Por Rodolfo Oscar Negri –
La historia, la vida, no son una foto, sino una película. Una secuencia de hechos. Causa y efecto/s. Si queremos entender algo, tenemos inexorablemente que ver para atrás, de dónde viene y eso nos permitirá comprender la situación actual e intentar dilucidar hacia dónde va o, por lo menos, elaborar hipótesis.
Pero la realidad de este mundo que nos toca vivir tiene que ver con la inmediatez. Es mucho mas fácil y menos complicado intentar ver la evolución de las cosas como si surgieran de un repollo, allí, justo enfrente a nosotros mismos, como si fuera un video clip, donde no hay nada que estudiar, ni que averiguar, ni que aprender ni que comprender… es la cultura del zaping, de los mensajes por tuiter que en 140 caracteres pretender abarcar una historia.
Es una muestra mas de una cultura individualista (a pesar de que lo practiquen gente que dice o aspira a no serlo), ¿porque? porque es pretender que el mundo comienza con nosotros y que no hay un antes o un después de nosotros mismos… y si eso es cierto, pero solo para nosotros… la historia es una sucesión de hechos que recorrieron los tiempos y lo seguirán haciendo, mucho mas allá de nosotros, pero entender eso implica todo un proceso de conocimiento, aprendizaje, comprensión y proyección. En otras palabras, hay que saber y para saber, hay que estudiar. Hay que sacrificarse. Hay que trabajar… y eso -de atractivo- para quienes ven solo la ligereza del pasar, es perder el tiempo.
Tal vez por eso es que estoy convencido de que hay que inculcar a los chicos el apego a la lectura; porque -desde mi humilde punto de vista- no hay otro camino más que el conocimiento. Me atrevo a más. Solo el conocimiento nos hará libres, porque solo es libre quien puede elegir y solo puede elegir quien conoce las opciones y solo conoce las opciones quien las ha aprendido.
Me da pena cuando veo a vecinos y conciudadanos supuestamente prominentes que desconocen lo más elemental de la historia DE SU PROPIA CIUDAD, pero -también- me da vergüenza de quienes se dicen docentes y no han sabido primero asumir y después trasmitir los valores, el orgullo y el sentido histórico de las luchas que los mismos hombres y mujeres que vivieron en esta tierra tuvieron. De su sacrificio. De las vidas que en ello se inmolaron. Es lamentable, pero es así.
La única verdad es la realidad (decía el General Perón) y con esa harina habrá que hacer el pan. Pero no hay que equivocarse. El trabajo de largo plazo, a la corta o a la larga, habrá que hacerlo; porque -de lo contrario- se podrá tener un gran suceso con los jóvenes, pero será momentáneo, efímero. Serán como aquellos pokemones, que fueron furor en algún momento y que la inmediatez de las novedades hizo que rápidamente cayeran en el olvido.
Lo veo como un desafío a superar, pero -a mi criterio- muchos no terminamos de tomar conciencia de la importancia que tiene e -incluso- en sectores de la dirigencia política y social se lo desdeña e ignora (algunos por ignorancia histórica, otros por ignorancia política y social, otros por desidia…).
Si nos conformamos con eso, cualquier acción política, no tendrá un sentido trascendente… estaremos edificando un castillo con cimientos de arena y -de ser así- también así nos va a ir.
Esta nota fue publicada por la revista La Ciudad el 25/10/2016
