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El orígen de verdades que no discutimos

Por Rodolfo Oscar Negri     –

Dentro del discurso que cada uno de nosotros utilizamos en el hablar diario y cotidiano, es así, usamos muchas veces frases “hechas” y desde hace años repetidas y repetidas que son asumidas como realidades indiscutibles. No hace falta demostrarlas, porque son «verdades» que están incorporadas de manera tal que se asumen como tales.

¿Por qué tales frases, ciertos refranes o dichos populares son verdades absolutas?

Es muy sencillo: muchos de ellos tienen (para sorpresa -seguramente-  de algunos que las esgrimen) origen bíblico y eso los lleva a ser “indiscutibles”.

Está claro que muchos se “sorprenden” porque no imaginan su procedencia y creo que está bueno que compartamos algunas de estas expresiones de lo más comunes (y de su origen), para ser conscientes de hasta donde tenemos incorporadas expresiones y/o enseñanzas religiosas,  con nuestros lectores.

A continuación -entonces- les presentamos algunas expresiones populares de origen bíblico.

– “Raíz de todos los males es el amor al dinero”, 1 Timoteo (6:10).

– “Maná del Cielo”, Éxodo (16:14).

– “Dios salve al Rey”, 1 Samuel (10:24).

– “No hay nada nuevo bajo el sol”, Eclesiastés (1:9).

– “Espada de doble filo”, Proverbios (5:4).

– “La niña de tus ojos”, Proverbios (7:2).

– “Blanco como la nieve’, Isaías (1-18).

– “Como cordero al matadero”, Isaías (53:7)

– “Estrecho y largo es el camino de la vida’, Mateo (7:14).

– “Busca y encontrarás”, Mateo (7:7).

– “La verdad os hará libres”, Mateo (8:32).

– “Nacer de nuevo”, San Juan (3:3).

– “Tirar la primera piedra”, San Juan (8:7).

– “El hijo pródigo”, San Lucas (1 5:1 l).

 – “Come, toma y sé feliz”, Eclesiastés (8:15).

– “Vanidad de vanidades. ¡Todo es vanidad!”, Eclesiastés (1:2).

-“Poner piedras en el camino”, Romanos (14:13).

– “Ver a través de un vidrio oscuro o empañado”, 1 Corintios (13:12).

– “En un abrir y cerrar de ojos”, 1 Corintios (15:52).

– “¿Dónde está, muerte, tu victoria?, ¿Dónde tu aguijón?”, 1 Corintios (15:55).

– “Mejor dar que recibir”, Hechos de los Apóstoles (20:34).

– “Poner palabras en boca de otro”, Samuel (14:3).

– “Poner la casa en orden”, 2 Reyes (20:1).

– “Un leopardo no puede cambiar sus manchas”, Jeremías (1 3:23).

– “Caer en desgracia”, Gálatas (5:4).

Obviamente podría seguir, pero con estos ejemplos creo que alcanza…

¿Que tal? ¿Sorprendido?

Muchos de nosotros -insisto- jamás imaginamos que estamos recurriendo tan habitualmente al libro sagrado cada vez que hablamos, hacemos una exposición o escribimos algo; no obstante, no está demás tener conciencia de eso y el considerar el por qué se las considera indiscutibles.

Esta nota fue publicada por la revista La Ciudad el 18/2/2017

 

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