Rubén I. Bourlot –
Con el día del periodista en el horizonte próximo es oportuno recordar a uno de los tantos europeos que atravesaron el Atlántico para hacerse la América y hallaron cobijo en las tierras de Urquiza. Se trata de Juan Lasserre, periodista, editor, aventurero que afiló su pluma en una docena de periódicos en Buenos Aires, Montevideo, Paysandú y Concepción del Uruguay.
En 1849 Juan Bautista Lasserre arribó a Concepción del Uruguay para compartir la dirección de la Imprenta del Colegio con Jaime Hernández y fundar uno de los diarios pioneros de Entre Ríos.
Había llegado desde su Francia natal al Río de la Plata en 1826, escapando de los contratiempos ocasionados por la Restauración monárquica tras la derrota de Napoleón. De inmediato publicó el primer periódico, L’Écho Francais, en su lengua materna.
En 1828 fundó el iniciador de la saga de periódicos escritos en castellano, El diablo rosado, impreso en tinta roja o en papel rosado, que tuvo una vida breve pero gran repercusión por el contenido crítico hacia el gobierno de Manuel Dorrego, así como de las costumbres sociales. Clausurado el periódico fue publicando secuelas con nombres igualmente curiosos –a la manera de los famosos periódicos de Francisco de Paula Castañeda- como El hijo mayor del diablo rosado o El hijo negro del diablo rosado. El estilo confrontativo, mordaz y hasta grosero despertó la atención de un público ávido de noticias truculentas y rumores de zaguán.
La guerra que enfrentó el país con el Brasil también lo tuvo como protagonista a cargo de naves corsarias, como también la guerra civil cuando fue incorporado al cuerpo de residentes franceses conocido como batallón “Amigos del Orden” para la defensa de Buenos Aires.
A inicios de la década del ’30 pasó a Montevideo y desde allí colaboró en el Diario de la Tarde que se editaba en Buenos Aires. En tanto, en la República Oriental se unió a la campaña presidencial de Manuel Oribe con la publicación del periódico El estandarte nacional. Tras el derrocamiento de Oribe a manos de Fructuoso Rivera con el apoyo del Brasil y de los unitarios emigrados, Lasserre retornó a Buenos Aires para integrarse al Ejército de la Confederación donde permaneció hasta el desastroso combate de Cagancha (1839) donde, suponemos, entró en contacto con Justo José de Urquiza que dirigía la caballería de la Confederación.
En 1842 se casó con Emilia Mármol, hermana del poeta y militante antirrosista José Mármol que compartía sus pesares entre los emigrados argentinos en Montevideo. Por este hecho cayó en desgracia cuando Oribe y los ejércitos de la Confederación retomaron la iniciativa sobre los unitarios. A partir de ese momento su figura entró en un cono de sombra.
El redactor del Porvenir
En 1849 Lasserre cruzó la frontera fluvial para presentarse en Concepción del Uruguay, buscando obtener la protección del general Urquiza que ya estaba decidido a romper con la hegemonía de Juan Manuel de Rosas. En el gobierno de Entre Ríos Urquiza llevaba a cabo una gestión progresista en el campo de la educación y la cultura incluyendo el impulso del teatro con la construcción de salas emblemáticas, la creación del Colegio Histórico del Uruguay y la radicación de dos nuevas imprentas, una en Gualeguaychú, a cargo de Isidoro de María, emigrado de Montevideo, y otra en Concepción del Uruguay, a cargo del español Jaime Hernández.
Lasserre, al tanto de estas novedades, se apersonó ante la secretaría de Urquiza y dejó una carta para el general en la que se ofrecía para redactar el periódico que Urquiza quería crear a partir de la Imprenta del Colegio, administrada por Hernández. El periódico se llamó El porvenir de Entre Ríos y se publicó diariamente entre enero y noviembre de 1850 bajo la dirección del propio Hernández con Lasserre como redactor.
