El 23 de agosto de 1927 fueron asesinados judicialmente en los Estados Unidos los anarquistas italianos Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti, tras un juicio iniciado siete años antes.
Fueron acusados de haber asesinado a un pagador y sereno de una fábrica de zapatos de South Braintree, Massachusetts, el 15 de abril de 1920. El proceso judicial causó un escándalo internacional y generó protestas en Europa y Latinoamérica, debido a las escasas e insuficientes pruebas.
Pese a los pedidos de clemencia de todo el mundo, incluido el Papa, la condena se mantuvo inalterable y los acusados fueron ejecutados en la silla eléctrica el 23 de agosto de 1927.
Antes de morir, Nicola Sacco se volvió hacia los testigos y gritó: ¡Viva la anarquía!
En 1977 Estados Unidos reconoció oficialmente el error procesal, las instancias del juicio fueron revisadas y finalmente Sacco y Vanzetti fueron exonerados el 23 de agosto de 1977 por el entonces gobernador de Massachusetts, Michael Dukakis.
En un contexto social en que se temía la llegada del comunismo tras la crisis social el Estado creyó que debía dar una señal de escarmiento a las ideas anarquistas y socialistas.
Nicola Sacco era un zapatero, italiano, militante anarquista y padre de familia, injustamente acusado junto a Bartolomeo Vanzetti de un crimen que jamás cometieron y por el cual fueron ejecutados en la silla eléctrica.
Desde entones sus nombres quedaron unidos en la memoria colectiva como expresión de indignación frente a la injusticia. Aunque Sacco y Vanzetti hubieran cometido realmente aquel delito no hubieran terminado en la silla eléctrica por ello de no ser que por su condición de anarquistas, extranjeros y pobres.
En 1977 -cincuenta años después de la ejecución- el Estado de la Unión se excusó públicamente por las graves fallas cometidas durante el proceso a Sacco y Vanzetti, proclamó su total y absoluta inocencia y pidió históricas disculpas, salvando el buen nombre y honor de los mártires. No hacía ninguna falta: Sacco y Vanzetti habitan en la memoria de los pueblos como símbolo y bandera de todo movimiento de liberación y del anarquismo internacional. Los pueblos no creen en las historias oficiales.
“¡No hay justicia para los pobres en América!
…¡Oh, compañeros míos, continuad vuestra gran batalla! ¡Luchad por la gran causa de la libertad y de la justicia para todos! ¡Este horror debe terminar! Mi muerte ayudará a la gran causa de la humanidad. Muero como mueren todos los anarquistas, altivamente, protestando hasta lo último contra la injusticia…Por eso muero y estoy orguloso de ello! No palidezco ni me avergüenzo de nada; mi espíritu es todavía fuerte. Voy a la muerte con una canción en los labios y una esperanza en mi corazón, que no será destruída…”
Nicola Sacco.
(fuente: http://www.aimdigital.com.ar)
Esta nota fue publicada por la revista La Ciudad el 25/8/2017