otros. Esta lagrimita despide, en parte a todos esos «otros» que ya no son, no solamente a Jorge Ernesto Lanata (1960-2024).

(fuentes: https://www.eldestapeweb.com/, política argentina y otros)

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