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Ecos de Ausencia de mí, de Melina Terribili –Documental sobre Alfredo Zitarrosa

por Ana María González   –  

Y fue como un nuevo retorno del artista a Concepción del Uruguay, como aquel de 1984 que tantos vecinos recuerdan. Fue recuperar ese respeto y cariño entrañable que Zitarrosa (1936-1989) supo despertar en nosotros, fue también conocer la intimidad del personaje por su propia voz y transitar su insondable tristeza, conocer su ternura y amor a las hijas, su inconformidad esencial y sobre todo su prolífica obra poética, y entender el dolor por el exilio que lo condicionó por siempre….

Contextos complejos hoy en nuestra Latinoamérica, los golpes de estado y los nuevos exilios. Melina Terribili, nos trajo el viernes 8 en el Auditorio Scelzi (actividad promovida por la Agrupación No fue Magia y la Secretaría de Cultura de C.del U) a un Zitarrosa en primera persona. Ella es joven y nos contó que en su casa se escuchaba siempre a ese cantautor que sus padres habían sido militantes políticos y el tema del exilio les pasó cerca. Ella, guionista de cine, decide entonces preparar un texto sobre Zitarrosa; podría haber elegido la biografía o el aspecto musical pero su recorte fue el exilio (1976-1984) que es una tragedia universal y marcó la vida de este artista.  ¿Quién no recuerda aquel julio del 83’? cuando luego de haber agotado tres noches continuas en el Obras Sanitarias, en pleno Núñez, antes de poder volver a Montevideo Zitarrosa dijo sus célebres palabras: “La ausencia ha sido larga. El exilio es duro. Mi canción tiene una sola razón de ser y son ustedes. Muchas gracias. Ojalá a partir de esta noche ustedes me autoricen a seguir cantando a nombre de mi tierra”. Y luego siguió el Adagio a mi país.

Se había exiliado a Argentina, Brasil y México, antes de volar a Buenos Aires tras el ascenso de Alfonsín, Zitarrosa escribiría sus versos del exilio:

He sido, de los más, un ingenuo
cantor salido al mundo con unas pocas fotos,
un libro, unas memorias escritas en cuadernos
que hablan de mí.
La historia la están haciendo otros…

Yo había estado viviendo, metafísico y lento,
sin entender gran cosa de lo que sucedía;
pensaba que rimando dolor con sufrimiento
conjuraba la secta soldado-policía.

Una vez más he visto que de protagonismo
se acaba mucha gente; que es pura burguesía
pensar que los caminos que van al socialismo
comienzan en un libro, un grupo, una teoría.

En el miedo y la ira, en la muerte y el hambre
la vida está sembrando nuestro triunfo cercano.
Volveremos los idos y los recién llegados,
uruguayos nacidos en otras primaveras,
que traen en los ojos sus pájaros pintados,
la certeza de la luz, puntual, que nos espera.

Para la directora confeccionar el documental fueron diez años de arduo trabajo junto a la familia de Alfredo, a Serena a Moriana y a su mujer Nancy. Junto a ellas abrieron todas las cajas, que eran muchas, donde el artista como si fueran cofres de tesoros guardaba su pasado sintetizado en fotos, audiovisuales, profusión de manuscritos con poesías, otras tipeadas, objetos varios ….  Allí emergía el mundo del artista, sus prioridades, sus recuerdos, todo y la magia de sus palabras vivas…siempre sus añoranzas, sus saudades, su tristeza insondable, el haber dejado todo lo que amaba, su casa, sus perros, sus árboles, su país amado el Uruguay.

La película se narra en primera persona con lo que Alfredo había filmado, escenas familiares, practicas con sus guitarristas, caminatas en distintos paisajes de lugares donde estuvo. A Melina le hubiera gustado incluir mucho más, es que había muchísimas cartas cada una en sí, una obra poética, las descartó con tristeza porque eran bellas, pero se alejaban del tema, le dio pena desecharlas. Todo era una caótica profusión de emociones que fluían de tanto material personal, íntimo en cada caja que se abría. Se muestra un padre tiernísimo con sus hijas en México o el Uruguay, sus juegos, escenas junto al mar, paseando hablando con ellas, mimándolas. Un hombre reflexionando sobre su destino de exiliado, sobre sus decisiones y sus conflictos. Es que las palabras que dijo cuándo retornó eran sinceras, profundas y él era artista de su pueblo y entonces se esperaba mucho de él y no quería defraudar a nadie, también era fuerte que el destierro supusiera olvido. Era muy autocrítico, se sentía inferior a aquellos músicos que se quedaron a pelearla, que no se beneficiaron con su retorno triunfal. Él se había ido pensando en ayudar desde afuera y siente que hizo poco, también lo impacto y decepcionó volver y encontrar tanta pobreza en su país y comprender que no podría vivir con su música como había soñado.

