por Rubén I. Bourlot –
Sacerdote y poeta, comunicador en un sentido amplio, Luis Félix Jeannot Sueyro desandó caminos polvorientos en busca de pueblos olvidados del sur entrerriano. Hijo de inmigrantes, a la pastoral la desempeñó con dedicación y desde una vocación de servicio integral.
Entre Ríos también tiene su cura gaucho como el cura Brochero, fundador de pueblos en Traslasierra. Pero el nuestro, Luis Félix Jeannot Sueyro, no andaba a lomo de burro como el cordobés pero sí en sulky o en su vieja Ford para recorrer los escabrosos caminos de tierra del sur entrerriano.
El 30 de julio de 2008, a los 90 años, fallecía este pastor de almas y aporreador de palabras. Había nacido en Gualeguaychú, en la zona de chacras detrás del Cementerio, a orillas del arroyo Gualeyán, el 20 de noviembre de 1917. De madre española y padre francés, era el menor de ocho hermanos.
A los 14 años, apadrinado por el Padre Schachtel, ingresó al Seminario de Paraná. A los 25 ya era sacerdote. De ahí en más llevó su mensaje por Rosario Tala, Concepción del Uruguay, Ñancay, Maciá, Villaguay, Landa, Costa Uruguay Sur, El Potrero, Cuatro Hermanas. Hombre de hablar llano para hacerse entender entre una feligresía arisca, y “algo calentón y de pocas pulgas para la pavada o la gilada -escribió su amigo Pedro Luis Barcia, presidente de la Academia Argentina de Letras-, tenía una enorme y sostenida tolerancia para el que padecía”.
Barcia comenta que “el cura operaba como un Salomón en alpargatas. En diferencias y pleitos solía terciar, cuando le pedían consejo, y lo hacía con sagacidad de criollo sabio. (…) Lo que usted le regalaba al cura, él lo regalaba a algún necesitado. Es de un desprendimiento franciscano.” En otros párrafos del prólogo a su libro Los versos del cura gaucho, Barcia cuenta que “con él hemos conocido costumbres insólitas de las islas y los campos. Como aquella tarde en que estábamos tomando una ‘Bolita’ (la popular gaseosa conocida también como Chinchibirra) en el alero de un rancho en una isla, y pasó, lenta e interminable, junto a nuestros pies una hermosa y gorda víbora. Nos quedamos helados. El Cura dijo, con experiencia suficiente: “Es la encargada de comerse las ratas”.
En 1982, cuando los jóvenes soldados marcharon al sur para combatir en Malvinas, allá fue el cura gaucho para ofrecerles el apoyo espiritual.
Pero no solo cultivaba el lenguaje rústico de sus sermones a campo abierto. El cura Luis bien que sabía recitar a Lugones y Bernárdez, y citar a Estrada o Pascal. Era un comunicador que supo usar el micrófono para amplificar su mensaje. Su oratoria estaba presente en los actos patrióticos de la zona y en los programas que conducía en la radio LT 41 de Gualeguaychú, que iniciaba con la apelación a los “amigos del campo” y llegaba a los más lejanos rincones. Pero el contacto con las ondas hertzianas venía de mucho antes. Una crónica de los orígenes de LT 11, la emisora de Concepción del Uruguay, cuenta que cuando se inaugura la radio en 1951, la primera emisión consistió en la bendición impartida por el sacerdote Luis Jeannot Sueyro.
Su vecindad con la palabra también la volcó en la poesía que cultivó hasta sus últimos días. Le cantó a la patria y a sus próceres (a sus admirados San Martín y Artigas): “La patria se hizo a caballo, / como un río puesto en marcha”. A la patriada de Malvinas: “¡Y llegará el momento, / Malvinas nuestras, de recuperarlas, / como llega la aurora / tras la congoja de la noche larga!”. Al campo y su gente: “Romance de la chacra”, “Tardecitas en la chacra”, “Acuarelas de la chacra”. Y también los versos de su vocación sacerdotal: “El Gualeyán para mí / es el Jordán de mi Patria / y me vengo a bautizar / como Jesús en sus aguas.”
En 1982 publicó Versos y prosas, y en 2001 la Comisión Tradicionalista del Río Uruguay a través de la Imprenta Oficial de Entre Ríos publicó su libro denominado “Los versos del cura gaucho” donde se trató de rescatar su obra literaria y además fue nombrado Ciudadano Ilustre de Gualeguaychú.
Hoy su busto luce en el Rincón de los poetas de esa ciudad.
Cura fundador
No fundó pueblos como Brochero pero sí impulsó la Fundación Padre Pío, encabezó las históricas peregrinaciones a la Virgen del Valle de Pehuajó y fundó el Centro Deportivo Defensores de Martín Fierro de Maciá el 12 de mayo de 1952. En una entrevista dice que “el club nació de la amistad, de la solidaridad. Y lógicamente el más popular de los deportes, el fútbol, coincidió con esos hermosos campeonatos Evita y Juvenil Juan Perón de los cuales participamos, y tuvimos el honor de llegar a la final en Paraná. Perdimos la final. Eso nos dio auge para dar un pasito más adelante. Contábamos en el pueblo con un terrenito, pero era muy chico para una cancha. Pero yo veía que había otro terreno al lado y me decía ‘si yo pudiera tener ese otro terreno’. Y al final lo tuvimos, era propiedad de Mario Goldaracena, y así nació el club, con donaciones de los vecinos. Lo hicimos de la nada. Pero queríamos que no se perdiera ese grupo hermoso de muchachos que habíamos conformado, con don Julio Goyeneche (…). El club Martín Fierro nació de la amistad (…) porque yo tenía muy metida la Biblia gaucha, el Martín Fierro (…)”.
Y así se fue desvaneciendo, como gastándose de tanto dar, ese cura que, como le cantan los Hermanos Pereyra, “Ya todos los conocemos / Ya sabrán de quién se trata / es el que al prestar su ayuda / se juega hasta la alpargata.”
Fuentes a consultar
Entrevista a Jeannot Sueyro, en https://www.facebook.com/watch/?v=1549007661875644
Jeannot Sueyro o la autenticidad de la palabra poética por Pedro Luis Barcia, en
https://sites.google.com/site/gualepedia/los-versos-del-cura-gaucho/jeannot-sueyro-o-la-autenticidad-de-la-palabra-poetica
Maciel, N., (8/1/2009), “Los pensamientos hechos versos del Cura Gaucho”, en https://www.diarioelargentino.com.ar/noticias/59988/los-pensamientos-hechos-versos-del-cura-gaucho
Fuente: El Día
Esta nota fue publicada por la revista La Ciudad el 31/7/2021