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El 25 de octubre de 1837 fueron ejecutados los asesinos de Facundo Quiroga

En 1837 en Buenos Aires (Argentina), ejecutados públicamente el exgobernador de Córdoba, José Vicente Reinafé, su hermano Guillermo y el capitán Santos Pérez, acusados del asesinato del general Facundo Quiroga.

A fines de 1834, el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Manuel Vicente Maza, envió a Quiroga a pacificar las provincias del norte, donde había estallado una guerra civil. Sintiéndose atacados, los hermanos decidieron defenderse. Junto a su hermano Francisco, el gobernador viajó a Santa Fe a entrevistarse con López, y aunque lo que hablaron nunca se supo, es muy improbable que hayan recibido orden de matar a Quiroga.

A su regreso, y tras una conferencia de los hermanos Reinafé, Guillermo ordenó al capitán Santos Pérez matar a Quiroga, orden que se cumplió en Barranca Yaco en febrero de 1835.

La noticia corrió rápidamente, y el gobernador le echó la culpa al caudillo santiagueño Juan Felipe Ibarra, pero los sobrevivientes de la masacre denunciaron que el autor era Pérez. Reinafé debió renunciar a su aspiración a ser reelecto e hizo elegir en su lugar a Pedro Nolasco Rodríguez, quien ordenó realizar un juicio, que declaró rápidamente inocentes a los hermanos Reinafé.

Pero Rosas ordenó que comparecieran ante un tribunal nacional en Buenos Aires. Al no recibir respuesta alguna, cortó todas las comunicaciones y el comercio de Córdoba con el apoyo de Estanislao López, que buscaba despegarse de los acontecimientos de Barranca Yaco. Unas semanas más tarde, Rodríguez debió arrestarlos, y dos meses y medio después debió renunciar, forzado por la presión de Rosas y López.

Los Reinafé habían intentado vengarse de Quiroga y ayudar a López, pero lograron todo lo contrario: el santafesino perdió el control de Córdoba y de Entre Ríos, y con ello todo su prestigio fuera de su provincia.

Francisco Reinafé huyó al Uruguay. José Antonio intentó huir a Bolivia pero fue capturado. El ex gobernador y Guillermo, junto con Santos Pérez, fueron enviados presos a Buenos Aires, donde fueron sometidos a juicio por orden de Rosas.

El juicio duró dos años; fueron condenados a muerte y sus bienes confiscados. José Antonio murió en la cárcel, pero Pérez y los dos hermanos restantes sufrieron la sentencia el 25 de octubre de 1837. El último hermano, Francisco, murió en 1840, luchando contra el hermano y sucesor de Estanislao López, Juan Pablo López, en el mismo combate en que también murió el antecesor de don Estanislao, Mariano Vera.

Esta nota fue publicada por la revista La Ciudad el 29/10/2019

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