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Investigan el consumo de alcohol en jóvenes y embarazadas

Desde el CONICET se estudia el nivel de consumo en jóvenes a través de intervenciones. Los argentinos consumen nueve litros de alcohol puro al año.

Paula Giménez, es Licenciada en Psicología becaria del CONICET e integrante del Instituto de Psicología Básica, Aplicada y Tecnología (IPSIBAT), investiga el consumo de alcohol en adolescentes y en esta nota analiza la situación de consumo actual y algunas posibles acciones para disminuir los riesgos en esta población. La investigación se llevó a cabo en la ciudad de Mar del Plata, Buenos Aires, desde 2011, y en diciembre del 2023 Giménez realizó su tesis doctoral con dicho trabajo y dio por finalizado el espacio de investigación. Ahora se elabora un plan de implementación estatal.

Deterioro cognitivo
La becaria indicó que el comienzo de la ingesta de alcohol promedio es a los 13 años y este es un número que asusta porque: «Todavía es un cerebro en desarrollo. No se termina de formar sino hasta los 20 años de edad. Entonces, nos encontramos con chicos y chicas que es más probable que en su adultez tengan más problemas relacionados con el consumo excesivo y descontrolado de alcohol». En ese sentido, comentó que la mejor forma de prevención es demorar lo mayormente posible el inicio de edad de comienzo de ingesta: «Sino tendremos una población con muchos problemas relacionados con la atención, la memoria, el aprendizaje, y lo que ya conocemos como los daños a terceros, problemas de violencia, accidentes de tránsito, y demás». Cabe destacar que el nivel de consumo, según la investigadora, crece de manera considerable a partir de los 18 años de edad donde el joven comienza a desandar su carrera universitaria y se relaciona aún más con sus pares.

Intervenciones breves
La licenciada junto a su equipo de trabajo utilizó el método de «Intervenciones Breves» que se refiere a entrevistas de unos cinco a diez minutos en los efectores de salud, donde se evalúa el nivel de consumo de la persona: «Lo interesante es que lo puede realizar cualquier persona que reciba un entrenamiento sencillo y corto», indicó Giménez a Radio La Red Paraná (88.7) y agregó que a posteriori se podría implementar en espacios de atención primaria, escuelas y universidades. Se trata de intervenciones individuales donde se evalúa el nivel de consumo de alcohol y luego se toman decisiones en base a ese resultado con un estilo empático donde no se juzga a la persona o no se intenta convencer obligándola a cambiar su nivel de consumo, sino acompañarla para que tome una decisión mas adecuada para su salud: «Ahora que sabemos que esta modalidad funciona, el próximo paso es saber cómo hacer para que los profesionales y trabajadores de la salud se entrenen en estas intervenciones y puedan aplicarlas», precisó a UNO. En ese marco resaltó que otro detalle a pulir es la duración de las mismas: «Tal vez para nosotros son entrevistas cortas pero una persona que trabaja en una sala de emergencias quizás no dispone del tiempo necesario». En el caso de que se constate que la persona en la primera evaluación tiene algún trastorno respecto a su ingesta, se utiliza el espacio para derivar a un profesional de la salud.

Las intervenciones breves constan de tres pasos
Evaluación del nivel de consumo.

  • Entrevista motivacional donde se conversa con la persona para motivarla y buscar distintas razones para dejar o bajar la frecuencia del consumo de alcohol.
  • A los tres meses, se vuelve a tener contacto con la persona consumidora y se realiza una nueva evaluación respecto al alcance de esa meta propuesta.

En cuanto a las primeras conclusiones respecto a este ensayo clínico, la licenciada pudo constatar que «Después de tres meses, se reduce considerablemente el consumo de alcohol. Lo que vimos también en embarazadas es interesante porque medimos los indicadores de salud de los bebes», explicó.

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Argentina consume de manera «Mediterránea»
La especialista cuenta que Argentina tiene una cultura de consumo de alcohol que se conoce como Mediterránea, lo cual se traduce en una gran aceptación por el consumo de esta sustancia de manera frecuente en reuniones sociales y en soledad de manera periódica con una brecha de consumo entre hombres y mujeres cada vez menor. Es notable sobre todo en personas mayores que tienden a consumir, por ejemplo, un vaso de vino con cada comida, es decir, poca ingesta pero periódica. Sin embargo, según informes internacionales, en el caso de los más jóvenes, la ingesta se denomina episódica: consumen grandes volúmenes en ocasiones aisladas: «En la literatura del alcohol existen dos posibilidades. Por un lado, la mediterránea que se basa en un consumo a nivel país que tiene un a gran aceptación del alcohol. Argentina tiene un consumo per cápita de los mas altos de la región. Es de nueve litros de alcohol puro al año. Es incluso mas alto que el consumo a nivel mundial». Esto significa que hay una normalización del consumo que se asocia a uno de tipo crónico. Por otro lado, existe el consumo Nórdico o episódicas, que se refleja sobre todo en sociedades como los Estados Unidos donde la cultura implica tomar alcohol en grandes cantidades pero no todos los días: «Sin embargo, hoy por hoy nos encontramos en una cultura que mezcla ambos tipos de consumo», finalizó.

Fuente: Uno Entre Ríos

Esta nota fue publicada por la revista La Ciudad el 22/1/2024