Por Susy Quinteros –
La sociedad empieza a tomar conciencia de que a los 70 años, edad del retiro de casi todo, el ser humano está intacto, y que lleva en su cerebro y en su corazón un tesoro fabuloso de vida y experiencias.
Las estadísticas señalan que actualmente hay en el mundo unos 300 millones de personas de más de 60 años. La OMS (Organización Mundial de la Salud) ha informado que entre 2000 y 2050 se duplicará la población de los mayores de 60 años pasando aproximadamente a los 88 millones. Los especialistas señalan que hoy la vejez no es un estado de debilidad mental o física y proporcionan valiosas reglas para ganar años agradables.
Para muchos la vejez suele ser sinónimo de soledad, para otros en cambio, es sinónimo de libertad. Al comienzo de este siglo 21 nuevos enfoques originan cambios que llevan a una nueva visión y a conclusiones diferentes a las convencionales. Quizás la naturaleza no sea tan inexorable como creemos o tememos y no radica en ella el mal sino en la sociedad y sus prejuicios. Nuevos hallazgos científicos van coincidiendo para modificar esos caducos valores. En muchos casos la vejez genera soledad, una soledad interior que va más allá de estar o no en compañía, como si la soledad y la vejez fueran hermanas. A la destrucción de ese paralelismo apuntan hoy las nuevas ideas de todos los especialistas en el tema. Si bien la vejez es un debilitamiento general y progresivo de las funciones del organismo que lleva a renunciamientos hoy la ciencia sostiene que se puede caer en estas situaciones, pero también se puede salir.
Los nutricionistas estiman que las calorías diarias de los alimentos necesarios en los mayores debe ser alrededor de 2000. La mayoría come demasiado o por el contrario de manera insuficiente y sufren carencias de vitaminas, proteínas y minerales. En las dos situaciones se acelera la vejez. La actividad física es indispensable, nunca es demasiado tarde para la ejercitación muscular. 15 minutos diarios son suficientes, también las caminatas, la natación, el ciclismo o el tenis. Así como deportes adaptados que estimulen una sana competencia y proporcionen momentos de disfrute espiritual. Los músculos son la única parte del cuerpo que se pueden rejuvenecer con más facilidad. La edad del cerebro interesa de la misma manera, por eso las personas activas intelectualmente concretan una mejor ancianidad. Esa actividad se puede dirigir hacia la lectura, el ajedrez, las palabras cruzadas o por qué no? escribir las memorias. La higiene mental y física constituye la clave del buen vivir y esas claves son: no fumar, dormir de 7 a 8 horas diarias, no engordar, poco alcohol, mucha socialización,
Ya no se está apto para muchas cosas, pero habrá muchos nuevos goces agradables si se los sabe descubrir, para comenzar un nuevo tiempo, un tiempo de oro.
Esta nota fue publicada por la revista La Ciudad el 28/9/2024