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«EL DISCIPULO DEL DIABLO, VIDA DE MONTEAGUDO»,

BERNARDO MONTEAGUDO AGO 2017Es el título de la biografía del prócer que escribiera Javier Garín y que acaba de lanzar su segunda edición.

EL PRIMER IDEOLOGO DE LA UNION SUDAMERICANA.
LA LUZ Y LA SOMBRA DE LA REVOLUCIÓN
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“Un hombre grande y terrible concibió la colosal tentativa de la alianza entre las Repúblicas recién nacidas, y era el único capaz de encaminarla a su arduo fin. Monteagudo fue ese hombre. Muerto él, la idea de la Confederación Americana que había brotado de su poderoso cerebro se desvirtuó por sí sola”. Benjamín Vicuña Mackenna.
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“Una Latinoamérica desperdigada, como somos, no se podrá defender. Nos van a quitar las cosas por teléfono. Entonces, ¿cuál es el problema?Unámonos, organicémonos y preparémonos para defendernos”. Juan D. Perón
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“Yo no renuncio la esperanza de servir a mi país, que es toda la extensión de América.”  Bernardo Monteagudo.
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“Durante siglos se ha gestado una tormenta, ¿y vos queréis condenar al rayo?” Victor Hugo.
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“Sé que mi intención será siempre un problema para unos, mi conducta un escándalo para otros, y mis esfuerzos una prueba de heroísmo en el concepto de algunos. Me importa todo muy poco, y no olvidaré lo que decía Sócrates: los que sirven a la patria deben contarse satisfechos si antes de elevarles estatuas no les levantan cadalsos”. Bernardo Monteagudo
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Esta es la historia de Bernardo Monteagudo, hombre a la vez “radiante y sombrío”: uno de los ideólogos más destacados del movimiento emancipador y un personaje tortuoso, de controvertida memoria.

Para ilustrar su aspecto oscuro, bastará citar algunos de los epítetos con que fue calificado, tanto en vida como después de su muerte: demagogo, oportunista, ambicioso, tirano, traidor, intrigante, monje negro, terrorista por temperamento y por sistema, espía, adulador, asesino, fusilador, carnicero, cobarde, diablo, réprobo, bicho, malo, histérico, pervertido, amanerado, sibarita, inmoral, corrupto, ladrón, verdugo, mulato, mestizo, zambo, fanático, inhumano, cruel. Se le atribuye haber tomado parte o intervenido en los siguientes episodios violentos: la ejecución de Sanz, Nieto y Córdova en el Alto Perú, la ejecución de Álzaga y demás amotinados en Buenos Aires, la ejecución de los hermanos Carrera en Mendoza, el cobarde asesinato de Manuel Rodríguez en Chile, el ajusticiamiento de los prisioneros realistas en San Luis, la persecución implacable de los españoles en el Alto Perú, el Río de la Plata, Chile y Perú, amén de innumerables actos de cruel represalia.

Para mostrar su faz luminosa, bastará citar algunos documentos históricos que surgieron de su pluma o fueron inspirados por su extraordinaria capacidad intelectual: el libelo protorrevolucionario “Diálogo entre el Inca Atahualpa y Fernando VII”, la proclama de Chuquisaca a La Paz de 1809, buena parte de los artículos más encendidos y libertarios de “La Gazeta de Buenos Aires”, una parte importante de la obra legislativa de la Asamblea del Año XIII incluyendo el proyecto de Constitución para los Estados Unidos de América del Sur, los fogosos artículos de “Mártir o Libre”, la Declaración de Independencia de Chile, numerosas proclamas y documentos políticos firmados por San Martín, numerosos decretos del Protectorado de San Martín en Perú, los tratados americanistas entre Perú y Colombia del año 1822, el “Ensayo de una federación general de estados hispanoamericanos y plan para su organización”, confeccionado para Bolívar, que sirviera como base a la convocatoria del Congreso de Panamá y como precedente ideológico a los promotores de la Unidad Latinoamericana de todos los tiempos. Monteagudo metió, pues, su mano en algunos de los más célebres documentos del movimiento emancipador, y su influencia se extendió, sin parangón, a toda América. No en vano se lo ha calificado como el intelectual más relevante de su época (Ricardo Rojas lo considera el mejor escritor político de Mayo) y se le reconoce haber sido el más activo, sólido y eficaz propagandista revolucionario.

No es tarea sencilla abordar la biografía de un individuo tan dual y complejo, después de haber trazado, en mi anterior libro, el retrato de un hombre íntegro, sin dobleces, ejemplar,  como fue Manuel Belgrano. Sin embargo, la figura de Monteagudo resulta a la vez fascinante y terrible, mezcla de atracción y repulsión, y los claroscuros de su personalidad avivan el interés psicológico, sin invalidar la importancia histórica de su contribución a la lucha emancipadora.
En los próximos capítulos nos asomaremos a la vida extraña y novelesca de este hombre; intentaremos penetrar sus móviles y sus pensamientos, su mezquindad y su grandeza;  lo acompañaremos en una incansable peregrinación por el territorio americano, de revolución en revolución, de guerra en guerra, de país en país; siempre en pie de lucha; siempre arriesgándolo todo en el frenesí revolucionario; amado y admirado aquí; odiado y expulsado allá; poderoso y perseguido; caído y vuelto a levantar; hasta llegar a su final destino, trágico y tal vez buscado, para algunos merecido, en las sombras de una calle de Lima, abatido por el traidor puntazo de una daga mercenaria. En este recorrido visitaremos ciudades exóticas y maravillosas de la América colonial y post colonial, atravesaremos desiertos y selvas y escarpadas cordilleras, asistiremos a grandes batallas y discurriremos entre las más notables personalidades de aquel tiempo. Entretanto, tendremos oportunidad de examinar, a través de los propios escritos de Monteagudo, la fermentación de algunas de las principales ideas que rigieron u orientaron los destinos de América, incluso por generaciones, conservando parte de su vigencia hasta el presente. Monteagudo, con su encanto y su turbulencia, su inteligencia luminosa y su violento fanatismo libertario, será nuestro cicerone implacable y mordaz.
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PARA ADQUIRIR EJEMPLARES CONTACTARSE CON EL AUTOR AL CORREO ELECTRÓNICO javiergarin@yahoo.com.ar O BIEN A EDICIONES DUNKEN AYACUCHO 353 CABA,

Esta nota fue publicada por la revista La Ciudad el 19/8/2017