por Susy Quinteros –
Las margaritas del patio de la casa
orillaban los límites del crecimiento
hasta el borde de las enredaderas.
Mi madre ataba a la cintura
un delantal de heroísmo cotidiano
y tarareaba la loca de amor.
Había una cruz del sur,
fugitivos arroyos,
un boulevard con árboles de antojos
y sábanas lisitas de amor.
Las margaritas del patio de la casa
testigos de luz en las ventanas
adornan todavía aquel país de enredaderas
para las manos de otra infancia
sin la voz de mi madre
sin la loca de amor.
Susy Quinteros
Octubre 2024