Por Roque José Giovenale –
Se reencontró con su esencia, con su razón de ser; convocar, reunir y mostrar a los cultores del folklore lugareño. Para los más fervorosos significó la vuelta del -verdadero Itapé-.
La versión 2020 exhibió una grilla superpoblada de artistas locales ante una concurrencia llegada en buen número al Multieventos para brindar adecuado marco y atesorar en su alma momentos inolvidables.
La apertura de cada una de las noches contó con la presencia multicolor de las distintas escuelas de danza folklórica bailando en simultáneo la ranchera, el clásico emblema del festival, con alrededor de 80 bailarines en variadas coreografías. El atractivo inicio nos invitaba y nos obligada a la vez, a concurrir tempranamente.
Este vigésima novena edición fue excelente ocasión para valorar y disfrutar de nuestros artistas. Lo destacable ofrecido desde el escenario por músicos y cantantes era completado, para pintar cada noche con colores festivos por los bailarines de las distintas escuelas y por aquellos que brotados desde el público, dejaban sus sillones para vivir la alegría del baile.
Expusieron su arte en el escenario “Isidro Sánchez”: Marcelo Valdiviezo, Pasión sin Fronteras, Los Boyeros del Litoral, Julio Vázquez & Emilio Salinas, Facundo Torresán, La Solapa, Cacho Gauna, Danzas Aneley, Sin Fronteras, Lautaro Obispo, Antonio Monsalvo, Huellas del Tiempo, Grupo Décadas, Pitingo Izaguirre, Natalia Morúa, Victor Nichele, Martina Aranda, Escuela de Danzas Suyai, Grupo Recuerdos, Los Concepcioneros, José Luis “Coqui” Villagra, Antonio Monzalvo, El Cimarrón, Dúo Ciancio Barbiero, Pitu Monsalvo, Luces del Alma, Los Pioneros del Chamamé, El Flaco Asensio, Danzas El Embrujo, Silvana León, en Confluencia, Danzas Raíces Nativas, Abel Rodríguez, Daniela Pauletti, Amalaya, Melina Dening, Pini Muñoz Trío y en el cierre el Conjunto Itay.
Especial elogio merecen quienes trabajaron en la organización; músicos, cantantes, bailarines, por lo hecho antes y durante las noches festivaleras.
Si la edición 2018 encendió nostalgias con el feliz retorno a las arenas y a la amplia arboleda del Balneario Itapé, el lugar de sus orígenes. Si de la versión 2019 queremos olvidarnos, la 2020 será para recordar por su vuelta a las raíces, por todo lo vivido y porque invita a mirar con esperanzas al futuro, en especial al Itapé de Concepción 2021, el de los treinta años.
