Interés GeneralCulturaEducación

El halcón y su tiempo

 

por José Florentino Beorda     –

Deslicé despacio por sobre la ladera. Frágil mi paso. Inexperto… Respetado por el cerro, sin caída. La comarca a mis pies y yo mismo éramos testigos de su deambular… silencioso y activo.

Al verme, desde lejos, comenzó a balancearse… Como en regocijo.

No esperaba que el tiempo lo trajera… Pero el tiempo y el halcón, conviven distancias y secretos.

-¡Apróntate!… sé que dijo. Y su manera, oscilante y circular, parasoleada… fue señal de su devenir.

Bajó hasta mi brazo provisto cual cetrero.

-No puedo disfrutar si no vuelas… Apenas si susurra sobre mi brazo izquierdo.

-Estás de buen humor… y alas yo no tengo. (Sonreí para mí de sólo pensar que no fuera cierto).

Colina abajo… Despacio.

-Es sólo por eso que voy y que regreso… Para hablar contigo. Si tuvieras tus alas… ¿compartirías el espacio como peregrino?

Dudé una buena parte del camino… 

-No sé si me haría de un tiempo. ¡Tantas cosas son las que persigo!

Habíamos llegado al centro de aquel espacio abierto con alguna que otra roca y a resguardo del viento.

-No te preocupes por el tiempo. Él no pasa por ti… Tú pasas por el Tiempo. (Me susurra al oído).

De rabillo miré a sus ojos… que a su vez, miraron sobre los míos. Y sé que se alegró… Al igual que mi interior impreciso. 

-Si. Pero… ¡Ah! Si pudiera detenerlo…

-Si así fuera… Yo no podría volar y tú no apreciarías mi vuelo. 

-Está bien. No puedo ser eterno. Pero… ¡¡son tan cortos los veranos!! Y la Primavera… Ya se ha ido.

Pedí me dejara descansar del brazo y entonces bamboleó algunos pasos por delante de mí, como deseando acompañar y no volar… Como al final lo hizo… Enigmático. Perseverante y distinto.

-¡Bendito el sol que relampaguea sobre su aleteo! Y luego, me quedé en silencio.

-No todo es para el hombre. No todo es para uno mismo.

La lluvia comenzó casi de improviso… Chapuzón apenas pasajero pero bastó para mojar sus alas y mi ropaje abierto. Libres hacia los árboles cercanos. Allí nos fuimos. Peregrino él… Transeúnte su testigo.

-Como ves, las circunstancias modulan el quehacer de tu tiempo. Y tú decides… si te dejas llevar por su acción…

-O proteges lo vital de tu espacio… en el tiempo.

-Porque tú eres, no sólo tu espacio sino el sujeto rector de tu acción.

-En el tiempo. Sí… en el tiempo. (Culminé su alocución predispuesto a enseñar lo que sé…aprendiendo.)

Sacudió con ímpetu y sin esfuerzo sus alas que ya salpicaban displicencias de sol azules y grises mientras goteaban de árboles perlando el ambiente.

Lloré después… A solas. En silencio…

Written by
La Ciudad

Periodista Especializado en Tecnología.

Related Articles

LocalesCulturaCulturaEducaciónInterés GeneralObra PúblicaPolíticaSociedad

El 10 de enero regresan las escenificaciones teatrales en el casco histórico

Las Escenificaciones Teatrales “Historias de la Villa Concepción”, en el casco histórico de...

Interés GeneralCulturaEducación

Cómo se construye un lector: Mariana Ruiz Johnson

Escritores, editores, mediadores de lectura y expertos en literatura responden sobre un...

CulturaEducaciónHistoriaInterés GeneralNacionalesPolíticaSociedad

El secuestro de Jorge Di Pascuale

El 29 de diciembre de 1976, en Buenos Aires, la dictadura de...