Por Gustavo Sirota –
El resultado electoral es inapelable. Es lo que han decidido la mayoría de nuestras/os compatriotas. Cuando las elecciones de octubre de 2023 encumbraban a @JMilei a disputar – y ganar – el ballotage escribía que “siento una mezcla de miedo y horror frente al peligro – posibilidad cierta – de que pueda convertirse en Presidente de nuestro país”. Lo es y ha sido refrendado este domingo – sus políticas – por el voto de millones de argentinas/os. Untriunfo legítimo, democrático, que debemos respetar.
Días antes de los comicios, en una columna “votar para botarlos” describía con crudeza las cifras de dos años de experiencia a-narcocapitalista en la Argentina. “Una realidad desoladora: el cierre cotidiano de fábricas, la caída abrupta de las pymes, el deterioro del empleo formal, la pérdida acelerada del poder adquisitivo de los trabajadores… la caída del consumo, el endeudamiento y la morosidad” que reflejan el “drama cotidiano de millones de familias” para quienes “la deuda dejó de ser una herramienta transitoria para convertirse en un fenómeno estructural”.
Los datos abruman. El resultado electoral pone a prueba las categorías de análisis. Lara Goyburu, analista política, explicaba este intríngulis en el portal Infobae: “frente a la certeza del pasado, hoy se vota la incertidumbre del futuro”, trayendo algunas cues
Por un lado “una generación que hoy es la mitad del padrón – el 49,9% del padrón electoral tiene menos de 40años – y tiene formas distintas de vinculación con la política”; sumado al “comportamiento de una parte del electorado que, aunque manifiesta disconformidad con las medidas del gobierno, incluso entre quienes apoyan a La Libertad Avanza, continúa votando por falta de una alternativa clara”.
Un “voto vergonzante” que no está de acuerdo, que es crítico, e incluso impugna muchas de las políticas de gobierno, pero deposita su voto en el oficialismo al no vislumbrar en las diferentes fuerzas opositoras una “alternativa de futuro” que lo logre ilusionar.
Podríamos agregar, entre tantas cuestiones por analizar, la aún fuerte imagen negativa del gobierno anterior, el incontrastable voto duro antiperonista/populista que se sostiene alrededor de los 40 puntos porcentuales desde al menos las presidenciales de 1989 cuando Angeloz, en medio de un acelerado proceso hiperinflacionario sacaba el 37,3 % de los votos emitidos.
La clave no es lo político, sino la narración de lo político. Y más allá del relato y sus narrativas, la realidad es que la oposición – todas las fuerzas opositoras – pueden ejemplificarse en un restaurant que ofrece siemp
En tanto nuestro país está en manos de un gobierno, como señala Chistrian Dürr, tiene una “visión maniquea del mundo en la que el reino de Dios se realiza en el libre mercado y el mal es todo aquello que limita el libre juego de sus fuerzas… en un sistema que ya no tiene la capacidad de promover una supervivencia digna ni, mucho menos, una buena vida, para todos y todas”.
En su artículo, “Payasos del Horror”, Dürr describe el momento del capitalismo que padecemos – los argentinos/as especialmente – explicando que “el camino que proponen para responder a estas crisis es la profundización, la radicalización del capitalismo: la mercantilización total y forzada de la comunidad y la construcción de una sociedad “meritocrática”, elitista y autoritaria, que promete la posibilidad de ascenso social para todos, sabiendo que solo unos pocos podrán alcanzarlo y que los mejores puestos ya están tomados”.
“Presiento que tras la noche, vendrá la noche más larga”. La letra de Luís Eduardo Aute sirve para ejemplificar la encerrona de quienes impugnamos este modelo de país y de sociedad. Una sociedad, como describe Byung-ChulHan en “La sociedad del cansancio”, integrada porindividuos alienados, impulsados por “un estado de autoexplotación continua”, que persiguen la búsqueda desenfrenada de logros bajo la presión del rendimiento y la autoexigencia, en la cual “el individuo se convierte en su propio opresor”.
Quienes seguimos soñando que otro país, y otra sociedad son posibles, tenemos la impostergable tarea de recrear e imaginar instancias políticas y sociales plurales, transparentes y democráticas. Construir un país solidario, inclusivo, con justicia y libertad es tarea impostergable. Seguramente un buen punto de partida sería admitir los errores cometidos y dejar de insistir con soluciones y nombres del pasado – y del presente – que ya no pueden solucionar nada.
Cuenta “La Odisea” que tras la guerra de Troya, Ulises y sus hombres se embarcaron en un largo viaje con la esperanza de regresar a Ítaca. En su derrotero se toparon con una isla donde sus habitantes se alimentaban solamente con la flor de loto. Esta flor tenía raras propiedades. Deliciosa y dulce, producía en quienes la consumían el olvido del pasado, así como tampoco recordaban sus proyectos futuros. Sus días transcurrían sin angustias ni sufrimientos porque habían olvidado todo. Solo pasaban el tiempo sin más ya que la ingesta de esta flor les provocaba un olvido feliz y una pacífica apatía.
Hoy Argentina pareciera ser una sociedad de lotófagos. La única certeza pareciera ser el pasado. El panorama es tenebroso. Solo los más optimistas ven la salida.
 
                                                                                                                                 
                                                                 
							           
							           
							           
							           
							           
							           
							           
							           
							           
							           
							           
							           
							           
							           
							           
							           
							           
							           
							           
							           
							           
							           
							           
                             
                                         
                                         
			         
			         
			        