CulturaEducaciónHistoriaLocalesSociedad

Mi viejo rebelde de la mano de Ana Bayer

por Ana María González    –   

Documental sobre la vida de Osvaldo Bayer

El martes 26 , a las 20 hs a sala colmada, se proyectó  en el Auditorio Carlos María Scelzi la película sobre Osvaldo Bayer Mi viejo rebelde que contó con la presencia de la directora,  hija del célebre escritor, periodista, historiador, militante anarquista, activista por los derechos humanos, que aportó a nuestra cultura nacional una vastísima producción periodística, literaria y cinematográfica, así como enriqueció el pensamiento nacional con sus investigaciones acerca de la historia no oficial. Bayer buscaba desnudar relatos que transformaron a las víctimas como villanas y a los victimarios como héroes.  Ana que vive en Italia compiló fotos y filmaciones familiares llenas de ternura y también de sus espacios predilectos y de viajes de su padre por la Patagonia emblemática que tanto amaba.

Y fue como ver a Ana traer a su anciano padre de la mano a contarnos cuentos cotidianos, hechos que a primera vista parecían ingenuos y hasta de humor, pero enseguida mostraban un trasfondo fuerte. Ser hija del viejo cuya patria es la rebeldía (autor de La Patagonia Rebelde, Severino Di Giovanni: idealista de la violencia, Los anarquistas expropiadores entre más de diez libros, guiones de cine y cientos de artículos periodísticos publicados en Clarín y Pagina 12) no fue para Ana, 60 años, argentina de nacimiento, quien vivió la mayoría de su vida en Alemania, una tarea fácil. Ana es de los tres hijos -la más cercana- de Osvaldo quien alternaba seis meses de residencia en Berlín donde estaba su familia y otros seis en Argentina donde se sentía feliz. Los últimos años de su vida el autor los pasó en nuestro país, donde murió el 24 de diciembre de 2018. Ana preparó como homenaje a su padre un documental que dura unos 70 minutos y como explicó su autora es totalmente casero, fue preparado por ella misma sin asesoramiento de expertos, ya que dijo Ana que lo suyo era la danza. El documental nos muestra la intimidad de Bayer, detenida en su vieja casona del barrio de Belgrano, calle Arcos casi esquina Monroe, que ostenta orgullosa su nombre en estilo fileteado porteño El Tugurio, allí vemos sus muebles humildes, sus plantas, su sencillez, la informalidad, su mundo de papeles (borradores manuscritos, textos escritos a máquina, revistas de todo tipo) de goteras, su convivencia con su hermano. Ese sitio está lleno de libros, viejas publicaciones, posters, la camiseta de Rosario Central; se escuchan sus comentarios sobre fútbol que tanto amaba, se observan sus premios sin vitrinas (entre otros el Konex y el Doctorado Honoris Causa de la UBA) y reconocimientos en todo el mundo por su activismo en defensa de los DDHH, que muchas veces eran tomados a broma por él, se puede sentir el olor a humedad perpetrado en las viejas paredes. También se muestra lo que es el hoy el barrio, refugio de marginales, inmigrantes, lugar de desechos, abundancia de suciedad, de containers abarrotados de mugre y gatos, pero a él eso nunca le molestó.

Se perciben fotos suyas entrañables de tinte política. La plaza de Mayo es un ícono sin igual, refugio de tristezas, marchas y esperanza. Un lugar importante lo ocupan su difusión en el exterior de la obra y la lucha de las madres de plaza de mayo (sin que le gustaran las divisiones y personalismos en el seno de este movimiento), él eligió divulgar los contenidos y acciones de este movimiento. Aparece el Bayer anarquista y pacifista a ultranza como se autodefinía. Podemos ver fragmentos de Osvaldo bailando con sus nietos, con sus hijos, viendo partidos de Argentina, compartiendo las fiestas navideñas o los cumpleaños, bromeando con su hermano, en bares compartiendo con el escritor y periodista Osvaldo Soriano; en paisajes de la Patagonia donde se filmó su famosa película, en Alemania con su familia, jugando con los nietos, recibiendo visitas, atendiendo a amigos. Son como retazos llenos de significados que el gran esfuerzo de Ana logra hilvanar de modo de mostrar un retrato íntegro, tiernamente familiar pero también de compromiso, en un entorno de oscuridades y cotidianidades donde los textos rodean siempre al personaje Bayer. Son la deconstrucción de un hombre que dedicó su vida a difundir sus principios éticos y políticos y su visión de los tiempos que le tocaba y nos tocaron vivir, la cruda y destructiva dictadura militar del 76 al 83.

