Me dirijo al Colegio Superior del Uruguay «Justo José de Urquiza», primera institución educativa laica y gratuita de la Argentina, que fuera creada por el general Justo José de Urquiza el 28 de julio de 1849.
El “heredero” del General -según su propia afirmación- se nutrió de los mejores docentes, muchos de los cuales fueron convocados de Europa.
Una institución de excelencia para una época en la que ese nivel era escaso o nulo y -sobre todo- en el interior de nuestro país.
Además de la actividad intelectual y académica, tuvo una sección militar y un batallón de estudiantes.
En una breve reseña no puede dejar de mencionarse la heroica jornada del 21 de noviembre de 1852 cuando la Ciudad intentó ser invadida por fuerzas porteño-correntinas que tenían por objetivo tomar Entre Ríos y abortar el Congreso Constituyente que se reuniría en Santa Fe para institucionalizar el país a través de una Constitución. Desde el mirador del colegio se avistó al invasor, se organizó la defensa de la ciudad bajo las órdenes del Comandante Ricardo López Jordán. En ella participaron activamente alumnos y personal del establecimiento. Se seleccionaron 35 estudiantes de los cuales 18 fueron al mirador y el resto hacía fuego desde las ventanas del Gran Salón de Estudios. Los alumnos y personal lucharon junto a los vecinos organizados. El enemigo fue rechazado y el Congreso pudo seguir sesionando hasta darnos la tan ansiada Constitución.
Una jornada de gloria para el nobel Colegio y la ciudad de Concepción del Uruguay.
Por otro lado, pasaron por sus aulas tres presidentes argentinos (Julio A. Roca, Victorino de la Plaza y Arturo Frondizi) y uno paraguayo (Benigno Ferreira), dos vicepresidentes (José Hortensio Quijano y Francisco Beiró). Gobernadores, ministros, miembros ilustres de todo tipo (por ejemplo, Arturo Sampay -uno de los principales redactores de la Constitución Argentina de 1949-, poetas y escritores (Fray Mocho, Olegario V. Andrade, Eduardo Wilde), la segunda médica que tuvo la Argentina (Teresa Ratto) … en fin aún si continuara con la lista cometería el error de la omisión, porque han sido tantas y tantas las figuras que pasaron por sus aulas que nos llevaría demasiado espacio citarlas.
El imponente edificio que -con una puesta en valor espectacular que se hiciera en los últimos años- es una de las joyas que embellece los alrededores de la hermosa Plaza General Francisco Ramírez, en pleno centro y en la mitad del damero que -como plano de la ciudad- generara su fundador, don Tomás de Rocamora.
Para quienes tuvimos el honor de pertenecer a su vida diaria y cotidiana, no nos es indiferente cada vez que tenemos la oportunidad de ingresar a él y la magia de su encanto nos invade cuando comenzamos a transitar por sus galerías, mientras observamos el hermoso patio central.
La historia se vive entre sus paredes, se palpa, se siente y eso trasmite una responsabilidad adicional a cualquier tarea que allí se realice.
Muy de a poco salimos del encantamiento que conmueve.
¿Qué tan lejos estamos de aquellos lauros? ¿Es justo comparar épocas y contextos completamente diferentes? ¿Cuál es el estado de la educación hoy? ¿Sus problemas? ¿Sus déficits? ¿Cómo está la educación media? ¿Cuánto incide en nuestra actualidad y cuanto en nuestro futuro? ¿Cuál es su grado de responsabilidad?
Hoy la educación -sobre todo media- es una caja cerrada para muchos (padres y no padres) y si a eso le sumamos la etapa de adolescencia que transitan quienes la reciben y lo poco comunicativo que suelen ser, el enigma es mayor; por lo que muchos opinan de su propia experiencia estudiantil cuando el mundo (y ellos mismos) eran otros.
Nos están aguardando.
La rectoría del histórico edificio tiene el encanto de toda su arquitectura. Mas que magnificencia, trasmite respeto, prestigio.
En la oficina nos espera su titular, María del Carmen Petrone.
Para todos “Marita”. Madre de dos hijos (Agustín y Tomás) está a cargo del establecimiento desde 2015.