Las filmaciones sobre la recepción que le dio su patria en el retorno el 31 de marzo de 1984, lo muestran como héroe nacional luego del primer impacto de alegría le produjeron culpa, la responsabilidad que el pueblo le asignaba un compromiso de lucha que debía continuar y que él no sabía si podía asumir, un papel de héroe que se le exigía y del cual el solo se sentía un artista, un cantante. Alfredo había estado en Argentina, Brasil y México, las filmaciones son principalmente de México, algo de Argentina y la mayoría de Uruguay, donde siempre estuvo su alma, aunque no su cuerpo. Se intercalan con las filmaciones de Zitarrosa, los comentarios actuales de sus hijas y su mujer sorprendidas al igual que los espectadores de la prolífica obra escrita que dejó, de los múltiples objetos que atesoró, desde un tucán disecado hasta caracoles, casettes.

Para Melina fue un trabajo faraónico, tuvo que conseguir presupuesto y luego de mucho esfuerzo consiguió ayuda del INCA (instituto Nacional cinematográfico de Argentina) que de hecho fue la única institución que aportó ayuda económica, del Uruguay no lo hubo. Fue un proyecto caro, los continuos viajes y estadías, en un país contiguo, pero donde nunca nos favorece el cambio y donde vivir es más caro que en Argentina. También tuvo trabajo conjunto y colaboración del Teatro Solís, la Universidad de la República y la Escuela de Música, entidades uruguayas.

Escuchar a Zitarrosa en primera persona hablar sobre el exilio fue un gran acierto, fue una llamada al poeta, el que quedó vivo cuando las esperanzas fueron decayendo, cuando sus muchas frustraciones hicieron mella en su persona… Alfredo hablaba poéticamente todo el tiempo, no tenía otra forma de hablar era inevitable para él. Supimos sobre su feliz infancia recordando el río Santa Lucía, allá por San José de Mayo, el amor de sus padres adoptivos. El exilio le cortó inspiración lo vació por dentro de hecho solo pudo componer escasamente en ese tiempo, Sobre pájaros y alma fue lo único que compuso y luego grabó con Numa Moraes.

Desde el exilio

Alfredo Zitarrosa

(Versos con acompañamiento)

Aquí están nuevamente mis hijas a mi lado;
he colgado los cuadros, he juntado mis libros,
he conquistado el pan otra vez y he llorado
por cierto, tantas veces! mas también he vivido.

Todavía no han salido de mi tierra mis almas
ni han nacido los versos que escribiré algún día,
cuando el puño cerrado y el corazón en calma
rimen odio y amor con honor y alegría.

Poco tiempo ha pasado para que el asco cese
para que el desconcierto de los menos se vuelva
certeza y aparezcan los que hoy no comparecen
esgrimiendo su cara personal, una huelga

una víctima, un jueves, un hombre torturado,
un muerto inolvidable, una mujer violada,
un asunto pendiente, o esgrimiendo un pecado
hasta morir. Doy fe: mis versos no son nada.

Pero he vivido. He sido, de los más, un ingenuo
cantor salido al mundo con unas pocas fotos,
un libro, unas memorias escritas en cuadernos
que hablan de mí. La Historia la están haciendo otros.

Ni siquiera quería saber de nuestros muertos,
sus nombres, ni sus días en qué fecha acabaron.
Facturé dos valijas en el triste aeropuerto
como si en ellas fuera mi corazón cerrado.

Yo había estado viviendo, metafísico y lento,
sin entender gran cosa de lo que sucedía;
pensaba que rimando dolor con sufrimiento
conjuraba la secta soldado-policía.