Así conocimos detalles: Osvaldo no es Bayer sino Pyer, había nacido un 18 de febrero de 1927 y en la iglesia donde lo registraron en Santa Fe equivocaron el dato, supimos que su madre era italiana y su padre era tirolés, esa región que antes era de Austria (él sostenía que aún lo es) y ahora pertenece a Italia, lugar amado y visitado por él de donde Ana le compraba ropa usada que le encantaba. La “nona italiana” le había dicho que estudie algo con guardapolvos y el eligió medicina, pero luego se decidió por profesor de Historia que estudió en Hamburgo. La madre de Ana, Marlies Joos (argentina, de origen alemán) es el gran amor de la vida, confiesa llorando Osvaldo fue el ser que más amó, tanto es así que cuando ella muere, él se entrega y al poco tiempo surge el Alzheimer que padeció los últimos años. La vida matrimonial fue dura, ya que el exilio fue una ruptura con el paraíso que era la hermosa casa con jardines, árboles y hamacas para niños, que se ve en la película, donde el matrimonio soñó un futuro familiar feliz. Él nunca pudo entender como por tan poca cosa como un libro y unas publicaciones le hubieran intimado a dejar junto con su familia el país donde edificaba tantos proyectos, que en 24 hs a riesgo de  supervivencia, lo obligaran a irse y le hayan jurado que no volvería a permitírsele pisar la patria jamás, nunca se lo pudo perdonar al comodoro que le notificó esa decisión fatal del  gobierno militar, hay una escena dura donde él se encarama en la mismísima plaza de mayo frente a la pirámide contestando al comodoro que él había jurado  volver y que ya volvió y que ellos tendrían que dar cuentas. Así con el exilio, la expulsión, la ruptura de las raíces y sus vínculos laborales (ya que escribía para Diario Clarín), todo lo que él tanto amaba quedó atrás y empezó su derrotero de viajes, luchas y contratiempos que afectaron a toda la familia y que duró lo que duró su vida 91 años. Se fueron a Alemania donde la familia de su esposa tenía vínculos allí durante cuatro años vivió como indigente renunciando a toda comodidad en una casa abandonada acompañado de su hija.

Ana dedica varios fragmentos de la película a su madre que fue el gran sostén anímico y por momentos económico del padre y de toda la familia. Ella, mucho más práctica que Osvaldo, de carácter fuerte pero siempre fiel a los valores familiares, decía alegrarse con las visitas de su “Ulises” y también con su partida; habían comprendido que su relación a distancia les aseguraba perdurabilidad y vaya si fue cierto, 65 años de matrimonio. Fue dura la vida de exiliados en Alemania, viviendo precariamente, donde su carácter de exiliado político le cerraba puertas de periódicos o de su aspiración a trabajar en televisión, finalmente se mantenían gracias a las traducciones y pudo regresar a Argentina con la instauración de la democracia. Aquí escribía para distintos medios, siendo célebres sus columnas en Página 12.

