La Autoridad Internacional de los Fondos Marinos apunta a «continuar la elaboración de las reglamentaciones y procedimientos para regular la actividad».
«No es un plazo fijo, es un objetivo a título indicativo», comentó en declaraciones citadas por la agencia de noticias France Presse el mexicano Juan José González Mijares, presidente del Consejo.
El trabajo en el código ya lleva diez años y, en ese lapso, se creó un vacío legal que puede ser aprovechado por algunos países para empezar a explotar estos fondos. En 2021, Nauru, pequeño estado insular del Pacífico, hizo activar una cláusula para que el código minero fuera adoptado en un periodo de dos años, que expiró el 9 de julio. Desde entonces, cualquier país puede presentar una solicitud de contrato de explotación a nombre de una empresa a la que patrocine. De hecho, la embajadora de Nauru, Margo Deiye, anticipó en la sesión que su gobierno pronto solicitará un contrato de extracción para la empresa Nori (sigla de Nauru Ocean Resources), filial de la canadiense The Metals Company.
Si bien el Consejo reiteró que la explotación comercial “no debería llevarse a cabo” hasta que se formalice el código, no tomó una decisión sobre qué hacer en el caso de que haya una solicitud en ausencia de dicha regulación. Mientras tanto, en simultáneo a la reunión, la organización Deep Sea Conservation Coalition (formada por Green Peace y WWF) exigió “urgentemente” una moratoria de la actividad.
La Asamblea de la ISA, que cuenta con 167 Estados miembros, debatirá la próxima semana el establecimiento de una “pausa preventiva” para evitar que se activen los permisos para poder explotar el lecho submarino hasta que se sancione el código. Esta postura es defendida por España, Francia, Chile y Brasil, entre otros países.
La extracción minera en los depósitos de sulfuro ubicados en el lecho -a profundidades de entre 4.500 pies y 12.000 pies- es mirada de reojo por el daño que le puede provocar a los ecosistemas de aguas profundas, sobre los que se tiene poca información, pero en los cuales, según la Unión Internacional de la Conservación de la Naturaleza, existiría una biodiversidad de “vital importancia” para la humanidad.
Del mismo modo, también existen advertencias por el peligro de que los barcos viertan al mar los residuos tóxicos al triturar y bombear las rocas a la superficie con las máquinas extractivas y sistemas de cubos, además de la posibilidad de que se libere el dióxido de carbono atrapado en el lecho marino.
Por el lado de las empresas mineras existe un creciente interés en el negocio, ya que se considera que en el lecho se podrían extraer grandes cantidades de minerales críticos como cobre, manganeso, cobalto o níquel, esenciales para, por ejemplo, la industria tecnológica, y productos como baterías, generadores eólicos y paneles fotovoltaicos.
Fuente: Ámbito