Para esta época, Lasserre ya era un hombre mayor con escasas posibilidades de emprender alguna actividad lucrativa por cuenta propia. Lo que podía ganar en el periódico era insuficiente para sostener a su familia y por ese motivo también le solicitó a Urquiza su incorporación como profesor de Francés en el Colegio Histórico. Así lo testimonia en una carta donde manifiesta que “desearía el honor de pertenecer al cuerpo de Profesores del Colegio del Uruguay sin perjuicio de poder dar lecciones particulares en mi propia casa de dicho idioma y si V.E. se digna admitir mis servicios en ese ramo por cuenta del estado pido por honorarios treinta pesos mensuales. (…) En cuanto a la solicitud de un socorro de fondos para instalarme en esta ciudad, y hacer venir a mi familia (…) trescientos pesos cuya cantidad devolveré, en el plazo y forma que V.E. se servirá designar con el producto de mis trabajos…”
El periódico y la Imprenta del Uruguay, que era sostenida en forma privada por Hernández, no tuvieron el rédito económico esperado a los que se le sumaban las diferencias de la línea editorial con su protector, es decir con el omnipresente gobernador Urquiza que ya se aprestaba a romper su relación con el jefe de la Confederación Juan Manuel de Rosas.
A raíz de un artículo del periódico donde se criticaba la política inglesa en la región los editores recibieron una dura reprimenda de parte de Urquiza con la exigencia de rectificación. En este tipo de artículos Lasserre cometía errores tácticos al no advertir los cambios en las negociaciones, presiones y alianzas que iba tejiendo Urquiza con Brasil, Uruguay y hasta con Gran Bretaña. Pero no era todo. Su hijo Augusto, que había logrado un puesto de escribiente en la Gobernación, fue despedido por un incidente menor. La situación se fue tensando hasta que Urquiza decidió reemplazar a Lasserre en la redacción del periódico por Carlos du Terrade.
Entonces no tuvo otra alternativa que apelar al secretario de Urquiza, Juan Francisco Seguí, para insistir en conseguir el cargo de profesor del Colegio del Uruguay. Así lo pide en una carta: “El Sr. Hernández me ha notificado en fin, que concluido este mes, debo cesar en la redacción del Porvenir. Ese Periódico fue creado por mí y empezó su carrera, como bien Ud. se acuerda, el 1° de enero de este año. (…) va a morir sin haber llegado a tener un año de existencia, pero me dice Hernández que mi pariente, el señor Terrada que es un escritor de talento, lo resucitará. (…) yo desearía, señor Doctor, conservarle la vida hasta el 31 de diciembre, y que el Sr. Terrada no emprendiese el Milagro de su resucitación sino después de su muerte, es decir, en 1° de enero de 1851”.
Finalmente logró la cátedra de Francés en tanto El provenir de Entre Ríos dejaba de circular el 24 de noviembre para dar paso a La regeneración dirigido por Du Terrade. Este periódico fue el que anunció el “Pronunciamiento” de Urquiza contra Rosas.
Guiños de la fortuna
El que fuera joven escribiente de Urquiza, Augusto Lasserre, tuvo la desgracia con suerte de ser despedido ya que esa coyuntura lo animó a marchar a Buenos Aires, recomendado por Seguí, para continuar con la carrera naval. Anteriormente había cursado estudios preparatorios navales en Francia. En los confines del país desarrolló una intensa actividad para reafirmar la presencia del estado nacional.
Fue el fundador de Ushuaia y quién izó el pabellón argentino en Tierra del Fuego tras su desembarco para neutralizar el intento de Gran Bretaña de ocupar el territorio a través de una misión anglicana a cargo del pastor Thomas Bridges que había instalado una misión con indígenas yámanas.
En 1884 instaló el faro de la Isla de los Estados –conocido con el Faro del Fin del Mundo- y estableció una subprefectura en ese sitio estratégico.
Fuente: El Diario