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Los Unos y los Otros

por Pablo Stein   –

El gaucho fue el protagonista fundamental de la lucha por la independencia y sin su aporte esta hubiera sido imposible de lograr. 

Una pluma autorizada como la de Martiniano Leguizamón describe la llegada de los primeros hombres blancos y la falta de mujeres en esas expediciones. 

Los españoles se apoderaron de las mujeres de los pueblos conquistados y tuvieron hijos con ellas. 

Hijos que nacieron sin padres y por ese motivo conocidos como “huachus” que en lengua quechua significa, huérfanos. 

Criados sin recursos, pero en libertad, fueron los anarquistas puros del mundo, más allá que ni conocían el término, ni que jamás conocieron las ideas de Bakunin. Lo fueron porque no conocían ni admitían más autoridad que su capricho y sus tareas (cuando las tenían) eran cuidar los ganados salvajes, pastorearlos en lo posible y domarlos cuando se trataba de caballos. 

El coraje fue su mayor virtud y, jinetes desde niños, no solo conocían las pampas, sus peligros y los recursos que podían obtener, sino que eran leales a la palabra empeñada y a la amistad. 

José Gervasio de Artigas supo juntarlos con las etnias originales, la mitad de cuya sangre llevaban, constituyendo una alianza temible contra los españoles y los núcleos oligárquicos que veían en esa unión un peligro para la expansión de sus intereses. 

De este tema vamos a ocuparnos en este artículo, en donde los “Unos”, son los individuos pertenecientes a la oligarquía gobernante y los “Otros” son los hombres del campo, los gauchos protagonistas principales de una historia, que la mayoría de las veces se escribe sin ellos. 

Ley de vagos
En 1815, el gobernador de Buenos Aires Manuel Oliden y ante la falta de brazos para las labores de los campos de la oligarquía redactó la llamada “ley de vagos” que establecía que “todo individuo de la campaña que no tenga propiedad legitima de que subsistir será reputado de la clase sirviente”. Los “sirvientes” debían debía tener una papeleta que probara que estaban bajo patrón y que era visada por un juez cada tres meses. Rara vez se cumplía esto y el gaucho pasaba a ser considerado “vago” y destinado como castigo al servicio de armas en los fortines por el termino de 5 años. Artigas fue quien acertadamente proclamó que “para que el paisano dejara de robar y destrozar no había que matarlo, ni perseguirlo, ni clavarlo en el cepo porque eso era como crucificar la revolución, porque ellos eran la revolución” Claro está que la solución era entregarles tierras y hacerlos propietarios, y no como era costumbre, a los ricos terratenientes que acumulaban cada vez más poder económico en detrimento del pueblo. 

¿Que hizo Urquiza en Entre Ríos
Urquiza empeñado en un proyecto de desarrollo capitalista, aplicó métodos propios de una época pre-capitalista como el empleo del cepo y dictó a la manera de Oliden su propia “Ley de vagos” 

La ley se puso en vigencia en 1860 y por ella eran considerados vagos “las personas de uno u otro sexo que no tengan renta, profesión u otro medio licito con que vivir”. 

Menos rigurosa que la Ley Oliden, la primera sanción era una simple amonestación, pero pasados 8 días de recibida se lo enviaba con una nota al Jefe Político del Departamento, que a su vez lo ponía a disposición del juez de paz, quien por lo general los destinaba a trabajos públicos. 

Así pagaban
Era por lo tanto obligatorio contratarse como peón de estancia y los terratenientes podían pagar los salarios más miserables o simplemente conchabarlos por la comida y “vicios” y esta práctica era común en los campos propiedad de la oligarquía. 

Es importante ir marcando las diferencias que separaban al pueblo de la clase gobernante, ya que por lo general no aparecen cuando se analizan por parte de los historiadores al servicio del sistema por lo cual muchas veces sus conclusiones están lejos de la realidad. 

Y saco aquí, en conclusión 

En medio de mi inorancia 

Que nacer en estancia 

Es como una maldición 

Tiene uno que soportar 

El tratamiento más vil 

A palos en lo civil 

Y a sable en lo militar 

  es necesario aguantar 

El rigor de su destino 

El gaucho no es argentino 

Sino pa´ hacerlo matar. 

José Hernández; Martin Fierro 


Bibliografía:
Álvaro Yunque; “Historia de los argentinos” 

Azcuy Ameghino; “Historia de Artigas” 

José Hernández; “Martin Fierro” 

Esta nota fue publicada por la revista La Ciudad el 11/9/2024

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