“No era fácil el viejo, exigente” dice Ana, que no le hablen de Alfonsín, lo desilusionó que no haya pedido perdón por la matanza de trabajadores (tema de La Patagonia Rebelde) que su partido por orden de Irigoyen ejecutó. Tampoco quería a Sábato, quien defenestrara a su personaje Severino luego de haber sido su amigo personal. Disentía con Félix Luna, que salvaba la gesta de Roca bajo la excusa de que los chilenos se hubieran apropiado de esas tierras, él odiaba que la historia oficial haya hecho una épica de Roca y Rauch al precio de la sangre de los pueblos originarios. A veces exageraba dijo Ana, como cuando se enojó con su esposa porque cuidaba a su hermano enfermo que era de ideología nazi. El estado de salud mermó su constante vigilia ya que cree Ana que de estar totalmente consciente no hubiera permitido la visita de la ex presidenta Cristina Kirchner al Tugurio ya que fue previa a las elecciones, porque él era un anarquista de punta a punta, ateo y no simpatizaba con los partidos políticos.

Lo que le gustaban, las visitas de estudiantes, él se sentía feliz en ese rol de maestro, ya casi en el cierre del documental uno de los chicos le pregunta cómo veía el país en los próximos 50 años, y él contesta dueño de un optimismo sorprendente que está seguro de que mucho mejor, que mucho se iba a corregir.

Ana luego de la proyección, contestó con simpleza las preguntas de los asistentes, su preocupación es ordenar todo ese material del Tugurio, hay un proyecto de hacer un museo dedicado a su padre. Entre las preguntas que respondió habló de su madre como mujer de exiliado, de toda su callada lucha de que armó una biografía que iba a ser publicada por la Biblioteca Nacional, pero equivocaron la foto de tapa y ella desistió del proyecto. Nos contó que antes de estar en Santa Fe y Entre Ríos estuvo en Madariaga y en 25 de Mayo, allí de donde es originario Santiago Maldonado por quien escribiera Bayer, incondicional luchador por los derechos de los pueblos originarios, una columna encendida reclamando su aparición con vida, fue recibida calurosamente por la familia de Santiago y por la comunidad de artesanos a los que estaba vinculado el joven. En Concepción paseó por la ciudad compartió charlas y cena con las chicas de No fue Magia, que habían organizado el evento en el auditorio. El 27 por la mañana, antes de irse a Gualeguaychú, visitó el canal 20 de la Uner, el palacio San José y se despidió agradecida de la calidez de la ciudad, de las muchas anécdotas de la gente uruguayense que conoció a Osvaldo entre risas expresó “parece que lo conocieran más que yo” y de todo el afecto que recibió.

Ella de alguna manera, tiene la misión de custodiar el legado de su padre y siente la misma atracción hacia la Argentina que él sentía,  esa ligazón al cordón umbilical del que nunca pudo ni quiso desprenderse, dice que desea hacer el recorrido por la Patagonia que el hiciera a los ochenta años, conocer ese territorio mítico que él tanto amó… Ana se despidió dejando un documental lleno de ternura y derramando su sencillez de mujer golpeada por la vida pero orgullosa de la obra de su padre  anarquista, ella es resistente y llena de esperanzas, igual que  él y su madre.

Agradecimientos: La agrupación femenina «No fue magia», agradece por este medio la generosa colaboración brindada para el efectivo desarrollo de nuestro evento a: La Municipalidad de C. del Uruguay, El Concejo Deliberante de C. del U, Gráfica Mitre, Vanina Martínez, Darío Barón, María B Coffy Roh, Viviana Chioza, Ferchu Escalante, Pascual Pontelli, Comisión Memoria, Verdad y Justicia, Koki La Caserita, Cablevisión local, Canal 20 UNER, Radio Total, Charlie Vilche, UTN. La Ciudad Revista, La Prensa Federal, 03442 , Fabián Galarraga,  Gerark Torres Polo.

Related Articles

LocalesCulturaPolíticaSaludSociedad

Finalizó el curso de cuidadores de personas mayores

Ochenta y cinco personas recibieron sus certificados tras haber participado del “Curso...

LocalesPolíticaSaludSociedad

Si hace daño, no es diversión: por unas fiestas sin pirotecnia

Con la llegada de las celebraciones de Navidad y Año Nuevo, la...