Una joven y hermosa mujer que, en forma amable, simpática y acogedora y con una voz suave y agradable, nos recibe y se dispone al diálogo.
Estas son sus respuestas a nuestro requerimiento.
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¿Por qué no nos cuenta algo de Ud.? ¿Dónde nació y realizó sus primeros estudios?
Nací en Concepción del Uruguay, y fui alumna de la Escuela Normal desde Jardín de infantes hasta 7mo grado de la escuela primaria.
Luego ingresé al Colegio del Uruguay de donde egresé como bachiller en 1980.
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¿Y su formación docente?
Al año siguiente comencé mis estudios en el Profesorado de Lengua, Literatura y Latín y una vez que terminé dicho profesorado continué estudiando, tiempo después en el Colegio del Uruguay, la Carrera de Museología.
Más adelante, y con la necesidad de contar con homologación Universitaria para mi título de base, estudié en la Universidad de Concepción del Uruguay la Carrera de Docente para nivel superior.
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Sus antecedentes familiares hablan de un pasado de docencia casi genética. Cuéntenos un poco de eso.
En realidad, no creo que tenga que ver con la genética, sino más bien con la experiencia y la historia de cada uno.
Mi abuelo paterno, D. Juan Luis Petrone, era maestro normal y uno de los primeros docentes que forjaron su quehacer en la escuela industrial (así la llamaban a la hoy Escuela Técnica Francisco Ramírez). Mi padre también fue maestro y luego estudió en la Universidad Nacional de La Plata de donde egresó como Profesor Universitario en Biología.
Mi viejo estuvo presente activamente en la génesis de la UNER, del profesorado en Biología de la Escuela Normal. También estuvo ligado a La Fraternidad como director del Internado y fue el primer docente titular ordinario de la UNER. Fue Secretario Académico del rectorado de UNER, en sus inicios y luego, más adelante en el tiempo, secretario académico de la Facultad de Ciencias de la Salud, donde también se desempeñó como Decano y vice decano. Se retiró del ámbito académico siendo un hombre grande y creo que su labor se ha dimensionado y ha tenido su reconocimiento en vida lo que nos llena de orgullo a mis hermanos y a mí.
También hay que decir que fue vicerrector y rector de la Escuela Normal en algunos periodos y vicerrector del colegio en donde trabajo, lo que constituye un compromiso mayor para mí.
También mi madre se desempeñó como maestra de música, en escuelas del ámbito rural primero (como era costumbre cuando era muy joven) y luego en nuestra ciudad, en la escuela Urquiza primero y luego en la Escuela N° 4.
Su labor docente se veía reflejada en nuestra vida cotidiana, a través de la presencia de sus alumnos en mi casa, que se constituía en lugar de ensayo y muchas veces de juego para nosotros. Eran tiempos en los que los maestros de música debían preparar casi todos los actos, así que el tiempo había que aprovecharlo muy bien para que los coros y los conjuntos musicales cantaran bien afinados. Así es que todavía hoy, muchos de sus ex alumnos nos saludan recordando esa época de tanto trabajo de la «señorita María del Carmen» (como le decían a mi madre).
El calendario escolar, la tiza, la pedagogía en sus diferentes niveles y modalidades resultan cuestiones presentes y actualizadas en mi familia.
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¿Cómo es la visión que tiene del rol que tiene el Colegio en la ciudad y su historia?
El colegio es un instituto de formación de jóvenes, que acceden a la educación pública de nivel medio con toda la complejidad resultante de la edad que transitan y la heterogeneidad de nuestra comunidad educativa.
Seguramente, el pasado del colegio orienta y compromete a directivos y docentes de la institución en el desempeño de su tarea, pero la actualidad es lo que hoy mueve su interés inmediato.
El colegio adquiere para cada uno de sus egresados, de todas las épocas, cuestiones vinculadas a su propia historia de vida y muchas veces desde ese lugar es observado. Esto debe ser tomado en cuenta, creo yo, pero también es muy importante destacar que no estamos formando a nuestros estudiantes siguiendo solo mandatos tradicionales. Entiendo que atender las necesidades educativas de hoy es nuestro eje de acción y todo lo demás se debe sumar a este objetivo incuestionable para nosotros.