Llegué a España en septiembre, pensando que Pacheco
de embajador, sirviente de nuestros enemigos,
seguía siendo el objeto de mi canción: no tengo
más que una voz y un fuerte corazón por testigo.

Y por cierto de nada sirvió. La inteligencia
española y mi fama de cantor peligroso,
en una España nueva convertida en Audiencia,
me hicieron prisionero, culpable por culposo.

Y es que no era Pacheco mi enemigo, ni era
yo portador de nada más que de mi conciencia
y en mi conciencia estaban y todavía me esperan,
la voz de nuestro Pueblo, su ardor y su inocencia.

La Justicia no es prenda que conquisten algunos
para multiplicarla como pan milagroso.
La Justicia es trabajo, es coraje y ayuno,
Amor y Luz que encienden los Pueblos victoriosos!

No hemos triunfado, es cierto. Yo triunfé mucho menos;
como cantor no he sido más que un hombre famoso,
discográfico, turbio en el error, un trueno
mal afinado, a veces un trueno estrepitoso.

Pero el Uruguay nuestro, el Uruguay de Artigas,
se alzará entre los sables que hoy son de oro macizo,
y esto será muy pronto, no porque yo lo diga
sino porque lo dice nuestro Pueblo insumiso.

Una vez más he visto que de protagonismo
se acaba mucha gente; que es pura burguesía
pensar que los caminos que van al socialismo
comienzan en un libro, un grupo, una teoría.

Cualquier paisano sabe que cuando es necesario
ganar un «bueno», el resto se puede dar sin nada,
pero han de conocerse las cartas del contrario
y tener en la mano la flor amartillada.

Los que estamos afuera, compañeros, sufrimos.
El partido se juega y nosotros sabemos
lo que hay que saber; nunca «nos fueron» ni «nos fuimos»
y jugaremos juntos «el bueno de los buenos».

Somos muchos en Francia, en Holanda, en España.
Yo les escribo ahora en tierra mexicana,
pero estos versos nacen allí donde la entraña
de nuestro Pueblo, engendra la Historia de mañana.

Hace poco que «Pedro» se murió en Nicaragua.
Ayer mismo llegaron los diarios clandestinos
del Uruguay. Hoy lunes, la ciudad de Managua
me recibe y me extiende la mano de Sandino.

Y es que desde el pasado viene un hilo de sangre,
sube desde el otoño al puño del verano.
En el miedo y la ira, en la muerte y el hambre
la vida está sembrando nuestro triunfo cercano.

Volveremos los idos y los recién llegados,
uruguayos nacidos en otras primaveras,
que traen en los ojos sus pájaros pintados,
la certeza de luz, puntual, que nos espera!

México – Managua febrero 1980.

(El texto presentado es transcripción fiel de como fue publicado en el inserto del disco Textos políticos, de 1980)

El documental se cerró con la última filmación de Alfredo donde festejaba los quince años de su hija y sus palabras sobre la soledad, así el cantautor cumplió su propia afirmación: oriental en la vida y en la muerte también.

Luego Melina conversó con el público, algunas de sus respuestas se intercalaron en el presente texto, nos contó la alegría de compartir su trabajo, la sorprendente atracción que ejerce Zitarrosa en los mayores de 40 años, tal vez sea la épica del retorno de la democracia, fue esa primavera de flores, de perfume de cambios, la vuelta de la luz, del Nunca Más, el emerger de la cigarra de María Elena Walsh, pero también de la advertencia de que un solo traidor puede con mil valientes. Es el mensaje de sus canciones, son sus ritmos favoritos, muy cercanos por nuestra geografía, es su voz particular y son las letras poéticas y profundas. Son también los sentimientos que transmite: la tristeza, la angustia, la soledad, sensaciones encontradas, la utopía y su persistente veleidad…la voz de un hombre tristemente sabio que comprendió que el militante fue corriendo al padre y al esposo y finalmente entiende que nunca alcanza solo con la palabra para ganar la lucha. Hoy el artista nos habla otra vez entre turbulencias que vienen del norte, y es necesario no cansarnos de escuchar la lucidez de su mensaje. Emoción del nutrido público que acompañó emocionado, aplausos para Melina.

Fotos: Pascual Pontelli

 

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