Por Jorge Bonvin –
Este gigante de Asia ha sorprendido al mundo en los últimos años convirtiéndose en la segunda economía del planeta y es ahora una potencia mundial económica y militar en un mundo multipolar. Tiene un mercado de consumo de dimensiones únicas y reservas internacionales por 4 billones de dólares que le permite financiar los déficit de los americanos y europeos.
Pero ahora tienen otro “sueño”, ser potencia mundial en el fútbol. Desde 1930 fecha del primer campeonato Mundial que logró Uruguay, solo ocho selecciones, todas de América o Europa, fueron las que lo pudieron obtener el título. Pero nadie desconoce que esta competición ha crecido hasta tal altura que dominar el fútbol permite el manejo de enormes fortunas. Eso es lo que está viendo ahora China que amenaza a romper el status quo actual.-
Hubo anteriormente otros intentos de ingresar en este extraordinario negocio, en tiempos no tan lejanos la Major League Soccer (MLS) de Estados Unidos, liderados por el Cosmos lo intentó pero luego desapareció y hoy es una liga común de un país sin antecedentes futbolísticos. También en Medio Oriente quisieron desarrollarlo con la influencia de los petrodólares, tratando de llevar talentos para elevar el nivel pero sin mucho suerte.
Hace dos años el gigante asiático irrumpió en escena para hacer saltar por los aires el mercado a nivel global y amenazar con convertirse en potencia futbolística.- Al frente de las maniobras está su presidente Xi Jinping, aficionado número uno al fútbol del país. A su llegada a la secretaría general del partido comunista, hace tres años, eligió un camino de no retorno para el futuro. Lo llamó el ‘El sueño del fútbol’. Esa vieja aspiración por la que China, como país más poblado del mundo, ha de convertirse en una potencia futbolística a nivel global.
El plan que ha sido publicado consiste en elevar la inversión pública y promover también la inversión privada. El objetivo es muy simple, con esto quieren que jueguen al fútbol 50 millones de chinos, cifra que esperan lograr para el 2.025.
Es difícil de imaginar semejante cantidad de jugadores, 10 millones más que los habitantes de nuestro país. Si arman equipos de 11 jugadores, tienen que tener casi 5 millones de equipos. Esta cuenta disparatada es para indicar que aquí no es solo jugar al fútbol, sino que detrás tiene que haber una infraestructura organizacional, un desarrollo edilicio que a la distancia nos parece inimaginable, para soportar semejante actividad.
Es claro que 50 millones lo piensan obtener de su más de 1.000 millones de habitantes y para eso el gobierno ha convertido al fútbol en una cuestión de estado. La idea que ellos tiene es organizar, con posibilidades de ganarlo, al campeonato Mundial de 1930 o 1934.-
Los planes del Gobierno han enfervorecido a los dirigentes de los principales clubes, que no han escatimado en gastos para lograr lo que nunca antes había conseguido un país tan atrasado en su desarrollo futbolístico como lo es el chino: atraer a jugadores de primer nivel en pleno cénit de sus carreras. Fichajes multimillonarios y sueldos exagerados que han hecho temblar a la mismísima Premier League. Esto es una diferencia enorme con el fútbol norteamericano que llevó a Pelé o Frank Beckembauer cuando ya estaban en el final de la carrera. Lo mismo pasó con el fútbol de los países árabes, llevaron por ejemplo a Xabi, extraordinario jugador del Barcelona pero ya de vuelta.
El caso más notable es el del argentino Carlos Tevez que va a cobrar 38 millones de euros al año para jugar en Shanghai Shenhua. Pero hay más, el Shanghai Sipg, incorporó dos brasileños, Oscar que llega del Chelsea inglés por 24 millones y medios y Givanildo Hulk del Zenit de San Petersburgo por 20 millones de Euros. La lista sigue, Axel Witsel, jugador de la selección Belga a Tianjun Quanman por 16 millones anuales, Graziano Pellé del Southampton inglés al Sahndong Luneng por 15 millones, Asamoah Gyan de Emiratos Arabes al Sahnghai Sipg, Ezequiel Lavezzi del PSG al Hebei China Fortune, 14 millones, el brasileño Ramires del Chelsea al Juangsu Sunnin por 13 millones anuales
Esta lista sigue, además hay que tener en cuenta que han llevado a técnicos que también se cotizan muy bien como el chileno Pellegrini, Villas Boas o Poyet e incluso están llevando árbitros. Como se puede ver en la misma, no hay liga del mundo que pueda competir con estos sueldos, incluso las más poderosas como son España e Inglaterra. La máxima apuesta de los chinos hoy por hoy es tentar a Cristiano Ronaldo, la estrella del Real Madrid, con lo que se asegurarían estar muy cerca de ser el centro del mundo futbolístico.
Pero no todo lo que reluce es oro, la Federación se queja que este derroche de euros va a ser irrecuperable, se calcula que de los 650 millones de euros gastados en los últimos dos años, 550 no se podrán recuperar, sobre todo teniendo que la entrada a los partidos es muy barata, un abono anual ronda los 400 euros. De cualquier manera los derechos de televisión se han ido a las nubes y su ingreso se acerca a la de la Premier Inglesa.-
Apuesta a lo local
Este enorme esfuerzo económico tiene un doble objetivo, atraer el interés de los aficionados chinos y tener una liga que sea competitiva, pero los chinos tienen en cuenta también que necesitan proyectar jugadores locales, por eso ahora se ha limitado la cantidad de jugadores extranjeros que pueden jugar por partido, serán solo tres, con lo que se espera que los jugadores locales puedan tener más presencia y sumar más experiencia. Tienen claro que la única posibilidad de desarrollarse como país futbolero es la formación de talentos locales para lo cual ya hablan de tener 50 mil escuelas y 70 mil campos de juego, además de un proceso de reclutamiento de jóvenes en todo el país.
El sueño chino está en marcha, solo el tiempo dirá si está bien encaminado o todo termina como terminaron el sueño norteamericano y de los petrodólares.
Fuente: La Vanguardia de España