Lo mismo sucede con todo lo que reviste de riqueza patrimonial en esta institución. Este pasado nos acompaña y nos distingue pero no debe constituirse en la única riqueza. Creo que la presencia de 1240 alumnos que transitan sus claustros hacen que observemos que las necesidades de hoy nos llevan los mayores esfuerzos.
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¿Cómo llegó al rectorado del Colegio Nacional?
Llego a la rectoría a raíz de la jubilación de mi antecesora, la prof. Claudia Musco y por haber sido la vice de mayor antigüedad en la institución. Estamos esperando la convocatoria a concurso del cargo.
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¿Cree Ud. que el hecho del género tiene alguna influencia en el desarrollo de su gestión?
No, para nada.
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¿Cuáles cree Ud. que son los problemas más importantes que enfrenta la educación hoy? ¿Cuáles pueden ser las soluciones?
Yo puedo hablar de dificultades en la gestión de la educación formal. Podríamos acotar un poco el tema porque debería escribir un tratado en medio de una entrevista, y creo que no es la idea.
Nuestras dificultades tienen que ver con la propia heterogeneidad en todos los niveles y es la vez nuestra riqueza.
Esa misma dificultad es la que motiva e inspira a seguir profundizando la creatividad para llegar a cada uno de nuestros estudiantes de la mejor manera. Soy muy optimista, creo que hay una pedagogía disponible para cada estudiante y para cada docente y que cada uno puede crecer a partir de lo que trae y de lo que se le brinda. Y creo que el conocimiento debe ser solidario y compartido, si no es así, me resulta estéril cualquier esfuerzo.
Además considero fundamental el aporte y la presencia de la familia en el ámbito educativo. El estudiante trae consigo su realidad y esa realidad se ve reflejada en el momento de aprender. Por lo tanto toda la información de su ambiente reporta beneficios en su proceso de aprendizaje, por ejemplo si uno de nuestros estudiantes trae consigo una situación familiar compleja y es debidamente conocida por los docentes y por el equipo asesor de la escuela seguramente lograremos, entre todos, mejores resultados más allá de las dificultades. Vale decir que espero que el Colegio constituya un ambiente amable para que ese estudiante desarrolle, a partir del estudio, su crecimiento.
En otro orden de cosas entiendo que es fundamental la presencia del Estado en la elaboración de las políticas educativas que propicien un desarrollo sostenido. Por lo tanto dar cumplimiento a la legislación vigente que implica el sostenimiento de la educación pública resulta fundamental. Nuestras escuelas, en general, son acompañadas en su tarea por las asociaciones cooperadoras. Su presencia es vital desde lo social y práctico para la gestión diaria de una escuela pero el Estado debe estar presente con recursos que faciliten el desarrollo de la actividad áulica, que sostengan con el equipamiento necesario lo que el Siglo XXI exige de un ámbito educativo. Equipamiento, tecnología, innovación no deben constituirse en términos vacíos, todo lo contrario, deben estar presentes en cada institución.
Si hablamos frecuentemente de redes, de formación permanente de nuestros docentes, de cooperación, todo esto requiere de la utilización de tecnologías apropiadas que deben estar presentes en las escuelas, al alcance de todos.
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¿Cómo observa la articulación entre los diferentes niveles educativos?
No hay uniformidad en este aspecto. Hay buenos proyectos en vigencia que intentan propiciar una buena articulación entre niveles. Pero hay mucho por hacer todavía.
Aparece en forma frecuente, en el discurso del docente universitario, que la escuela media no logra formar un estudiante que ingrese al nivel superior sin dificultades, pero yo entiendo que siempre se debe trabajar en la articulación entre niveles teniendo en cuenta aspectos que van más allá de lo disciplinar.
La enseñanza media coincide, en general, con la época de la pubertad y adolescencia plena. Nuestros estudiantes atraviesan cambios importantes a nivel personal, biológico, cognitivo que influye en lo conductual y emocional. Por lo esto el aprendizaje está impregnado de esta realidad. Considero que es importante que en la escuela media valoremos esta situación de nuestros estudiantes y trabajemos en pos de favorecer el proceso de pensamiento y reflexión. Aprender a pensar, aprender a reflexionar, y aprender a seguir aprendiendo son los desafíos que veo yo hoy en la educación media. El conocimiento está a la mano de cualquiera, basta apretar un botón para que el señor Google se ocupe de buscar todos los datos que necesite. El desafío sería plantearse que hago yo con ese conocimiento superficial y meramente informativo que puedo tener al alcance de la mano. Ese proceso interior, cognitivo y reflexivo es lo que debemos desarrollar y es lo que nos debe ocupar a los docentes en la escuela secundaria.
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¿Cuáles son los puntos fuertes que ve Ud. en las nuevas generaciones? ¿Y los débiles?
No veo puntos débiles si pongo en contexto que las nuevas generaciones tienen una manera de ver el mundo distinta a la mía. Sería una arrogante si pensara que mi formación, por ejemplo, fue o es mejor. Para nada. No pienso así. Hay diferencias, hay nuevos saberes, experiencias y deseos distintos. Me cuesta mucho ponerme en el lugar de evaluadora. De todas maneras en nuestras escuelas aparecen todos los emergentes de los problemas sociales actuales en general y que impactan, como he dicho antes, el proceso de aprendizaje
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La misma pregunta, pero referida al personal docente.
Me pasa lo mismo. Los docentes más jóvenes tienen todo para crecer como lo tuve yo en mis inicios. En el colegio hay muchos docentes muy jóvenes que conviven con nosotros (los que llevamos más años) y lo hacen muy bien. El deseo de enseñar y aprender es lo que nos sintoniza. Después cada uno trabaja desde dónde puede y se logran muy buenos resultados con los chicos.
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Participó de candidata a concejal en una lista partidaria en las últimas elecciones ¿qué es la política para Ud.?
Sigo participando desde diferentes espacios en la actividad política, pero claramente ésta se encuentra supeditada a los tiempos que me deja libre mi trabajo en el colegio. Soy consejera el Consejo Superior de la Universidad, que también es un espacio electivo y político, si se quiere. Y además colaboro con el Foro de Cultura de la ciudad que es lo que me vincula más a la gestión de políticas Culturales, área que me interesa particularmente.
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¿Se podría decir que la nuestra es una ciudad universitaria? Si responde que no ¿Por qué?
Creo que es una ciudad en la que la Universidad y la Educación Superior tienen un espacio relevante. Pero no es el único. Me parece que Concepción del Uruguay tiene un perfil un poco más diverso. Lo deportivo es muy fuerte, mueve muchas familias y recursos y las instituciones de interés sobre lo social también se destacan. Lo turístico, cultural y productivo adquieren importancia para mí. Me cuesta definir un perfil único para Uruguay.
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¿La ciudad/la zona ofrece oportunidades laborales a los profesionales que se forman en ella?
No sé en qué sentido. Si es en lo educativo creo que sí. Muchos docentes egresan y encuentran trabajo más rápidamente que en la época en que me recibí yo. En el resto de las propuestas académicas no sabría precisar.
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¿Desde un lugar como el Colegio Nacional, que visión tiene sobre la situación actual de nuestra Concepción del Uruguay?
Personalmente creo que Concepción del Uruguay es una bella ciudad con mucha gente valiosa que debería ponerse de acuerdo seriamente en avanzar hacia un crecimiento sostenido.
Tiene una geografía privilegiada, una historia que la distingue y gente capaz de hacerlo. Hay mucho por gestionar para el mejoramiento de la ciudad y mucho por cuidar también.
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¿y sobre el futuro?
El futuro ya se está construyendo. Se hace todos los días. Nosotros lo vemos en cada rostro de nuestros gurises. Trabajamos con la mirada esperanzada en ellos así que para un docente el futuro y el presente son tiempos que corren en yunta. Para mi… es así.
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Muchísimas gracias.
Así nos fuimos del Histórico Colegio del Uruguay, después de una cordial y cálida despedida. Cuesta dejar tan bello y cautivante lugar, pero el trajín de todos los días nos llama.